El Contrato de las Almas Ⅱ

Sara se aferraba con todas sus fuerzas a sea lo que fuese aquello que la sostenía en su mano, cuando el piso bajo sus pies se abrió como una cicatriz, cerro los ojos con todas sus fuerzas esperando que el final que se acercaba fuera piadosa con su vida fugaz, mil y un recuerdos pasaron por su memoria toda la gente que conoció alguna vez, sus amigos y sus padres, una infancia normal, su madre cada mañana con una sonrisa en su rostro, recuerdos de niñez de travesuras y mil momentos y los recuerdos de su padre cuando vivían juntos cuando los días se llenaban de televisión, juegos y libros, hasta el recuerdo fugaz donde su padre dibujaba sobre sus palmas con la yema de sus dedos marcas que tomaban forma de runas algunas las mismas que había visto en las paredes de la casa, pero ¿Por qué en ella?, ¿Por qué no recordaba esto?

‒¡No te sueltes Sara!‒ oyó lejanamente apagado por el crujir de rocas, madera y un vidrio destruido en un millar de pedazos ‒¡Sara! ¡Despierta!‒

Poco a poco el ruido a su alrededor a pesar de ser un caos añadido de gritos desesperados de la gente que imploraba por ayuda mezclados con varios nombres.

‒¡Sara despierta, no podre resistir por mucho tiempo!‒

‘Esa voz’ pensó Sara mientras su cuerpo empezaba a reaccionar, le dolía el brazo derecho por el cual su cuerpo colgaba, se balanceaba mientras lo que parecía ser un calor que emanaba de su frente se deslizaba por su mejilla ‘Esa voz es de…’

‒¡Sara!‒ grito Géminis sosteniendo el cuerpo de Sara apenas por su mano.

Géminis se aferraba a una viga que sobresalía del piso ‒¡Sara! Despierta de una maldita vez‒ volvió a gritar.

Sara abrió lentamente los ojos volviendo a la realidad de destrucción, los temblores se detuvieron poco a poco bajando su fuerza e intensidad, el edificio de piedra ahora pendía de algunas columnas que crujían al peso del resto del edificio de alguna forma las runas grabadas en el piso de su padre formaban un soporte temporal que cedería en cualquier instante.

‒Tratare de balancearte al piso inferior– grito Géminis ‒intenta aferrarte de lo que puedas‒

Bajo ellos se arremolinaban fragmentos de la destrucción formando un tragaluz en medio del edificio la base era un caos, un revoltijo de todo lo que un edificio debía ser, puertas partidas por la mitad, paredes desmoronándose con cada crujir, agua mezclándose con todo a su paso y lo más espeluznante sangre que escurría de entre las grietas.

Sara sintió náuseas y un terror que nacía de su corazón aquella escena la tomo de improviso, apretó con fuerza la mano de Géminis no la soltaría por nada a pesar de las órdenes que él gritase.

‒¡Tienes que saltar! ¡Estas a solo unos metros tenemos que mecernos para lograr la fuerza necesaria para tu salto!‒ gritó un montón de órdenes sin efecto alguno en la conciencia de Sara que notaba de entre las grietas de los escombros un brazo cercenado, tan pronto como aquella imagen se procesaba en su cabeza se le vino a su mente la imagen de Raquel que había caído exactamente en ese agujero, el terror de perder a su amiga la congelo causando un estado catatónico.

Géminis sentía la presión en su mano aunque no podía verla sentía el terror de Sara creciendo en su propio pecho lo que provocó que su respiración se agitase si no se controlaba lo consumiría a él también y sería el fin para ambos, el edificio empezó a crujir con fuerza las cicatrices en las paredes empezaba a serpentear volviéndose cada vez más extensas tenían a penas minutos o segundos para salir de ahí, miro a su alrededor alguna salida sin hallarla con éxito, los pisos inferiores caían por su propio peso por lo que dejar a Sara en uno de ellos ahora sería peligroso añadido a eso su fuerza propia fuerza se debilitaba, de alguna manera el cuerpo le pesaba la ligereza de ser un ángel se reducía a cada segundo.

Una pizca de dolor nació en su rostro en un intento igual de fallido de extender sus alas, soltó un gemido al recordar que había perdido una de ellas en la pelea contra Andrés apenas podía sentir su ala izquierda intacta, pero desplegarla no sería suficiente además de que el dolor en su espalda era insoportable como si algo le abrieran la piel desde adentro.

El tiempo se agotó, desde lo alto una mezcla de escombros, piedras y restos de muebles cayeron sobre ellos, algunos a gran velocidad rozándoles el cuerpo y otros golpeándolos con fuerza tal que sería fatal un golpe en la cabeza. Géminis vio en uno de los apartamentos superiores varias runas que adornaban las paredes, el techo y al parecer el piso por igual, el poder de las mismas disminuía el soporte que ellas proporcionaban acabaría cuando ellas se apagaran.

No quedaba nada más que arriesgarlo todo, era momento de actuar no podía morir aquí y ahora, mucho menos estando tan cerca de cumplir su venganza.

Lo que pasó después sucedió en cámara lenta tan despacio que un parpadeo podía durar toda una vida si se lo propusiera, Sara sintió como el cuerpo descendía atraído por la gravedad cayendo sobre el montón de escombros pisos debajo de ella, al levantar la mirada llevada por la inercia del descenso vio a la silueta de Géminis sobre ella, no reconocía algunas facciones como su rostro o su ropa, todo era encandilado por la luz sobre él, uno de sus brazos descendía en dirección mientras el otro tiraba de ella.

Ambos estuvieron frente a frente fue entonces que pudo verlo más de cerca que nunca el rostro con un semblante severo con la mirada hacia abajo calculando el tiempo que les quedaba para estrellarse contra el suelo, a su vez de su espalda se desplegaba una de sus alas, trato de abrirlas por completo cosa que no resulto del todo, las plumas primarias chocaban con los pisos destruidos y las paredes rotas a su paso, el efecto de ellas provoco que giraran hacia un lado.



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En el texto hay: misterio, ficcion, sobrenarutal

Editado: 05.12.2021

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