Ⅳ

Sara sentía como su cuerpo albergaba un calor leve que cubría cada centímetro de su ser, era maleable, a veces rodeaba su cuerpo y en otras salía de su piel en forma de vapor. Solo había oscuridad a su alrededor, un profundo e infinito vacío la rodeaba, la única luz en ese lugar era ella misma. Su cuerpo desnudo despedía una luz blanca que la rodeaba y la protegía de la impenetrable oscuridad, se daba cuenta en que la planta de sus pies no sentía el tacto de la superficie donde ella descansaba, al dar un paso sintió como el suelo ondulara una de sus piernas tocaba la superficie mientras la otra sentía como la onda llegaba a ella. De pronto la oscuridad empezaba a subir por sus piernas, la luz que la protegía se iba apagando y ahora el tacto la sensación volvía de golpe a su cuerpo.

El frío era insoportable, cortaba la piel mientras la entumecía hasta que la sensación se apagaba, Sara trato de retirar las piernas del piso, pero estas no se despegaban de la oscuridad que la consumía.

Uso sus manos para tratar de arrancarse aquel espeso moho que la absorbía, pero estas también se mancharon siendo consumidas, el dolor era insoportable uno que jamás había sentido y que posiblemente jamás olvidaría.

El grito desgarrador de su voz fue perdiendo fuerza hasta que la oscuridad la consumía por completo.

Cerro los ojos tan fuertes como pudo, quería despertar, salir de aquel lugar.

Poco después solo había silencio y oscuridad, pero aún ella sentía estar ahí atrapada, el dolor y el frío habían desaparecido al igual que el calor que la envolvía, no sentía nada, quedando en silencio.