El Contrato de las Almas

Capitulo VI

Raquel corría sin rumbo fijo todo era oscuridad no había luna ni estrellas ni un solo astro sobre su cabeza, la nada llenaba el cielo, árboles inmensos de copas qué desaparecen en lo alto con los que chocaba a cada paso y un resplandor a lo lejos era lo único que se podía ver.

Corría escuchando a sus espaldas el crujir de las ramas partidas por el peso de la bestia qué le perseguía una bestia con forma de lobo y de ojos hipnóticos azul violeta.

El viento helaba su respiración formando nubes de vapor en cada aliento, su cuerpo empezaba a entumirse dejando de sentir los dedos de las manos hace mucho, sus piernas estaban llenas de cortes a causa de las ramas bajas qué la rozaban, su vestido desgarrado apenas cubría su cuerpo.

Un gruñido sonó en su espalda estaba cerca, por más que corriera no podía escapar de aquel lugar, el miedo y el cansancio mermaban sus fuerzas.

Tropezó con una raíz, lo que provocó que cayera de cara a la tierra, trato de levantarse, pero su cuerpo no respondía a sus órdenes, se giró para ver a un par de metros al lobo sediento de sangre.

La miraba con sus ojos penetrantes, se relamió el hocico antes de lanzarse a correr, cuando estuvo a unos escasos metros de ella salto, mostrando sus garras por delante, Raquel grito con todas sus fuerzas sentía a la bestia encima de ella aprisionando sus hombros en medio de su hocico, cerró los ojos deseando que su muerte fuera rápida y que con ello acabara todo.

–¡Tranquilízate y despierta! – se escuchó como un eco, cuando abrió los ojos vio a Sebastian encima de ella que le sujetaba de los hombros. El miedo se volvió creciente imaginando que él la mataría, empezó a lanzar patadas mientras forcejeaba su cuerpo para soltarse.

–Despiértate Raquel, es solo un sueño – Sebastian la sostenía para que no se hiciera daño.

Raquel miro a su alrededor, estaba boca arriba sobre la cama, no tomo mucho para reconocer la habitación de Sara.

–¿Estas bien? – dijo Sebastian preocupado. 

En ese instante tuvo varias memorias, sabía la verdad de él, era un asesino y ahora estaba aquí con ella.

–¡Sara! – grito sin cesar –¡Sara! –  grito soltándose de las manos de Sebastian para tomar la lámpara sobre la mesa de noche de un tirón para soltarlo del tomacorriente de la pared.

Sara y Andrés entraron en la habitación.

–¡Qué le estás haciendo infeliz! – dijo Andrés levantando a Sebastian y empujándolo hacia atrás con una actitud agresiva. 

Sara abrazo a Raquel tratando de calmarla 

–Él es un asesino, sus símbolos, los he visto son idénticos– todo fue rápido el miedo aún no salía de su sistema. 

–No, no es un asesino esto es más complicado de lo que parece – trato de explicar Sara para calmarla.

–Lo es, esto es muy extraño desde que lo viste pasan cosas extrañas, esas sombras que me siguieron y los asesinatos, ¿qué no lo ves? – rompió en llanto 

Andrés frunció el ceño endureciendo su expresión mostrando el desagrado qué tenía hacia Sebastian, y ahora con lo que Raquel decía avivaba la llama del oído.

–No soy un asesino soy un... –

–Cállate, tú no tienes nada que decir – Andrés empujo a Sebastian presionándolo contra la pared, lo tenía colgado del cuello, Sebastian forcejeo.

–¡Detente!– Sara corrió a sujetar el brazo de Andrés antes de que este lo asfixiara.

Sebastian cayó al suelo, tosía con fuerza la presión seguía viva en su cuello.

–Déjame – tosió con fuerza tratando de que sus pulmones se llenasen de aire –déjame explicarle Sara, como lo hice contigo –

Sara se agachó hasta estar en frente de él 

–¿Piensas contarle todo? Pero me dijiste que nadie debía saberlo –

–Solo así podremos calmarla, no te preocupes no le contaré todo, es verdad que nadie debería saber sobre este mundo, pero como te dije, algo aquí anda mal y más vale estar preparados y conocer al enemigo –

Sara se negaba a arriesgar a Raquel otra vez, pero no sintió en Sebastian algún engaño.

–¿Por qué no se lo has dicho a Andrés también? –

–Él no me creería, aunque lo viera con sus propios ojos – Sebastian lo miro levantando la mirada, había algo extraño –pero le contaré después – sujeto su cuello que aún le dolía.

–Raquel mírame– Sebastian extendió las manos mostrándole qué no tenía nada en ellas –debes escucharme por favor –

–Jamás, ¡tú los mataste! – Raquel lanzó la lámpara 

–Será imposible – Sebastian suspiro  –quédate con ella –

Sara se sentó a lado de Raquel, ella la abrazo llorando en su hombro.

–¡Qué le hiciste! – exigió Andrés 

–Debemos irnos, solo faltan unas horas para que salga el sol – dijo Sebastian ignorando 

–Por favor no confíes en él– se pudo escuchar entre los llantos de Raquel.

Andrés espero a que Sebastian se levantara y saliera primero de la habitación, poco después salió él , cerrando la puerta con cuidado.



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En el texto hay: misterio, sobrenarutal, criaturas oscuras

Editado: 19.11.2022

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