‒Fue una batalla épica, Ina se movía muy ágil y Ani le seguía el paso, tenías que haberlos visto era como si ambos danzaran al son de su propia melodía‒ dijo Sebastian emocionado mientras colocaba los platos sobre la mesa.
Dentro de la nave industrial el espacio era amplio y definido, todas rodeando una amplia sala circular junto a una puerta de piedra negra, las velas iluminaban lo que podían dando una luz cálida al ambiente lo suficiente para notar los detalles en sus muebles y sus paredes, pero débil para mostrar más allá de los pasillos.
‒¿En verdad se llaman así?‒ pregunto Orión meciendo el estofado en una olla.
‒Bueno, tienen otros nombres, pero esa información es solo mía, aunque Ina me amenazo de que si se lo contaba a alguien su verdadero nombre me mataría y bueno, estar muerto no es nada bonito, por lo que los nombre Ina y Ani, les queda ¿Verdad?‒ Sebastian sonaba emocionado, tenía muchas cosas por contar y apenas iba por la mitad de lo que podía recordar.
‒La persona que te mato ¿La has encontrado?‒ pregunto Orión apagando el fogón de cada hornilla.
‒No, no la he encontrado aun, pero te juro que si lo encuentro le devolveré con gusto el favor‒ señalo a la cicatriz en su pecho justo al frente de su corazón.
‒Eso quiere decir que la inmortalidad de…‒ Orión vio a Sebastian estático en medio del pasillo como si aquellas palabras lo hubiesen congelado en un recuerdo.
‒En parte si, ahora soy un ángel, bueno creo que medio ángel por no tener mis alas‒ respondió Sebastian con una sonrisa forzada.
Raquel escuchaba murmullos ahogados a lo lejos, mientras Sara descansaba boca abajo para que la herida en su espalda sanara por si sola, ella tomó un baño que le abrigo el cuerpo y calmo su ser, al regresar a la habitación escucharon varios toqueteos provenientes de la puerta.
‒Orión me dio varias prendas de su hija es posible que les quede, las dejaré aquí unto a la puerta‒ dijo Sebastian colocando con cuidado varias mudas de ropa cerca de la entrada ‒Géminis ya ha despertado, nos reuniremos para comer algo y planear que hacer‒ Sebastian se alejó poco después.
La ropa que había traído, le quedaba casi al ras de sus cuerpos, aunque las prendas de Zoé seguían intactas y funcionales, el frío seguía impregnadas en ellas por lo que hasta que este se desvaneciera usarían la ropa que les trajo Sebastian, un par de camisones, pantalones de tela, todos pertenecientes a una chica, aunque el estilo la contemporaneidad era de otra época.
Sara descansaba boca abajo sobre una cama afelpada, el cobertor era tan suave al tacto como una nube por lo que descansar en ella no era el problema, sino el despegarse de su abrazo, Raquel se acercó y retiro con cuidado los vendajes de la espalda de Sara y efectivamente la herida había sanado dejando ahora una pequeña cicatriz serpenteante que descendía del omoplato izquierdo hasta su dorsal cerca de la columna.
‒Sabes el mundo ha cambiado muchísimo, hay cosas muy nuevas desde que te fuiste, el mundo cambio radicalmente, la tecnología por ejemplo ahora hay celulares, aviones, autos…‒ dijo Sebastian probando un bocado de su estofado.
‒No sabía el nombre de muchos de esos artefactos, estando atrapado vi varias de esas cosas, los seres humanos son capaces de muchas cosas extrañas‒ acompaño Orión sirviendo.
Sara caminaba junto a Raquel por el pasillo que se iluminaba por velas colgadas en sus paredes, la piedra negra cubría casi toda su totalidad, las paredes eran frías al tacto Sara sintió algo oculta en ellas sin siquiera tocarlas, no sabía cómo describirlo era como sentir la electricidad en su superficie.
‒¿Qué piensas hacer con el asunto de tu hija?‒ pregunto Sebastian antes de salir de la cocina.
‒La chica que me salvo se llama Blue, tuve que engañarla para que ocupara mi lugar en el pilar central, no tuve otra opción, el sello se estaba debilitando y mi hija escaparía en cualquier momento‒ Orión a pesar de que su voz era profunda e imponente, ahora tenía una tristeza que le superaba.
‒Pero la única forma de salvarla seria rompiendo el sello, tu hija escaparía y podría acabar con…‒
‒Lo sé, no puedo permitir que ella lo haga, antes que cualquier cosa es mi hija por eso…‒
‒Espera no me digas que…‒ Sebastian coloco los platos sobre el mesón, mientras sus labios formaron una sonrisa de emoción ‒¿Acaso Descubriste como separarlas? ¿Verdad?‒
‒Puede que exista una manera‒ Orión soltó un suspiro desahogándose.
‒¡Eso es asombroso!‒ Sebastian tomo el resto de los platos y se los llevó a la mesa emocionado por la noticia ‒Si quieres puedo ayud…‒ se detuvo de golpe al notar que Sara y Raquel se acercaban por el pasillo ‒Ayudarte‒ susurro extrañado ‒¿Cómo se encuentran?‒ pregunto dirigiéndose a ambas.
‒¿Qué es este lugar?‒ pregunto Sara mientras las yemas de sus dedos rozaban la piedra negra en la esquina de la pared.
‒Este lugar es uno de los más seguros del mundo, pero también uno de los más peligrosos‒ Sebastian no le quitaba la mirada de encima a los movimientos del dedo índice de Sara que garabateaba en el aire mientras lo escuchaba.
‒Es peligroso para aquellos que entran como si fuese esta su casa‒ acompaño Orión apareciendo por la puerta que daba a la cocina.
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Editado: 05.12.2021