Capítulo 2

Capítulo 2:

Había mucha gente pero Scarlett iba dormida a su lado por lo que Hayden no se preocupada, el tren se movían muy lentamente saliendo del Andén y a través de aquella ventana cubierta de tierra lograba ver el nuevo mundo que se abría para ellos. 

Todo había iniciado unos días atrás, unos niños fueron atacados y temiendo lo peor dejó a Scarlett sola en casa mientras iba a investigar, las calles de Italia jamás se le habían hecho tan largas y agobiantes como en aquella ocasión, cada paso era más difícil de dar que el anterior y sentía como si toda la gente le mirara acusándolo, pero todo estaba en su cabeza. Al cabo de unos minutos que se le hicieron eternos logro encontrar de donde provenía el olor a sangre dulce, sobre el pavimento había cinco mantas tapando cinco pequeños cuerpos, por el aroma de la sangre derramada eran nativos del lugar, el tamaño de sus cuerpos dejaba en claro no ser más que unos niños de no más de doce años y la actitud despectiva de los guardias dejaba en claro que ya estaban con la soga al cuello y buscarían a cualquiera para culparlo. 

—¡Qué horror! —Escuchó una mujer murmurar mientras tapaba de manera escandalosa su boca— Son los extranjeros, han traído algo endemoniado —Acusó la mujer viendo a su alrededor para asegurar que alguien le escuchará— Estoy segura 

—Es el castigo por nuestros pecados —Murmuró un hombre uniéndose a la mujer hablando con seguridad mientras tomaba en su mano el crucifijo que llevaba en su cuello— Estamos cerca del fin de nuestros tiempos y la gente no acepta las señales 

—¿Será una bestia? —Preguntaba un anciano al otro lado del grupo hablando con un hombre un poco más joven— Se han visto criaturas desplazarse desde el Norte 

En sus primeros años Hayden hubiera hecho girar sus ojos antes de salir del lugar pero después de tantos años y de aceptar el miedo de los mortales a la muerto y los castigos eternos que creían que habían, dejó de hacerlo y tan solo aceptó que era la realidad de la mortalidad. Al menos estaba más tranquilo, el charco de sangre que se había secado en la acera dejaba en claro que Scarlet no les había atacado, la sangre era más oscura lo que significaba que no era de la carótida de dónde era mejor alimentarse. 

Al menos a su parecer.  

—¿Qué tipo de bestia podría hacer esto? —Hayden le preguntó a uno de los hombres que se había acercado a hablar con el anciano, los tres  le miraron un momento como inspeccionandolo

—Podría ser cualquiera —El anciano contestó mientras se acariciaba sus manos refregándose entre sí— Un lobo, un oso… alguna criatura grande pero inteligente claro está 

—¿Pero los niños no deberían estar en cama a esa hora? —Pregunto uniendo a la conversación la misma mujer que había iniciado los comentarios culpando a los extranjeros— ¿La bestia les buscaría en sus camas? 

—Pero eso querría decir que es una bestia más inteligente como dice aquí él caballero —Comentó el hombre que había estado hablando con el anciano— Además que los chicos de ahora no son como antaño, se escapan de sus casa para jugar o quién sabe qué 

—O bien será una bestia de los infiernos —Interrumpió el hombre que estaba con su crucifijo 

Antes aquellas palabras la mujer asustada se persignó al igual que otras que estaban escuchando la conversación, Hayden sintió un escalofrío recorrer su espalda, él se había topado con uno de esos seres y no eran nada agradables, pero el lugar no olía a azufre ni a vinagre por lo que él descartaba esa idea, aunque eso no daba respuesta a la pregunta: ¿Qué les había sucedido a esos niños? 

Luego de cruzar unas pocas palabras con la gente se retiró. El día iba avanzando y sentía como su piel se quemaba a pesar de estar cubierta por la chaqueta, por lo que caminando bajo las sombras de los edificios se fue lo más rápido que pudo a la casa, a pesar de estar seguro de que Scarlett no estaba involucrada eso no significaba que estaría a salvo de los problemas, lo mejor era irse y dejar todo atrás.

Al llegar a casa dejo un chaqueta antes de irse al comedor el cual hacía de oficina y sacando los libros de los estantes los empezó a guardarlos en cajas, luego mandaría a alguien a recogerlos, pero por lo pronto era mejor dejarlos ordenados. Estos eran los momento donde Hayden agradecia que su mentor le hubiera obligado a viajar tanto en sus primeras décadas, conocía muchas partes, sabía cómo moverse por el mundo, conocía parte de la historia de los lugares y como era la gente, cosa que siempre era bueno para sacarlo de problemas como ese. 

—Hayden —Había llamado luego de un par de semanas Scarlett, estaba en su biblioteca y era la primer vez que la chica tomaba la iniciativa de acercarse y hablar— ¿Alguna vez podré salir de aquí? 

—No eres mi prisionera si es lo que piensas —Contestó cerrando su libro no sin antes poner un papel como marcapáginas y mirar a la chica que en vano intentaba calentar su piel cerca del fuego— Eres libre de irte cuando lo desees pero te recomiendo que esperes un tiempo y te conozcas en tu nueva vida 

—¿Como he de conocerme? —Preguntó con un tono casi burlesco pero que dejaba frustración en su tono— Ya tengo veintidós años, supongo que ya me conozco lo suficiente

Aguantando su risa, Hayden tomó un profunda respiración viendo a la menor antes de contestarle, Adbel disfrutaría verlo manejar la situación. 

—Ese tiempo llevabas de Humana, como eres ahora solo llevas un par de semanas —Explicó y la chica le miró molesta— ¿Si tú crees que es prudente dejar ir a un bebé de semanas a salir solo? Pues sal, si no esperaras el tiempo que corresponde 

—¡Perfecto! —Grito la chica antes de alejarse con gran molestia mientras iba murmurando entre dientes y golpear la puerta con un golpe 

En esa época también habían bastante problemas de ataques sin sentido y esconderse era lo mejor para evitar problemas, pero Scarlett era joven y estaba molesta con la vida -con la anterior y con la actual- entendía su desesperación por huir por eso le daba la libertad de tomar sus propias decisiones, aunque jamás negaría que jugaba con su mente para poder mantenerla a salvo.