-¡maldita!-grito mi padre arrastrando las palabras... estaba borracho
trate de alejarme de él, sabía como se ponía en estas circunstancias, y no era nada bueno para mí, estaba enojado porque llegue tarde a la casa, la profesora de historia no me dejo salir hasta terminar su maldito trabajo, me tarde una hora y veinte minutos en llegar a casa, esto no podía empeorar.
-¡porque llegas tarde!...-él no estaba consiente, y se acercaba a mi persona tambaleándose en el proceso, mi cuerpo temblaba... dios esto no podía empeorar.
-la profesora de historia no me dejo salir...-podría tener miedo o nervios de lo que pudiera pasar, pero mi voz jamás titubiara, es algo que aprendí a controlar.
-¿en serio?-su tono no era sereno, era burlón y asqueroso, no podía soportar ver a mi padre de esa manera, pero incluso consiente no se controlaba,lo intentaba pero no lo lograba, desde que ella nos dejó él esta de mal en peor.
Solo asentí, no quería provocar una escena inecesaria, él no se controla y no puedo darme el lujo de enfrentarlo, no por el momento.
-no te creo nada...ja, ja, ja-unas cuantas risas salieron de su apestosa boca, me enfermaba que se riera sin razón alguna, era como si estuviera loco fuera de la realidad, me generaba una inseguridad dentro de mí cada que él estaba cerca de mí y más si estaba borracho, aunque fuera mi padre me sentía insegura.
Su show no duro mucho, al poco tiempo su mano estampo contra mi cachete, esto estaba pasando ahora, y me odiaba por no pararme y darle un buen puñetazo en la cara.
Pero al poco tiempo me tomo de mi sudadera y me hizo verlo a la cara, no era muy alta su estatura, no se me dificultaba hacerlo.
-e-estas en problemas, más te vale no volver a cometer esa estupidez otra vez-su cara roja me daba miedo, tartamudeaba, y otra vez arrastraba las palabras por el alcohol, en cuanto levanto otra vez la mano me alarme, rápidamente coloque mis manos a sus costados y comerse a tronar mis dedos en distintas posiciones, el comenzó a parpadear desorientado...no duro mucho sujetándome y callo al piso.
Aproveche y le di una patada que lo dejo inconsciente, o eso esperaba.
No pensé que fuera a funcionar.
*****
Las luces rojas y azules se veían por las ventanas de la casa, Meredith no se movía, estaba sentada en las escaleras con una manta dada por los médicos que estaban afuera y una asistente médica trataba de sacarle una conversación la cual no servía de nada.
Meredith estaba en shock.
Los policías entraban y salían de la vivienda de la chica, un asesinato había ocurrido, y esa víctima era su padre, quien por lo poco que llego a escuchar recibió diecisiete apuñaladas, doce en el estómago y cinco en el torso, había perdido exceso de sangre y a los pocos segundos de encontrarlo tirado murió.
Meredith fue quien lo encontró al llegar de su escuela, eran las siete cuarenta cuando llego y encontró a su padre moribundo esperando recibir algo de ayuda, la chica en pánico agarro su teléfono mientras trataba de auxiliar a su padre, la chica entraba en un ataque de pánico y lloraba al ver como los ojos de su padre se apagaban al igual que la fuerza en su cuerpo.
Pero él ya no estaba, y no le tomo tanto tiempo aceptarlo, no importaba cuanto tiempo llorara, se lamentara, o se culpara, nada de eso funcionaria y eso lo tenía claro, no perdería el tiempo lamentando algo que ya paso, porque aunque estaba triste, ella sabía que nada hiba a cambiar.
Me acabo de quedar sola, hace poco de un mes se me informo que mi madre había muerto en un accidente automovilístico, encontraron su apellido y los registros del divorcio de mis padres, y así es como nos contactaron, para ese punto mi padre callo todavía más bajo de lo que se podría caer, y trate de darle el lado positivo a la situación, todavía tenía a mi padre, aunque no fuera el ejemplo a seguir, pero lo tenía, y cuando estaba sobrio trataba de siempre controlarlo y tener un momento normal con él, pocas veces funcionaba y otras muchas no, pero sabía que intentaba, intentaba cambiar y eso se notaba, pero...
él ya no esta.
****
La comisaria estaba llena, bueno no en exceso, pero los pocos policías que estaban haciendo su turno iban y venían con papeles en mano, al parecer el caso del padre de la hija Meredith fue todo un colapso.
Meredith tenía sus suposiciones de porque estaba en ese lugar.
Querían interrogarla, era lógico, los policías solo estaban haciendo su trabajo y ella no sería un obstáculo más en esa tarde, en especial para los que querían encontrar al asesino de su padre.
A los pocos minutos la mando a llamar una policía, era un poco más alta que ella, piel morena, de ojos negros, pelo lacio y unos muy bonitos labios carmín, ese labial le quedaba estupendo, y en serio la mujer era bonita.
-¿Meredith wellston?-pregunto la mujer de nombre Pey, que nombre tan curioso y lindo pensó la chica mientras asentía.
-pasa conmigo a la sala de interrogación, mi compañero y yo tenemos que hacerte unas preguntas.
La de uniforme se acomodó a un costado para que Meredith se levantara, lo cual hizo sin ninguna objeción y camino detrás de "Pey"
Conforme caminaban Meredith miraba todo con lujo de detalle, no era nada interesante el lugar, paredes grises y puertas negras, el característico color azul en los uniformados y en algunos archivadores, le daban un poco de color a ese triste ambiente, sonrio al ver la taza de café de la secretaria, esta era de color amarillo que decía "vive y deja vivir" tiene mucha razón.
Se detuvo en cuanto Pey lo hizo, enfrente estaba una puerta negra que fue abierta por la policía y entraron.
-siéntate por favor Meredith...