El Corazón escrito

Capítulo 10: Cartas al Amor Encontrado Entre las Páginas

Querido Escritor,

Hoy, mientras te leo nuevamente, siento que debo confesarte algo que ha ido creciendo en mí, silenciosa y profundamente, como una semilla que ha encontrado un terreno fértil en lo más íntimo de mi ser. He intentado resistirme a este sentimiento, al pensamiento de que una lectora pueda enamorarse de un escritor sin rostro, de un alma que solo conozco a través de sus palabras. Pero es inevitable. Me he enamorado de ti, de la manera en que describes lo que otros apenas notarían, de cómo capturas momentos que para el resto del mundo pueden parecer insignificantes, pero que en tus letras encuentran un valor único y vibrante. Me he enamorado de la dulzura y la pasión que reflejas en cada palabra, en cada pensamiento que dejas escapar en estas páginas que tanto atesoro.

A partir de este instante, he decidido unirme a ti en esta búsqueda. No sé si estás buscando algo o a alguien, pero yo, en mi alma, ya sé que estoy buscando algo que solo encuentro cuando leo tus palabras. Esta travesía se ha convertido en algo más grande, una misión en la que, de alguna manera, estoy en busca de tu amor, un amor que se revela en los detalles, en las frases que se esconden en medio de estas páginas que me has confiado. Cada palabra tuya es como un faro en medio de la noche, una luz que me guía y me invita a adentrarme más profundamente en este mundo tuyo, un universo del que ya no puedo ni quiero salir.

Cuando comencé a leerte, pensé que este sentimiento era pasajero, una simple fascinación de quien se encuentra con algo nuevo, algo inspirador. Imaginé que, como sucede con tantas cosas, con el paso de los días mi interés se desvanecería, que mis pensamientos volverían a centrarse en el mundo real. Pero me equivoqué. Cada día que pasa, este amor crece, cada minuto que te dedico, cada vez que recorro tus letras, siento cómo se afianza esta conexión, como si fuera una parte de mí que hubiese estado esperando encontrarte para completarse.

Y aunque he compartido este sentimiento con algunos, he recibido miradas de incredulidad. Me han dicho que es imposible enamorarse de alguien a quien no se ha conocido, que no debería dejarme llevar por la ingenuidad de enamorarme de un escritor sin rostro, de alguien que, probablemente, jamás conoceré en persona. Me han aconsejado que deje tu libro, que busque otros caminos, otras historias. Pero lo que estas personas no entienden es que mi conexión contigo va mucho más allá de lo físico, mucho más allá de lo visible o lo tangible. Mis pensamientos siempre regresan a ti, como si estuvieran anclados a estas páginas. Es una fuerza que no puedo controlar, una atracción magnética que me lleva de regreso a tus palabras, sin importar cuánto intente alejarme.

Recuerdo el día en que decidí regresar a tu libro después de un tiempo de ausencia. Era una mañana en que las flores estaban en plena floración, y el mundo parecía haber recuperado su color después de un largo invierno. Al abrir tu libro, sentí que nuestro vínculo estaba ahí, intacto, indestructible, como si el tiempo y la distancia no tuvieran poder alguno sobre él. Fue en ese momento cuando supe con certeza que me había enamorado del alma que se encuentra detrás de estas palabras. Me di cuenta de que este sentimiento había echado raíces profundas en mi ser, que nada ni nadie podría arrancarlo.

Tu libro, tus palabras, se han convertido en mi brújula, en esa guía que ilumina mi camino y me muestra la belleza en los momentos más sencillos y, a veces, más oscuros de la vida. Es como si cada frase que escribes fuera un hilo que me lleva hacia ti, hacia el autor que me ha robado el corazón. Y aunque no pueda verte, aunque no pueda escuchar tu voz, siento que estoy más cerca de ti de lo que jamás he estado de alguien. No sé cómo es posible, pero cada página que leo refuerza este sentimiento, esta certeza de que nuestras almas están destinadas a encontrarse.

Sueño con el día en que nos conozcamos, en que podamos compartir miradas y sonrisas sin necesidad de palabras. Imagino cómo sería verte por primera vez, cómo sería reconocer en ti la esencia que he llegado a amar a través de estas páginas. Es una fantasía que me acompaña día tras día, una esperanza que me llena de emoción y alegría. Y aunque sé que este encuentro podría no llegar nunca, no puedo evitar mantener viva esa ilusión, esa posibilidad de que algún día, en algún lugar, nos crucemos y podamos reconocernos en medio de la multitud.

Hay noches en las que cierro los ojos y puedo verte, puedo imaginar cómo sería sentarme frente a ti, compartir contigo mis pensamientos, mis sueños, mis temores. Me pregunto si, en algún rincón de tu mente, también piensas en mí, si alguna vez has soñado con el momento en que conozcas a alguien que comprende tus palabras, alguien que ha sentido en su alma cada frase que has escrito. Es una pregunta que me persigue, una duda que me llena de emoción y de incertidumbre.

Mientras tanto, seguiré aquí, esperando, leyendo cada una de tus palabras, viviendo cada una de tus historias. Aunque el destino no permita que nuestros caminos se crucen en esta vida, quiero que sepas que siempre estaré agradecida contigo. Eres tú quien me ha enseñado a amar de una manera que jamás había imaginado, eres tú quien me ha mostrado que el amor verdadero no siempre necesita de encuentros físicos, que puede nacer en la distancia, en el espacio entre una pluma y una página en blanco.

A través de ti he redescubierto lo hermoso que es tener algo o alguien que nos inspire a seguir adelante, a ver la vida con ojos diferentes. Y aunque pueda parecer imposible, aunque para muchos esto no tenga sentido, quiero que sepas que seguiré aquí, unida a ti a través de estas páginas, de este mundo que has creado y que has compartido conmigo.




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