Conociendo Al Rey

Lentamente abro los ojos, me levanto y hago la rutina diaria, me dirijo a la cocina y recojo las frutas que recolecte ayer para ponerlas en la canasta, llevo manzanas, fresas, bananas y unas uvas, guardo todo junto con un jugo de naranja y un poco de pan, llevo también la ropa para cambiarme.

Me dirijo al río a tomar un baño como siempre esta solo el lugar, me quito la ropa y me dirijo al río, una vez dentro escuchó un pequeño ruido, no le tomó importancia por aquí cerca hay animales así que cuando termino de lavarme, me coloco mi vestido favorito, es blanco con un lazo que se anuda a la cintura, me llega a la altura de las rodillas.

Mi estómago ya me pide comida, así que me siento a la orilla del río debajo de una manta al lado de la canasta, cuando voy a coger la manzana escuchó un mismo ruido solo que esta vez más cerca, no debe ser nada después de todo no es la primera vez que estoy aquí o al menos eso es lo que quiero pensar, cojo la manzana y la muerdo, esta dulce voy a coger más de ese mismo árbol cuando vaya a casa, esta vez escuché un quejido muy leve y me levanté de golpe eso claramente no es un sonido de un animal, escuché como alguien pedía ayuda así que no lo pensé mucho y caminé decida pero también pendiente de todo al rededor no sea que un animal me vaya a atacar, los animales peligrosos están unos kilómetros más lejos y no suelen venir a esta área pero si alguien esta pidiendo ayuda a lo mejor algún animal lo atacó y no quiero sufrir lo mismo y en vez de ayudar terminé siendo la próxima víctima.

Sigo la voz del hombre con cuidado, veo que a un hombre en el suelo con un charco de sangre así que corro hacia él, entonces me doy cuenta que tiene una herida bastante larga en la pierna como si un animal le intentara morder toda la pierna pero aunque no lo logro si le dejo un serio daño, donde esta botando mucha sangre, me acerco un poco más para ver mejor la herida cuando el hombre por fin nota mi presencia, parece ser que estaba tan sumido en el dolor que no se dio cuenta que alguien estaba ahí

- ¿Quién eres?- su voz un poco ronca y masculina, me hace levantar la mirada y verlo a la cara solo entonces me doy cuenta de su apariencia física, un hombre no más de 23, con cabello negro un poco corto todo desordenado, los ojos tan azules como él océano, me deja un poco hipnotizada.

-Te estoy preguntando, ¿No me piensas responder?- me dice, solo entonces salgo de la leve hipnosis de sus bellos ojos y sigo mi recorrido, nariz perfilada, labios rosado claro, un poco gruesos y muy apetitosos viendo bien, es muy guapo la verdad.

-¿Eres sorda o muda?, si no me vas a ayudar entonces no estorbes o mínimo pide ayuda- solo entonces me acuerdo que esta herido y que bota mucha sangre, mínimo debe pensar que soy estúpida.

No le contesto nada lo mejor que puedo hacer ahora es ayudarlo, así que me vuelvo a fijar en la herida, me suelto el lazo de mi vestido y le hago un nudo más arriba de la herida, un torniquete y lo ayudo a levantarse pienso llevarlo a mi casa pero en estás condiciones el no puede hacer muchos movimientos y yo no tengo la fuerza para cargarlo así que paso su brazo por mis hombros, él comprende enseguida lo que quiero hacer y forma palanca con su pierna sana y se levanta al igual que yo y lo llevo donde esta la manta cerca de la orilla del río, se sienta muy lentamente y soltando leves quejidos, no digo nada, le lavo la herida con un poco de agua del río, me levanto y me doy media vuelta y voy camino a casa a buscar algo con que desinfectar la herida.

-¿Me dejarás aquí?- dice muy molesto, volteo la cabeza y lo miro sobre el hombro, me molesta que piense que no lo voy a ayudar pero me trago mi enojo y sigo con mi camino, una vez llego a mi casa, recojo todo lo que necesito, un líquido que me dieron en el pueblo según me dijeron ayuda a desinfectar las heridas no entendí mucho solo que lo pusiera sobre la herida para que no empeorada, también me dieron unas hojas medicinales supuestamente, un cuchillo y me lleve también un pedazo de tela largo y salí rápidamente de la casa.

Cuando me reúno con el molesto y guapo joven lo encuentro comiéndose mis uvas y una que otra fresa, esta grave pero para hartarse mi comida está bien puesto, no digo nada igual debe recuperar fuerzas y traje bastante comida para todo el día, me acerco y me siento para seguir revisando mi trabajo con su pierna

-Volviste- dice con alivio, supongo que le alivia saber que no lo voy a dejar desangrarse o muriendo del dolor, sigo sin decirle nada y cojo el cuchillo y corto la tela del pantalón para que no estorbe a la hora de limpiar su herida, le dejo caer un poco del líquido por toda la herida de la pierna, él gruñe claramente adolorido, luego le colocó las hojas por encima de la herida y continúo mi tarea envolviendo la tela por toda la pierna, tres vueltas y lo anudó, él vuelve a gruñir y se que le dolió lo que hice.

-Listo ya quedo- le digo y él me queda viendo fijamente hasta que después sale una sonrisa leve, tengo que admitir que se ve muy atractivo sonriendo pero no lo digo.

-Pensé que no podías hablar- es lo único que me dice, esperaba un gracias.

-Tu herida ya está tratada, no la muevas mucho y descansa mucho- me limitó a responder omitiendo su comentario

-Gracias por ayudarme-

-De nada, sigue comiendo ya que empezaste a comerte mi comida- traté de bajarle un poco el hierro al asunto.

-¿Te ibas a comer todo eso tu sola?-

-Era para todo el día así que sí- le respondo alzando los hombros sin darle mucha importancia, no es como que hubiera demasiada comida dos manzanas, 6 fresas, 3 bananas y un gajo de uvas, el jugo de naranja y el trozo de pan, eso me alcanza para estar satisfecha las tres comidas del día y de merienda las uvas.

-No me has dicho tu nombre- me recuerda él

-Ni tu me has dicho el tuyo- no pienso darle mi nombre mucho menos si él no me dice el suyo antes