El Corazón Quiere Lo Que Quiere

Parte 4) Niña millonaria y una cachetada

Kelvin no tenía idea de la mañana con la que tenía que lidiar, estaba manejando un taxi y la hora de llegar a la empresa se extendía.

Aparcó el auto en una cuantas cuadras de donde recogió a Liliana para intentar pedirle amablemente que se bajará del coche ya que él era el pasajero.

-Ya no nos viene siguiendo ese chico, ya que puedes bajar por favor-
Replicó Kelvin algo irritado lo único que tenía en mente era llegar a su empresa y resolver su agenda cumpliendo con sus obligaciones, sin lugar a duda Kelvin era un hombre muy responsable a la hora de ir a su compañía.

El rostro de Liliana se contrajo al escuchar sus palabras y a la vez se sintió algo extrañada ante su comentario. Era un simple taxista debía de llevarla a donde ella dijera pensó la chica sin dejar de mirar al conductor.

-Oye no seas así, no trates de esta manera a la señorita- replicó el taxista sentado de copiloto.

Kelvin respiró estaba frustrado ante la situación

-Yo no puedo llevarla, perdón

-Me tienes que llevar a mi casa ok. Ustedes son unos bárbaros hacen como que trabajar y realmente no quieren hacer nada -

Kelvin se quedó anonadado ya que Liliana pensó que era un taxista, dió un leve respiró y espero a que la muchacha terminará de hablar para así explicarle que no es un taxista

-Señorita yo no soy un....--

Añadio siendo levemente interrumpido. La situación de había confundido y estaba en las manos de Kevin.

-Te voy a pagar muerto de hambre, no creas que te estoy pidiendo un favor, no necesito que un muerto de hambre como tu me haga favores-

Kelvin le observó sin decir alguna palabra estaba confundida y él no tenía voluntad para lidiar con una chica mimada y malcriada

-No tengo el tiempo necesario para llevarte a tu casa, necesito llegar a un lugar

---No seas así, ¿que te cuenta darle servicio a la muchachita?, Recuerda que tú vienes manejando-

Kelvin miró el cielo  estaba al borde de un colapso nervioso, y Liliana no ayudaba mucho precisamente.

-Y a dónde voy a llevar a la señorita ?

-A las lomas- replicó

Kelvin volteó a verla con cara de no desear alejarse de su trayecto

-Te voy a llevar a las lomas Taurinas o a las Lomas de taranos?- preguntó Kelvin con cierto humor en el rostro, al parecer liliana no encontró la gracia a su comentario

Liliana pensó que el taxista era tan ignorante que no tenía el conocimiento necesario para conocer las lomas, era tan pobre que ni en sueños imagino que existiera pensó mirándole por encima del hombro

-¿De verdad no sabes dónde es las Lomas?

Kelvin resopló, cerró los ojos meditando en su interior, para encontrar respuestas.
Colocó las manos en el volando y puso el auto en marcha.

(***)

Al cabo de tiempo limitado con las indicaciones de Liliana eventualmente llegaron a la dirección.

-Hola mamá necesito que me traigas dinero para pagar el taxi, mamá sabes que no manejo efectivo, espera deja preguntó cuánto es--

-Lo marca el taxímetro- replicó con una falsa sonrisa sarcástica y enojada

-Y cuál es el taxímetro?- cuestionó Liliana sosteniendo el móvil pegado en su oreja

-Seguramente la señorita nunca se a subido en un taxi, ese es el taxímetro- señalo Kelvin el aparato que decía la cantidad de dinero que decía pagar.

-Sabes que mamá mándame doscientos pesos para que a estos muertos de hambre le puedan comparar refrescos y tortas-

Liliana se desmontó del taxi una vez descolgó la llamada.

Sin embargo Kelvin no se quedaría con los brazos cruzados. 
No le gustaba la forma de Liliana era grosera y mal educada, humillaba a las personas de escasos recursos y además las catalogada con palabras discriminatorias e hirientes.

Kelvin se desmontó del auto para seguir sus pasos no le permitiría irse sin pagar y aparte esa malcriada de liliana  había colmado su extrecha paciencia.

-Oye tú no te vas hasta que me pagues- se acercó hasta la puerta de entrada de la casa de los Griegos.

Sin dejar de observarla se quedó perplejo ante sus palabras

-Tu no sabes con quién estás hablando, no necesito darme a la fuga por qué yo si tengo dinero no como tú que eres un miserable taxista--

Era suficiente, había escuchado demasiado, esa chica no le agradaba en absoluto, su forma de ser y de referirse a los demás sin siquiera saber su historia, ella tampoco sabía con quién estaba hablando.

-Tu no pones un pie dentro de tu casa hasta que nos pagues a nosotros

Liliana rodó los ojos estaba cansada de perder su tiempo escuchando a ese naco

---No tengo efectivo cuando mi mamá lo traía ella te paga- añadio sosteniendo su bolsa para entrar a la casa

-Entonces déjame la bolsa hasta que vengan y nos paguen-

Liliana abrió los ojos ojiplastica no le dejaría sus pertenencias no en forma de broma, para ella serán personas muy pobres talvez imaginó que se irían con sus cosas

-Para que tú si te des a la fuga con mis cosas mugroso naco-

Kelvin abrió los ojos para mirarla bien, arreglo su camisa azul sin poder artícular

Lo habían llamado naco y se sentía bien feo

---No me digas mugroso yo si me baño-

-Se te nota que no tienes ni la mínima educación

La que le faltaba educación era a otra persona Kelvin era una persona paciente pero hasta un punto

---No pienso seguir perdiendo el tiempo con un Patán, si necesitas el dinero te esperas y si no pues es tu problema, dudo que en tu patética vida hayas visto doscientos pesos-

Dió media vuelta para abrir la puerta y como un imán Kelvin tocó su brazo para detenerla, liliana se volteó y le regaló un cachetada.

Kelvin se quedó anonadado con una mano en su mejilla

---No me vuelvas a tocar con tus dedos asquerosos me dan alergia ¡que asco!

---Estas me la pagas oíste- replicó sintiendo el ardor de la cachetada

-Ójala tu con volver a verme miserable taxista--

Su mejilla estaba rosada y de su interior emanó un ardor de irá, furia, enojo y de venganza...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.