Capítulo 5: Un Lazo Forjado en Letras

Querido Escritor,

Me he sentado nuevamente frente a este libro, el cual ya no siento como un simple objeto, sino como un puente entre nuestras almas. Me es inevitable comenzar esta carta con la confesión de que creo haber encontrado la respuesta a una de las preguntas que me he hecho tantas veces mientras te leía. Durante cada fragmento que he recorrido, me he detenido a reflexionar sobre lo que significa realmente este vínculo invisible que hemos tejido a través de las páginas. Hoy, tras muchas noches de lectura y pensamientos profundos, creo que tengo una respuesta clara.

Sí, querido escritor. Sí, he experimentado este sentimiento del que tanto he leído. Lo he sentido antes, en momentos dispersos de mi vida, pero nunca con la intensidad con la que lo siento ahora, mientras recorro cada una de tus palabras. Es un sentimiento que crece, que no se detiene, y que cada vez que te leo se intensifica. Como si cada letra escrita por ti llevara consigo una parte de tu alma, y al leerla, algo dentro de mí resonara profundamente, como si esa parte también me perteneciera.

Debo decir que me alegra profundamente poder compartir mi corazón contigo. Cada vez que abro este libro, siento que estoy entregándote una parte de mí, una parte que, aunque sé que no regresará, se va contigo como un regalo valioso. Y no me pesa en absoluto. Al contrario, es una alegría indescriptible saber que eres tú quien recibe estos momentos tan importantes, estas reflexiones íntimas y silenciosas que me acompañan mientras te leo. Es un honor inmenso compartir este espacio, esta intimidad literaria contigo, sabiendo que de alguna manera, nuestras vidas están conectadas a través de estas páginas.

En cada lectura, me detengo a pensar en cómo nuestras existencias se han entrelazado de una manera tan peculiar. Te has convertido en parte de mi día a día, en ese amigo silencioso al que recurro cada vez que necesito compañía. Tu voz, aunque escrita, se ha vuelto un eco constante en mi mente, y no puedo evitar desear que un día puedas salir de las páginas y tomar forma en el mundo real. Me pregunto cómo sería conocer al hombre detrás de estas palabras, oír el tono de tu voz mientras me hablas de las historias que has escrito, de los personajes que has creado. Sería un sueño poder tener esa conversación que tanto anhelo.

Imagino cómo sería compartir contigo mis pensamientos sobre los libros que he leído, contarte cómo algunos personajes han roto mi corazón a través de sus decisiones, cómo otros me han llenado de esperanza. Siento que, de alguna manera, ya lo estamos haciendo, pero el deseo de que un día puedas salir de las páginas y convertirte en algo tangible, en alguien a quien pueda conocer cara a cara, es algo que guardo con fuerza en mi corazón.

Prometo que seguiré acompañándote hasta el final de este libro, y de muchos otros que estoy segura escribirás en el futuro. Porque sé que este no será el último viaje que haremos juntos. Me siento comprometida a seguir caminando contigo, página tras página, historia tras historia, sabiendo que, aunque nuestras vidas puedan ser diferentes y distantes, este vínculo que hemos formado no podrá romperse.

Tu capacidad para plasmar sentimientos tan profundos y universales en palabras es algo que admiro profundamente. Me he encontrado reflexionando no solo sobre tu vida y tus emociones, sino también sobre las mías. He redescubierto partes de mí misma que creía haber olvidado, he revivido sueños que habían quedado enterrados bajo la rutina del día a día. Todo gracias a tus palabras, a ese lazo invisible que hemos creado.

Es curioso cómo, a veces, sentimos que estamos solos en el mundo, que nuestras emociones y pensamientos son únicos e incomprensibles para los demás. Pero entonces llega un libro, una historia, una palabra, y de pronto nos damos cuenta de que no estamos tan solos como pensábamos. De que hay alguien al otro lado, en algún lugar, que ha sentido lo mismo, que ha pensado lo mismo, y que ha encontrado una manera de expresarlo. Tú has sido esa persona para mí, y por ello te estaré eternamente agradecida.

Cada día que pasa, siento que este libro se ha convertido en una parte esencial de mi vida. No puedo imaginar mis noches sin tus palabras, sin esa sensación de compañía que me brindas a través de ellas. Me haces sentir vista, comprendida, y eso es algo que no tiene precio. Me has dado un refugio, un lugar seguro donde puedo ser yo misma, sin juicios ni expectativas.

Es increíble pensar en cómo, a través de estas páginas, hemos creado una conexión tan fuerte y significativa. Un lazo que trasciende la distancia, el tiempo y las circunstancias. Un lazo que se ha forjado en letras, en palabras que han viajado desde tu corazón hasta el mío. Y es por eso que, aunque aún no te conozco en persona, siento que ya formas parte de mi vida de una manera que pocos han logrado.

A veces, cuando cierro el libro después de una lectura especialmente intensa, me quedo mirando las paredes de mi habitación, pensando en todo lo que hemos compartido hasta ahora. Me pregunto si tú, al otro lado de estas páginas, sientes lo mismo. Si de alguna manera, al escribir cada palabra, piensas en los lectores que algún día recorrerán tus líneas y encontrarán en ellas el mismo consuelo y la misma compañía que yo he encontrado. Me gusta pensar que sí. Que, de alguna manera, nuestras almas se han encontrado en este espacio literario, y que, aunque nuestras vidas sean distintas, hemos creado algo hermoso y duradero.

Me siento afortunada de haber encontrado tu libro. A menudo me pregunto qué hubiera sido de mí si no lo hubiera hecho. ¿Seguiría vagando por las estanterías de la vida, buscando algo que ni siquiera sabía que necesitaba? Probablemente sí. Pero ahora, gracias a ti, siento que he encontrado algo más, algo que trasciende las palabras. He encontrado una conexión real, una amistad que, aunque basada en letras y páginas, es tan tangible como cualquier otra.