El Contrato de las Almas Ⅱ

Sara escuchaba unos latidos rítmicos que palpitaban a la misma intensidad y frecuencia que los suyos como un mismo corazón, sentía el cuerpo pesado una sensación muy distinta a la que había sentido hace poco, era como una energía que emergía de lo más profundo de su ser como una bomba explotando desde dentro de su cuerpo que la llenaba de la fuerza suficiente para lanzarse con Géminis lejos del derrumbe, todo se volvió oscuridad mientras el ala de Géminis los envolvía después un crujir metálico acompañado de oscuridad y silencio.

Sentía en la coronilla el respirar de Géminis, su respiración era profunda como si durmiera.

‒Géminis‒ dijo asustada volviendo a la realidad recordó el hilillo que brotaba de su boca en la primera caída ahora tenía que soportar un segundo golpe, apretó las manos mientras recordaba el brazo desmembrado entre los escombros deseando con todo su corazón que Raquel estuviera viva, que con ayuda de Sebastian de alguna manera hayan escapado de ser aplastados, su corazón se encogió de la tristeza mientras las lágrimas se derramaban por sus mejillas cayendo sobre el pecho de Géminis, poco después él tocia con fuerza mientras aflojaba los brazos y poco a poco retiraba el ala que los envolvía.

‒¡Sara!‒ escucho apenas audible mientras el ala se extendía lentamente ‒Sara, ¿Me escuchas? ¿Estás bien? Sara...‒ pregunto rápidamente Raquel.

Raquel notó como aquel capullo hecho de plumas se abría lentamente mientras se acercaban a ellos, deseaba que en su interior estuviese Sara viva tal y como dijo Sebastian, grito su nombre mientras corría hacia ellos, dejando a Sebastian atrás, cuyo aspecto no era nada alentador seguía respirando con dificultad sabia como se sentía, ya que ella había pasado por lo mismo cuando uso el poder de las runas en ella, ‘Es un ángel, aun sin alas sigue siendo un ángel ¿No?’ se preguntó mientras se alejaba.

‒¡Sara!‒ grito Raquel al mirar el cuerpo de su amiga sobre el de Géminis envuelta entre sus brazos.

 ‒Ay amigo mío, tú no pierdes ninguna oportunidad ¿Verdad?‒ dijo Sebastian alcanzándolos.

Raquel levantó lentamente a su amiga del auto donde se habían empotrado tenía una abolladura enorme como si algo descomunal lo hubiera chocado en su imparable lanzamiento, todo esto gracias a la fuerza de Géminis supuso ella.

Sara sintió el alivio en su ser, Raquel estaba viva, estaba junta ella ambas sanas y salvas. Se abrazaron tan fuerte que ninguna compitió en demostrar cuál era la que quería más a su amiga, las lágrimas de Raquel se trasmitieron hacia Sara, ambas lloraron de alivio.

Géminis tocio con fuerza mientras se incorporaba lentamente, a la vez que replegaba su ala tras de sí desapareciendo en su espalda, se quejó en la última parte soltando un pequeño gemido.

‒Ha sido toda una aventura, pillín‒ dijo Sebastian extendiéndole la mano. Géminis no dijo una sola palabra estaba cansado y apenas creía que saldría vivo ‒me alegra mucho que sigas conmigo‒ sonrió Sebastian ‒pero tenemos que irnos algo aquí está mal y estamos en el centro de todo‒

Sebastian no sabía cómo lograría separar a Raquel y Sara de su abrazo.

‒Por favor‒ dijo entre sollozos Raquel –no me vuelvas a dejar‒

‒Lo siento‒ acompaño Sara ‒siento haberte metido en todo esto jamás quise que te pasara algo malo y perdón por haberte soltado– respondió llorosa.

‒No me importa, todo esto es muy caótico quiero acompañarte y ayudarte en todo lo que pueda eres como una hermana para mí y quiero cuidarte como una…‒ sus palabras continuaban mientras levantaba una de sus manos tras la espalda de Sara se sentía extraño como si una sustancia caliente resbalara por su palma, al levantarla vio que estaba manchada de sangre, el susto la congelo unos segundos ‒Se… Sebastian‒ dijo con el rostro reflejando miedo.

En ese instante Géminis y Sebastian volvieron la mirada hacia ellas, viendo la mano de Raquel de la que escurría sangre.

Sebastian se acercó asustado acompañado de Géminis que en cuyos ojos reflejaban desconcierto.

‒¿Qu… qué está pasando?‒ dijo Sara alejándose mirando el rostro aterrado de Raquel para después mirar la mano cubierta de sangre, su sangre ‒¿Cuándo?‒ susurró asustada, era mucha sangre la que tenía en la mano.

‒Sara date la vuelta muéstrame tu espalda‒ dijo Sebastian sin entender de donde provenía tanta sangre.

‒Debió ser durante la caída‒ titubeo Sara, todo había sido demasiado rápido como para recordar el momento exacto de su herida.

‒Tu espalda‒ ordeno Géminis tajante.

Sara levantó el faldón de su camisa, hubo un silencio aterrador tanto el rostro de Sebastian como el de Raquel reflejaban miedo, mientras el rostro de Géminis se reflejaba el semblante de rabia y enojo.

‒Pero…‒ Raquel trataba de hablar ‒¿Por qué? ¿Cómo es posible?‒ miro a Sebastian y luego a Géminis.

Sara tenía una herida en su espalda que comenzaba en el omoplato izquierdo descendiendo hacia los dorsales cerca de la columna la herida se extendía por toda su espalda, de alguna manera el corte parecía haberse producido desde dentro hacia fuera algo que se corroboró, ya que la banda de su sostén estaba intacta, si algo exterior lo hubiera cortado esté también estaría cortado al igual que la camisa, pero la herida y su forma evidenciaban algo diferente.



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En el texto hay: misterio, ficcion, sobrenarutal

Editado: 05.12.2021

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