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Abrí los ojos, me estire sobre la cama, había pasado una semana desde que había pasado ese incidente y que después de que caí inconsciente había despertado en el sofá en la madrugada, el cuerpo de dolía y la cabeza también.
Eso evidentemente fue demasiado raro y algo que no encontré explicación alguna.
La luz ya comenzaba a entrar por la ventana, me puse de pie.
Desde ese día los olores a café habían desaparecido, esa había sido la única ves y mientras que las pesadillas fueron incrementando, hasta llegar al punto de casi no querer dormir o al igual que un niño pequeño, me daba miedo la noche.
No más tazas sucias, no más olor a vainilla, pero los pisos seguían estado limpios.
Abrí la puerta de la habitación y se sentía un poco de frío.
Bajé las escaleras y sorpresivamente el olor a café de nuevo, ahí estaba una vez más.
Caminé hasta la cocina, la cafetera ya estaba apagada y un café estaba ya servido, caminé hasta el lo tome, la taza aún seguía caliente.
Tomé un pequeño sorbo del café, estaba perfecto, así que terminé acabandomelo.
Caminé hasta la vajilla, lavé la taza y tomé un vaso, lo llené de agua y luego fuí con Fiore.
—Buongiorno Fiore. He estado practicando mi italiano, encontré un libro en la biblioteca del abuelo, para empezar a hablarlo.
Comencé a echar el agua con cuidado, la flor se veía mucho más viva.
Decidí a limpiar mi habitación y pedir algo para desayunar, en cuento llegó el desayuno comencé a comer, para después subir a la habitación a seguir limpiando.
Hoy no pensaba salir, no había salido en desde ese día, y me había dedicado arreglar el jardín de la casa, podar árboles y los arbustos, cortar el pasto y cuidar de Fiore.
Hoy tocaba limpiar los cristales de toda la casa, así que cuando terminé de acomodar mi habitación, comencé a limpiar los cristales, primero de la parte de adentro y luego de afuera.
Una ves que termine fuí a la biblioteca a practicar un poco el italiano y después para entender mejor ví película en ese idioma.
Así se pasó toda mi tarde, hasta que ví el reloj.
Eran las 11:58p.m. La película ya había terminado, así que tome el control para ver qué otra podía ver.
Hasta que el crujido de las escaleras me alarmó e hizo ponerme de pie y voltear hacia las escaleras, fruncí el ceño y tiré el control en el sofá, me pareció bastante extraño porque eso solo sonaba cuando alguien estaba subiendo las escaleras.
Y no había nadie más, solo yo. Solté un suspiro y me arme de valor, comencé a subir las escaleras, una por una, hasta que alcance a ver una silueta blanca caminando por el pasillo.
—¡Ey!
Grité, se trataba de una chica, el pasillo estaba oscuro, pero con dificultada pude ver su larga cabellera negra, su cabello llegaba un poco más abajo de su cintura, tenía un vestido blanco que le llegaba como dos centímetros debajo de la rodilla, su vestido tenía mangas anchas y era de hombros caídos.
Ella no se volteo, aceleró su paso, yo seguí caminando por detrás.
Siguió acelerado el paso, hasta que terminó por correr por el gran pasillo.
Corrí por el gran pasillo también, haciendo la madera crujir, podía ver su vestido blanco deslizándose por el pasillo y moviéndose ligeramente, el aire movía la tela y hacía su cabello danzar de una manera casi hipnotizante.
—¡No te vayas!
Volvió a gritar, pero no se freno, sus caballos negros volaban con la velocidad que llevaba, estaba perfectamente cuidado.
—¡Espera!
No sabía si se traba de que había dormido pocas horas en la última semana o si en verdad ella estaba ahí.
Me frené un unos pequeños segundos y froté mis ojos, pero seguía ahí, escapando.
—¡Ey!
Desapareció por la curva del pasillo, yo fuí bajando la velocidad y cuando entré a la curva la mire, seguía ahí, estaba parada, viendo la última habitación y el gran pasillo que faltaba por recorrer.
—¿Cómo entraste?
Bajé la voz, sonó más calmada y algo agitada por haber corrido detrás de ella.
Pero nada, ella se giró, sus enormes ojos y negros me miraban, el vestido blanco hacía ver su piel aún más pálida, labios rosas y un poco resecos, sus mejillas levemente coloradas, sus pestañas largas y rizadas, debajo de sus ojos habían ojeras bastante notoria, demasiado diría yo, eran como pozos oscuros.
La tela desgastada de su vestido, era casi transparente, pero no en zonas que debía de tapar. No voy a negar que se veía guapa, era esa clase de chica a la que veías en la calle y te quedabas viéndola hipnotizado, pensando si era real.
A pesar de su apariencia un poco enferma o de que no había dormido por siglos, se veía...linda.
Ella me miró sería, parpadeó doble ves, su cabello caía por sus hombres como grandes cascadas, un poco rizadas y rebeldes.
Era tan hipnotizante ver qué cada ves que ella respiraba su pecho se movía y el cabello que estaba encima de el también lo hacía.
—¿Cómo llegó hasta aquí?
Susurró con un voz suave, me causo un poco de escalofrío, era delicada y también era hipnotizante.
Carajo, todo de ella lo era, no podía dejar de mirarla, causaba demasiada curiosidad todo de ella.
Fruncí el ceño, estaba bastante cansado como para pelear con alguien, se veía frágil, así que supuse que si me atacaba podría defenderme fácilmente.
—Me da igual, ya has lo que quieras. Por cierto no si sabías, pero ya he despedido a tu mamá, así que no tienes nada que hacer aquí.
No esperé ningúna respuesta así que me dí la vuelta dejándola atrás, caminé por el pasillo de la casa, estaba realmente cansado llevaba días sin poder dormir bien.
Las pesadillas interrumpía mi sueño y era incapaz de volver a dormir, caminé hasta mi habitación y estando ahí cerré la puerta, me preparé para dormir, sin antes revisar la siguiente página del cuaderno.
Ho sempre ammirato il tuo coraggio
Ho sempre ammirato la tua capacità di trattenere le lacrime.
non sei mai stato rotto
O almeno non davanti a me
Ma...
puoi piangere senza sentirti in colpa
Tutto è già successo.