El Contrato de las Almas

Capítulo Dos

Varias enfermeras cruzaban por el pasillo pasando junto a la habitación de Sara prestaban disimuladamente atención al sermón qué su madre le daba, una de las enfermeras se acercó a las demás, con un ademán señalo lo que se podría interpretar como ‘¿Qué pasa? ¿Por qué de aquel escándalo?’.

–La enfermera que la estaba cuidando no la encontró en la habitación cuando regreso– susurro una de las enfermeras –se asustó y de inmediato pidió ayuda al personal de seguridad pata encontrarla, las cámaras encontraron a la chica cruzando los pasillos de un lado a otro sin rumbo fijo–.   

–Parecía drogada– añadió una de ellas.

Los cuchicheos siguieron variando cada vez más en la trama y la situación, mientras pasaba de boca en boca.

–¡Como pudiste hacerte esto!– reclamó la madre de Sara sujetándole el brazo izquierdo, se había arrancado las intravenosas, lo que le había provocado varias heridas ya cicatrizadas.

Sara miró su brazo, se sumergió en sus pensamientos recordando lo que había hecho y en efecto ella se los había arrancado, sin sentir dolor alguno, sin pensar en las consecuencias.

–¿Sara? ¿Me estás prestando atención?– reclamo la madre al darse cuenta de que su hija se había envuelto en sus pensamientos mirando las heridas de su brazo.

Sara levantó la mirada observando la ira en el rostro de su madre mezclado con preocupación, confusión e impotencia.

–¿Qué hacías ahí arriba?– suspiro su madre –¿En qué estabas pensando?–.

Sara no respondió sabía que ya era muy loco haber sentido aquel impulso acompañado con ver que alguien había saltado de la azotea y que el hospital seguía como si nada, al preguntar a las enfermeras sobre alguna persona que se haya lanzado del hospital solo recibía miradas de indiferencia como si sus preguntas fuesen alucinaciones disparatadas. Agachó la cabeza, estaba triste por lo que le había causado a su madre, no podía explicar algo que ni ella podía creer.

–Lo siento mamá– dijo apenada.

–Sarita sabes que eres mi mundo, mi todo y si algo te llegara a pasar no sé qué haría, lo del accidente y ahora esto. Me preocupo por ti y saber qué haces estas cosas en verdad no te entiendo, sé que no he podido estar siempre a tu lado y te pido perdón por ello– dijo su madre con lágrimas en los ojos. –Tengo que ir a casa a buscar unas cosas, no tardaré nada, solo quiero que me prometas qué no harás más locuras–

–Lo prometo– dijo Sara abrazándola con algo de dificultad.

La recostó en la cama y le dio un beso en la frente, Sara se sentía mal por las preocupaciones qué había provocado cada vez entendía menos esta locura, cerró los ojos tratando de descansar un poco, su cuerpo seguía herido y con lo que hizo anoche había dado un poco más de carga a su recuperación que al parecer volvía “a ser normal” según el cuchicheo de varias enfermeras.



#616 en Fantasía
#287 en Thriller
#129 en Misterio

En el texto hay: misterio, sobrenarutal, criaturas oscuras

Editado: 19.11.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.