El Contrato de las Almas

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Raquel escucho un silbido agudo que rozaba a centímetros su oído hasta sentir la caída que había sido fuerte, pero estaba bien estaba a salvo, aunque no sabía que era lo que había sucedido. Había cerrado los ojos fuertemente esperando el final, cuando sintió su cuerpo chocando contra el piso, miro a su alrededor el humo era espeso apenas podía notar sombras o forma alguna.

El hombretón que hace poco la iba a engullir ya no estaba busco respuesta alguna hasta que sintió que su pierna era aprisionada, fijo su mirada tratando de reconocer que era lo que le sujetaba, cuando vio la mano de aquel hombretón llamado Gula, su brazo cortado seguía sujetando su pierna.

Se asustó y empezó a patear tratando de soltarse.

La mano la soltó cayendo a un lado, se podían ver pequeños movimientos de los dedos, era como si siguiera viva, pero eso acabo poco después, cuando está se evaporó en el aire en la forma de un humo negro qué consumía todo el miembro desmembrado hasta no quedar nada más que solo aire y polvo.

–Sara– se dijo a sí misma, reaccionando.

No podía levantarse su cuerpo había sufrido mucho con la caída y la adrenalina qué había sentido hace unos instantes a causa del miedo, algunos de sus músculos se habían atrofiado mientras otros se negaban a reaccionar. Se arrastró por el piso tanteando todo a su alrededor, tratando de sujetar la camilla donde Sara estaba atada.

–Nadie me la quitará, su secreto es mío– dijo Daniel furioso acercándose a un lado de Raquel.

Varios escombros habían caído encima de él, reforzando el golpe en su cabeza causado por Raquel.

–¡Entendiste! – dijo sujetando a Raquel por el brazo –¡Nadie! – 

Raquel empezó a golpearlo con todas sus fuerzas, tomo varias piedras del suelo lanzándolas hacia él, pero nada podía calmar su furia. Siguió buscando algo en el piso lo suficientemente fuerte como para golpearlo y así soltarse, cuando rozó con sus dedos la jeringuilla la misma que iba a utilizar en Sara.

Apunto la aguja hacia él y con un movimiento la clavo en su brazo, apretando la válvula, inyectando toda la sustancia en su cuerpo. Daniel se desvanecía lentamente sus fuerzas cesaban el calmante hizo su propósito, haciéndolo caer inconsciente.

–¡Sara! – grito Raquel, mientras el polvo y el humo se dispersaban, se acercó a la camilla esta había caído hacia un lado. Sintió como una mano tocaba su hombro a sus espaldas lo que provocó que gritara del miedo mientras se revolvía para quitársela de encima.

–Tranquila– dijo la voz neutra de Géminis sujetándola –todo estará bien –

Géminis se acercó a la camilla, levantándola. Reviso a Sara no reaccionaba, sintió el pulso en su cuello, estaba inconsciente.

–Debemos salir de aquí– dijo mientras desataba los amarres en las extremidades de Sara

Géminis levanto a Sara cargándola en su hombro mientras trataba de levantar a Raquel qué seguía débil en el piso.

–Pronto– ordenó mientras jalaba de Raquel para que se pusiera de pie.

–Sus... – trato de hablar Raquel –sus padres están aquí–  señaló con su mano a la dirección de donde estaban las jaulas.

–No hay tiempo, eso no lo detendrá por mucho tiempo– tiro Géminis de Raquel

–sus.... Sus padres – insisto Raquel 

Géminis sujeto con fuerza a Sara mientras levantaba a Raquel del brazo, atravesaron el espeso humo, hasta llegar a donde Sebastian yacía sentado apoyado en la pared, Raquel noto leves heridas que se cerraban lentamente.

–Vámonos – dijo dirigiéndose a Sebastian. 

–Ya te dijo Raquel. Sin sus padres no podemos irnos– sonrió Sebastian exhausto

–No me importa, Gula estará de pie en cualquier momento y será nuestro fin. –

–Ve por sus padres, ellos están bien. Nos podrán ayudar a salir de aquí y como te dije, sin ellos no podemos irnos– apunto Sebastian a la dirección de la prisión donde estaban.

Géminis miro a Sebastian tenía una furia en su mirada, tomo unos segundos cuando se resignó. Apoyo a Raquel sentándola a un lado de Sebastian.

–No te preocupes, no nos moveremos de aquí– Raquel apoyo su cabeza en el hombro de Sebastian caía cansada –creo que se murió – miro a Géminis asustado en su tono dramático. 

Géminis coloco en el piso a Sara cerca de las piernas de Sebastian.

–Más te vale que no te equivoques – dijo antes de correr dentro de la habitación.

Llego hasta donde estaban las jaulas, algunas de ellas tenían sus puertas desencajadas, pero en ninguna estaban los padres de Sara el persistente polvo y la profunda oscuridad hacía imposible notar algo en su interior, arrancó las puertas ingresando en las jaulas buscándolos, pero no había nadie.

De pronto sintió la presencia de algo a sus espaldas, giro hacia un lado justo en el momento exacto en el que una espada delgada cortaba el aire y que si no fuera por sus reflejos hubiera sido un golpe mortal.

–Si le haces algo a mi hija te mataré– dijo la madre lanzando varios ataques, el brillo de algo metálico moviéndose a gran velocidad era lo único que se podía notar, la luz apenas rozaba los cuerpos el filo de una espada cruzaba a centímetros de su cuello. Géminis la esquivo con facilidad, cuando sintió la presencia de un nuevo ataque a su lado, no podía esquivarla sin evitar que la primera espada lo cortara.



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En el texto hay: misterio, sobrenarutal, criaturas oscuras

Editado: 19.11.2022

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