El Contrato de las Almas Ⅱ

Géminis corría hasta más no poder, tenía el cuerpo lleno de moretones y golpes, la pelea con una de las bandas enemigas había sido todo un reto, todos contra todos sin descanso hasta que una de los dos bandos que gobernaban la ciudad quedara victoriosa.

Se había pactado un enfrentamiento esa tarde entre los bandos de la ciudad todo por el dominio de una de las vías de acceso principales hacia la misma, la riña empezó cuando los campaneros señalaron que no existía policía alguno cerca de ellos, los policías les pisaban los talones desde ya hace mucho tiempo y este hubiera sido el momento perfecto para atraparlos a todos de una vez por todas, pero no esta noche, está no sería una de esas.

La pelea aparentaba ser limpia, ambos jefes de cada banda habían jurado que no existiría arma alguna durante la pelea, pero en el trasfondo ambos sabían que eso sería imposible uno de los dos sería capaz de apuñalar al otro apenas este le diera la espalda.

La diferencia entre ambas bandas era insignificante durante las semanas previas al enfrentamiento fueron reclutando a todo joven que quisiera una buena porción de estatus y dinero para sobrevivir en una ciudad que caía lentamente en las manos de mafias que querían dominar en las entregas ilegales, Géminis pertenecía a una de las muchas bandas que existían en la ciudad, había hecho de todo un poco con tal de sobrevivir un día más.

Esta era una de las mil batallas que había tenido que pasar cada cierto tiempo, siempre existía una nueva persona que se proclamaba como líder de la ciudad, u otros que querían robar y vender droga en sus calles, algo que no permitiría.

Géminis noqueo a varios a su paso, tenía que ser rápido, certero y preciso el más mínimo engaño significaría su muerte, aprovecharían la distracción para acabarlo con un solo tajo en el estómago, la garganta o la espalda, aunque su estilo de pelea se centraba en dejar inconsciente a su oponente, nada le impedía matar si fuese necesario.

Algunos luchaban con el rostro destapado y otros usaban camisas o cualquier otra prenda que pudiese cubrir su rostro, lo hacían porque si salían con vida sea como ganador o perdedor sus familias correrían peligro, debido al rencor que existía y las venganzas con sus oponentes, Géminis tenía descubierto el rostro no tenía nada que perder ni a nadie, aquellos “amigos” con los que formaba su banda apenas eran compañeros de oficio y nada más, él solo quería salir victorioso y seguir con su vida, si vivía disfrutaría un día más de respirar, si moría sería la calma que esperaba siempre, pero que negaba dejarla llegar con facilidad.

Se escuchó un grito profundo cerca de él, algunos desviaron la mirada, otros se apartaron dejando un espacio considerable entre su oponente, el chico que había gritado se retorcía en el piso, escupiendo sangre mientras presionaba con fuerza su estómago del que nacía una mancha de sangre.

‒Malditos‒ musito Géminis, sabía que esto pasaría, ninguna pelea entre bandas era limpia, pero esperaba que esta vez por lo menos no necesitara mancharse las manos. ‒¡Ahora!‒ gritó Géminis hacia sus compañeros a su espalda, era la señal para que todos sacaran las armas que escondían en ataduras cerca de sus piernas, muslos, espalda, lugares lo suficientemente cercanos para tomarlos si fuese necesario, la banda a la que pertenecía Géminis había prometido no usar las armas que todo seria a puño limpio, un juramento que todos aceptaron y quien se negara o incumpliera sería expulsado para siempre sin antes sufrir la ira del jefe de todos ellos, pero aquel juramento tampoco impedía defenderse si fuese necesario y era justo aquello último lo que querían evitar.

Varias armas fueron desenfundadas entre ambos bandos, sobre sus manos sostenían con firmeza cuchillos, dagas pequeñas, objetos cortopunzantes listos para atacar, lo mismo hizo el bando contrario y la pelea se convirtió en una guerra de vida o muerte.

Géminis esquivo varios ataques dirigidos hacia su estómago y cara, él sostenía una navaja que deseaba usar lo menos posible, la muerte era algo que no le deseaba a nadie algo que quería evitar a toda costa, pero si tenía que elegir entre su vida y la vida de un inocente, elegiría su vida primero.

Se movía con agilidad esquivando los golpes y zarpazos, no pudo detenerlos todos así que se apartó a un lugar donde pudiera enfrentarse sin necesidad de quedar rodeado y así perdiendo la ventaja, sus golpes eran directos sin titubeo alguno, con alguno que otro golpe sucio para dejar inconsciente a su atacante y así poder arrojar sus armas lejos de ellos.

Sobre el suelo se desplomaron varios cuerpos con cortes y perforaciones por todas las partes del cuerpo, algunos inertes y otros implorando por ayuda, aquella pelea se estaba volviendo una carnicería, a este punto no importaba si uno de los dos bandos era victorioso, Géminis quería sobrevivir un día más.

La pelea duró unos minutos hasta que varias luces entre azules y rojas iluminaban a lo lejano.

‒Policías‒ gritó uno de los campaneros que estaba en el tejado de una casa abandonada, sus movimientos eran precisos y coordinados un paso en falso y podría caer en alguna de las trampas de aquel tejado desgastado, al poco rato desapareció en su huida.

Las sirenas de los autos de policía sonaron con intensidad no era solo unos cuantos, sino varios, era momento de escapar, algo que fue difícil para Géminis, lo seguían atacando como si aquella pelea fuese personal, sus oponentes estaban en el suelo inconscientes cosa que podría pasar por un muerto, lo que encendía el rencor hacia sus compañeros que atacaron a modo de venganza, era inútil explicar que estaban inconscientes nadie lo escucharía.



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En el texto hay: misterio, ficcion, sobrenarutal

Editado: 05.12.2021

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