El Contrato de las Almas

III

–¡¿Podrías quitarme tu trasero de la cara o por lo menos pasar de una vez?!– exclamó Sofía esperando a que Mary cruzará por el agujero en la malla, algo que se le hacía muy difícil, se había atorado con algunas púas que le sujetaban la ropa.

Eran cerca de las 10 de la noche se habían escabullido a través de una de las cercas que rodeaban el Instituto, todas se habían retrasado por algún motivo minúsculo, y el plan de investigar los fenómenos paranormales, así como la desaparición del conserje se hubieran cancelado si no fuera por la insistencia de Raquel que las había esperado por horas en compañía de Sara.

Sara y Raquel habían pasado primero, miraban el acto gracioso de Mary forcejeando por cruzar mientras Sofía y Génesis esperaban al otro lado de la malla.

–Sssssshhhhhh, hagan silencio– Raquel trato de jalarla de la camisa, la oscuridad hacía imposible saber en qué parte de su ropa estaba enganchado, así que la única alternativa era tirar de ella con la esperanza de que se suelte. 

–Ni modo amiga, en una emergencia tú serías la damisela en peligro, aquella que se sacrifica por el equipo– bromeó Génesis.

–No estoy segura de esto– dijo Sara mirando a los alrededores jalando la manga de Raquel. 

–Dime, ¿Sientes algún peligro?– giro Raquel soltando a Mary.

Raquel confiaba en la intuición de Sara, jamás fallaba, ella le decía que era un don y que debía aprovecharlo, hasta ahora nunca se había equivocado en el millar de veces donde se habían salvado de castigos y regaños gracias a su intuición.

–No, pero…– dijo algo dudosa –pero esto ilegal y ¿Si nos ven los guardias? –

–No lo harán– afirmo Raquel con seguridad.

–¿Cómo puedes estar tan segura?–

–Por qué acabo de llamar al guardia que vigila esta área, fingí un pequeño accidente con su esposa y salió de inmediato al hospital, así que le tomará un buen rato descubrir la verdad y regresar–

Sara se percató qué esto ya había sido planeado con anterioridad para que todo marchará de alguna manera, Raquel era astuta para este tipo de cosas, asombrándola cada vez más con su ingenio y decisión.

–¡Por fin!– dijo Mary levantándose mientras sacudía la tierra de su ropa, en especial la de sus rodillas. 

Al poco rato todas las chicas cruzaron la malla, los pocos reflectores colgados en lo alto de los edificios alumbraban ciertas zonas del Instituto, no eran muy amplias las zonas que iluminaban, pero si lo suficiente como para poder guiarse. Al llegar al edificio central, Raquel saco unas pequeñas herramientas de una riñonera qué llevaba amarrada a la pierna de donde también había sacado las pinzas para cortar la malla, se acercó a la cerradura y un par de segundos después esta se abrió.

–Vamos– dijo susurrando contenta por su acto. 

Sara se impresionó, las tácticas de Raquel habían mejorado desde la última vez, se podría decir que ahora era mucho mejor que antes. Varias memorias y recuerdos cruzaron su cabeza, hasta que se detuvo en seco al cruzar la entrada.

–¿Pasa algo?– dijo Raquel notando que Sara se había detenido abruptamente, mientras su rostro reflejaba algo que no supo reconocer, posiblemente miedo.

Sara no sabía cómo explicarlo, algo no estaba bien, varias emociones recorrieron su cabeza y su corazón: irá, odio, lujuria y muchas más se volvían un remolino en su cuerpo.

–Algo no anda bien– las manos de Sara temblaban levemente –debemos irnos de aquí– dijo mientras su mirada parecía perdida tratando de entender lo que sentía.

–¿Irnos?– reclamo Génesis –Para nada, hace un rato, dijiste que no pasaba nada, yo te escuche y ahora nos dices que debemos irnos–

Raquel miró a Sara y después a Génesis, la decisión de abandonarlo ahora recaía en sus hombros, las intuiciones de Sara jamás fallaban en especial con las personas, pero también era verdad que habían llegado ya muy lejos como para dejarlo.

–Contrólate, tal vez…– dudó Raquel –tal vez sean los nervios por lo que estamos a punto de hacer– trato Raquel de calmar a Sara –además solo será un rato, el guardia ya debe estar por venir y debemos apurarnos– sonrió con seguridad.

Sofía y Mary miraban la conversación, sus ánimos de quedarse o irse dependían de la decisión que tomaran.

–Lo intentaré– respondió insegura Sara, suspirando un poco en un intento de expulsar aquellas emociones repentinas.

Recorrieron varias partes del edificio desde las oficinas, la administración, hasta las aulas, al llegar a la rectoría y enfermería se aseguraron de que no hubiera nadie adentro escabulléndose con cuidado habían encontrado varias oficinas con las luces encendidas, pero sin nadie dentro de ellas a lo que supusieron era un olvido por parte de los adultos hoy fue un día de fiesta así que todos se fueron a casa temprano y sin un conserje sería natural que no se preocuparan por ello, Raquel y las demás chicas revisaron varios papeles dentro de carpetas que había sacado de los archivadores como si supiera en donde y que buscar, Sara no entendía por qué lo hacían si se supone que solo vendrían a desenmascarar unos rumores. Raquel tomó varias fotos a unos cuantos papeles dentro de carpetas que había encontrado en la enfermería y la administración, mientras a Sara se le había pedido vigilar por las ventanas que daban al patio exterior en caso de que algún guardia se acercara.



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En el texto hay: misterio, sobrenarutal, criaturas oscuras

Editado: 19.11.2022

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