El sonido de varias sirenas irrumpió en el Instituto, los primeros en llegar fueron los bomberos y las ambulancias, poco después las patrullas policiales, varios bomberos acordonaron el lugar mientras los demás preparaban todo para entrar al edificio y descubrir el origen de la explosión, se podía ver varios hilos de humo saliendo por una de las ventanas y por la puerta de salida, pero nada indicaba que el fuego o el causante del humo estuvieran activos.
Tres bomberos entraron para comprobar el estado del lugar, los demás se quedaron fuera esperando la señal para entrar con todo el equipo y mitigar la causa de la alarma.
Poco después uno de los bomberos salió, se acercó al grupo que esperaba listo para la acción. Con un ademán canceló al equipo, se acercó a ellos y les explico la situación.
–Uno de los tanques de oxígeno ha sido el causante de la explosión– se dirigió al resto del equipo –solo hay daños estructurales a causa de la explosión y la onda de choque, debemos sacar los demás tanques, no nos expondremos a que otro explote, preparen toda la seguridad posible no podemos arriesgarnos a que otro tanque defectuoso explote…–
Sara lo escuchó no muy lejos, estaba al borde de la ambulancia sentado mientras atendían sus heridas, repaso los hechos en su memoria y concluyó que la explosión la causó aquel chico con la lanza, había aparecido justo después de que el agujero en la pared apareciera.
–Siga la luz con la mirada– dijo un paramédico qué la revisaba –por suerte no tiene nada grave, solo algunos golpes– concluyó mientras le retiraba el baumanómetro de su brazo.
–¿Mi amiga, cómo está?– preguntó Sara, apenas habían llegado los paramédicos las atendieron de inmediato cada una en una ambulancia diferente.
–Ella estará bien, se la acaban de llevar al hospital junto con otra chica–
–¿Otra chica?– Sara solo pudo pensar en Génesis, ella era la única que faltaba, había visto venir en su ayuda a Mary y Sofía con las guardias, pero no a Génesis.
–La encontraron en el segundo piso inconsciente junto a la alarma contra incendios, al parecer ella la accionó antes de desmayarse posiblemente por el miedo causado por la explosión– examinó varias hojas apoyadas en un portapapeles –no tiene ninguna herida de gravedad o lesión alguna, de igual manera se la llevarán para descartar cualquier golpe interno– el paramédico guardo las hojas acomodándolas en un cajón seguro –Tuvieron mucha suerte, esos tanques son muy peligrosos y cuando explotan nada bueno suele suceder– trato de confortarla.
–Señorita Sara– dijo el detective el mismo que la había interrogado en la tarde sobre las sospechas por la desaparición de su jefe –qué casualidad encontrarla por aquí, necesito hacerle unas preguntas y usted parece un poco más calmada que sus amigas– señalo con un ademán al paramédico para que los dejaran solos.
Sara se sentía incómoda, no por el detective que le pisaba los talones cada que podía, sino por el hecho de que ahora varias cosas extrañas estaban pasando a su alrededor, cosas que no podía explicar y aunque lo hiciera ese hombre jamás lo creería.
–No pude entenderlas, hablaban sobre unos lobos de ojos azules con violeta, sombras y otras cosas extrañas– parafraseo aquello que había entendido.
–¿Qué desea saber?– Sara fue directa, estaba cansada y adolorida a estas alturas, debería de estar sufriendo por el golpe causado por la explosión, pero por una extraña razón su cuerpo había resistido muy bien, posiblemente a causa de la adrenalina del momento.
–Quiero saber ¿Qué hacen aquí y que paso ahí dentro?– su tono de voz fue firme mientras apuntaba al edificio.
Un silencio emergió, no podía explicar otra vez algo que se salía de la realidad que, aunque les contará a sus amigas, tampoco le creerían a pesar de que ellas también lo vivieron.
–Fuimos… a nadar– dudo.
–¿Na-dar? –
–Sí, nadar– recordó la piscina con las máquinas funcionando –sabíamos que no nos encontraríamos al conserje y quisimos aprovechar para nadar un poco, entramos por un alambrado roto y después creo que vieron algo que…–
–¿Por qué supusieron lo del conserje?– la intriga del detective se hacía evidente –¿Acaso sabe algo? –
–Todos en el Instituto lo saben– tratando de sonar segura y despreocupada –la explosión nos sorprendió y nos asustamos. El miedo nos hizo salir corriendo de ahí, no sabíamos qué pasaba. En un punto nos separamos, yo me fui con Raquel y unos escombros nos cayeron encima, es lo que puedo recordar–
–Es algo extraño– dijo el detective sin creer la historia, anotando mediante varios trazos un par de palabras en su libreta qué parecía que no se despegaba de ella en ningún momento –tendrá qué acompañarme a la jefatura de policía y rendir unas declaraciones, ya que esto se podría considerar como allanamiento ahí me explicara mejor de porque vinieron a "nadar", la espero mañana en la mañana– su mirada tenía un tinte qué confirmo las dudas de que Sara ocultaba algo.
–¡Sarita!– dijo la voz de una mujer preocupada. Su madre apareció a lo lejos esquivando con gran agilidad varios coches y a un par de policías que intentaban detenerla, pero ella logró zafarse de ellos sin esfuerzo alguno.
–Por Ze…– escuchó Sara o eso creyó –¿Qué te pasó?, ¿estás bien?– su voz estaba entre la preocupación y el llanto, no alejo su mirada de cada extremidad de su cuerpo revisando que no tuviera lesión alguna.