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–Todo está listo– dijo Avaricia acercándose a Daniel que revisaba unos papeles en su escritorio –la chica esta abajo–

–Perfecto, por fin sabré su secreto y mi plan dará frutos, no ha sido ningún error unirme a ustedes, quien diría que servirían de algo– tomo el saco que colgaba del respaldar del asiento

–Es un honor estar a tus ordenes– respondió Avaricia con una reverencia de respeto

–Muy bien, dile a tu experimento o lo que sea esa cosa tuya, que puede retirarse, que siga con sus planes sin que nadie me interrumpa– guardo todos los documentos en un cajón

–Lo hare de inmediato ¿Qué quiere que haga con las otras dos personas? –

–No las necesito, solo quiero a la chica. Puedes hacer lo que quieras con ellas, convertirlas en tus marionetas, dáselas de comer a ese gordinflón– Daniel salió de su despacho, emocionado, entusiasmado ya podía saborear su nuevo descubrimiento. Se alejo por el pasillo, mientras Avaricia lo miraba sin moverse de su lugar.

–¿Qué haremos con esos dos ángeles? – se escuchó una vos diferente proveniente de algún lugar.

–Los mataremos, las marcas de sangre ya están casi listas solo nos falta una para completar el ritual– respondió Avaricia

–¿Has encontrado a otro cazador?–

–Si, es la chica que trajo el experimento, su amiga nos ayudó a encontrar al cazador que nos faltaban y con ella podremos cerrar el sello–

–Vigílalo, que no la mate, que haga lo que quiera, pero que no la mate–

–No te preocupes no le permitiré hacer eso, la necesitamos, pero antes dime ¿Qué haremos con Sebastian?–

–Mátalo a él y a la chica, entrégale el arma al experimento–

–¿Quieres entregarle a esa abominación un arma que podría matarlo? –

–No. quiero que mate a Sebastian, así evitaremos que descubra nuestro plan y también que llame a los demás, nadie debe meterse y más ahora que estamos cerca de cumplir nuestros sueños–

–Quien diría que tendríamos en nuestras manos a Sebastian, me encargare de que lo mate y a la chica; tú no te preocupes Envidia– Avaricia se alejó por el pasillo.