El corazón también se quema

¿UNA CITA?

—¿Mañana?

—Sí

—Iré

—¿Enserio?

—Sí ¿Por qué no?

—Te cae mal Steven

—Bueno, no lo soporto, pero no es que me caiga mal —dice Melanie cortando una rebanada de pan

—Irás solo por la comida ¿Verdad? —cuestiono a Melanie mientras termino de servir el desayuno.

—Hasta la pregunta ofende -dice poniendo su mano en el pecho y poniendo una expresión de dolida en su rostro —. Pero sí, si voy a ir por la comida, él proviene de una familia italiana, la comida que hacen debe de ser exquisita.

—¿Son italianos?

—¿No sabías?

—Bien, solo quería preguntar para tener tema de conversación -digo sarcástica

—Muy graciosa -me responde de la misma forma —. Su apellido es Catalán es italiano, vinieron para las fiestas y decidieron quedarse, que por cierto fue una mala decisión, Italia a comparación de este lugar, elijo Italia un millón de veces, pero bueno así que decidieron quedarse y la mamá abrió una pastelería y hornea delicioso, el padre es empresario así que se la pasa viajando pero los fines de semana siempre está con su familia.

—¿Cómo sabes tanto de ellos?

—Marihan, vivimos en una pequeña ciudad todos saben secretos de todos

—Buen punto, aunque no todos

—Tú eres excepción, ni siquiera sales a caminar

—Para que si tú me pones al día de lo que pasa.

Melanie se tira una carcajada —Muy cierto, tienes toda la razón —dice mientras empieza a comer.

—Melanie dame tu mano

—¿Para qué? -pregunta escondiendo su mano abajo del desayunador

—Se te va a infectar -reclamo poniendo una cara sería en mi rostro

—Pero...

—Pero nada, dame tu mano

—¿Cómo te diste cuenta? —dice extendiendo su mano

—No la usaste para cortar el pan, solo lo hiciste con una mano.

 

Melanie tenía cortadas, heridas profundas en su mano, posiblemente se las hizo cuando fue a darle comida a los perros ya que en la mañana no las tenía, le desinfecte las heridas y le vende alguna que otra herida ya que eran las más profundas, no son tan graves así que no va a necesitar puntos.

 

—¡Buenos días! —exclama una mujer de alta estatura, de pelo castaño recogido, ojos iguales a los de Melanie de color miel, traía puesto un saco color negro, unos jeans azules, una blusa roja y tacones de charol de la misma tonalidad de la blusa, su maquillaje era natural.

—Bienvenida Mami -dice Melanie levantándose de la silla de desayunador, inclinando su cabeza en forma de respeto. Su madre le responde con el mismo gesto y camina para abrazar a su hija dándole dos besos, uno en cada mejilla.

—Muchas gracias mi niña -dice viendo a los ojos a Melanie dándole un tercer beso en la frente.

—Buenos días, señora Rivera —digo levantando mi mano para que ella la estreche

Se le queda viendo a mi mano y dibuja una pequeña sonrisa en su rostro, da unos pequeños pasos hasta donde estoy, y me da dos besos, uno en cada mejilla y me da un abrazo que para mí fue una eternidad, miro por arriba de su hombro a Melanie con una expresión de confusión, también me está viendo de la misma manera. La señora Rivera no abraza a nadie más que no sea Melanie, su hija, este gesto de ella fue demasiado extraño para nosotras.

La madre de Melanie se separa de mí, con una mirada de melancolía - Marihan, mi niña, no me llames así, llámame por mi nombre, ya eres parte de la familia, eres como otra hija para mí.

—Está bien, gracias Clara -le respondo con una sonrisa en mis labios lo cual ella me responde con una igual.

Pasamos las cosas a la mesa y las tres nos sentamos en nuestros respectivos lugares.

—¿Van a salir? -pregunta Clara sirviéndose un poco de café

—Hoy no, pero mañana vamos a ir a una cita -responde Melanie

—¿Una cita?

—Mas que todo es una cena —digo con tranquilidad

—Supongo que una cena familiar

—No, de la familia Catalán —dice Melanie viendo la reacción de su madre que por poco se ahogaba con su bebida

—¡De la familia Catalán! —exclama viéndonos con sorpresa

—¿Usted los conoce? —pregunto con demasiada intriga

—Si, estudié con Hugo Catalán, íbamos al mismo salón, tu madre fue novia de él.

—¿Mi madre? —pregunto tratando de no ahogarme con la comida.

—Que pequeño es el mundo, ¿verdad? Chico del skateboard —dice Melanie viéndome de reojo con una sonrisa pícara mientras toma un poco de jugo.

—¿Quién es "Chico del skateboard”? —pregunta con intriga

—Nadie, Melanie está delirando —digo con voz temblorosa —. ¿Cómo fue la relación de mi madre con Hugo?

—Ellos se hicieron novios en la universidad, su relación era super tóxica, sin ofender, pero tu madre jamás supo escoger bien a sus parejas, duraron un par de años juntos, luego tú madre se hizo pareja de tu padre y a los pocos meses te tuvieron. Ellos terminaron porque Hugo tenía otra novia la cual estaba esperando un hijo.

Melanie y yo nos miramos con cara de confusión.

Pasan las horas y decidimos irnos a la casa de Melanie. Su madre se quedó en la casa de Nani para cuidarla estos días.

—¿Pedimos algo de comer? —digo acostada en la cama viendo al techo.

—Está bien

—Pero tú hablas

—Bueno, el hambre puede más, ahorita regreso entonces.

—¡Suerte! —exclamo levantando los brazos en forma de apoyo

—Pediré comida, no iré a la guerra —grita bajando las escaleras

—Ojalá y te entiendan -le respondo con el mismo tono

Me levanto a ver por la ventana de la habitación, no me había dado cuenta que siempre el lugar donde vive Melanie es muy tranquilo, no se escucha ni siquiera el ruido de un carro.

—Listo, vienen en media hora —dice Melanie entrando en la habitación.

—Oye, ¿y Josh, que pasó con él?

—En la universidad

—¿En qué universidad está?

—¿Cómo se llama a la Universidad que tú estás aplicando para la beca?




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