El Corazón Quiere Lo Que Quiere

Parte 3) Bájate del auto

Roberto seguía detrás de Liliana tratando de explicar su situación y rogando por su"hermosa relación de pareja"

---No me puedes culpar, detén tus pasos y observame baby, no soy un tipo común, es que ella se enamoran de mi y yo no tengo la culpa- 
Dijo en su defensa logrando que por fin después de recorrer todo un trayecto detrás de Liliana está se quedará en seco y diera la vuelta para contesta

La chica rodó los ojos ante sus palabras y antes de responder le volvió a ver la cara de creído y supersticioso.

Roberto era un buen partido, era guapo, millonario, de piel blanca y sobre todo era de sociedad miembro de una de las familias más adineradas y famosas del país si embargo aquel título no le quitaba lo idiota y mujeriego que solía ser, y en ocasiones se comportaba como la última coca cola del desierto y era era una ocasión donde salía a relucir su estupidez y pesimismo.

¿Cómo tomarían sus padres el rompimiento?

La madre de Roberto amaba a Liliana, era la hija que nunca pudo tener, le fascinaba sus gustos y forma de ser, según ella era una chica exquisita digna para ser prometida y futura esposa de su único y adorado hijo.

¿Cómo no sería digna de merecer al Patán de su Hijo?

Era millonaria, hermosa y refinada, hija del Juan Marco Griegos, con el solo hecho de ser de la gran familia Griegos era merecedora de ser la novia de su hijo.

-Tu no tienes que hacer nada, no te preocupes, la que tiene que hacer algo aquí soy yo, y es terminar contigo pero ahorita-

---No digas eso amor mío, tenemos planes de compromiso no puedes hacerme esto, no puedes hacerme quedar en ridículo frente a mi familia, ¿que le voy a decir a mi mamá? está muy ilusionada con que seas su nuera.

Liliana volvió a imaginar la cara de disgusto de todos y peor aún la que Aurora la madre de Roberto, sin embargo aquello no podía ser remediando, no volvería a perdonar a Roberto, no era justo, ella misma tenía que respetarse y valorarse un poco más volvió a decirse mentalmente.

-Terminamos y punto entre nosotros dos no hay nada Roberto-

---No me puedes cortar, aparte no tienes como irte a tu casa yo siempre te llegó en mi auto- comentó y Liliana analizó sus posibles posibilidades para llegar a casa.

Dió media vuelta y por casualidad pasaba un taxi, esté se paró por el semáforo que estaba en rojo, Liliana se dirigió hasta el auto y sin decir nada se adentró al mismo mientras escuchaba a Roberto insistir en que se bajará del auto

---¡No te puedes subir bájate!
Exclamó el piloto con las manos puesta en el volante y con la vista en una hermosa mujer de pelo oscuro.

Liliana le observó con cierto agrado y se podría decir que brilló en los ojos, jamás había visto unos ojos tan intensos, tan negros, tan llamativos tan hipnotizante a, le había agradado se dijo a su misma hasta ir volvió a la realidad.

Kelvin escuchaba los gritos de su novio pero aún así no puso atención, su vista permanecía fija en la chica que unos segundos había establecido conexión con él,algo muy dentro de su ser le decía que entre ellos pasaría algo, lástima que no la volverá a ver.

-Liliana bajate del taxi, necesitamos hablar, no me puedes dejar así, esto no puede terminar-

Decía el chico tratando de quitar el seguro del taxi.

-¿Arranca mi hijo, que estás esperando?

Añadió el taxista ubicado de copiloto justo al lado de un Kelvin irritado, este no era precisamente el plan que tenía para hoy en la mañana.

El taxista insistió y luego Liliana comenzó a insistir para que su ex novio la dejara en paz.

Kelvin miró el cielo y luego puso el motor del vehículo en marcha dejando atrás a un Roberto enojado.

Liliana le observo por el espejo hasta  alejarse y desaparecer por completo de su imagen.

Los ojos de la creída de lialiana se encontraban puestos en el chico que conducía el taxi, quién en ocaciones solía mirarla pero sin que la chica se diera cuenta. ¿Ese hombre le había atraído? Por qué vio en sus ojos ese intenso brillo? Sería su imaginación o era pasión o tal vez deseo.

Aquello era imposible no podía sentirse atraída por un taxista y menos por un hombre a primera vista.

Liliana Griegos le había atraído a Kelvin, a punto de decir que le gustaba y le había fascinado conocer.

 




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