El Delirio de los Reynolds

15. Amistad con los Gales

PARTE IV

26 años después

Las dulces melodías de las aves hacían que la calidez de la mañana fuera más relajante, pero no pudo ser más interrumpida que con los ruidos de herramientas chocando entre sí, el galopeo de caballos con carretas llenas de trabajadores. Abrían el camino entre los árboles ¿hacia dónde? Hacia la magnífica infraestructura abandonada hace más de 50 años; El castillo Reynolds…

-Aún no te entiendo, hijo- dijo Charles

-No tienes que entenderme padre, esto no tiene nada de malo, además te puedo prometer que nos va a beneficiar- respondió Crisóstomo con una sonrisa entusiasta.

-Está bien, lo bueno de todo esto es que no eres tan tímido como tu madre y tu hermana-

-A que vino eso. Por cierto, ¿Cómo le va de maestra a mi hermana? –

-Pues no hay ninguna queja, bueno, talvez porque ella solo les enseña a los niños le va bien-

 -Si es lo más seguro, ahora bien ¿iras a ver a la tía Amina no es así? -

- ¿Tal como has dicho, quieres que le envié saludos de tu parte a ella y a tus primas?

-Si, como siempre... y espero que se mejore el tío Duncan… Adiós, padre. –

-Yo también espero eso. Adiós George -

Luego que Charles se fue, George se dirigió a los trabajadores dividiéndolos en grupos para renovar el castillo a sus días de gloria… El lugar estaba lleno de enredaderas, monte por todos lados y, por si fuera poco, nidos de ratas.

Después de tres semanas de limpieza en el lugar, arreglaron varios muebles rotos o malgastados, encontraron muchas botellas de vino añejado, libros, una que otra joya y un cofre con diseños de plata; cuyo contenido eran pergaminos con planos, cartas y una bolsa con unas monedas extranjeras.

Cuando termino el trabajo pesado, cada hombre recibió su paga y George contrato a varias sirvientas, una cocinera y jardineros. Estos terminaron de ordenar, limpiar, poner adornos, lavar cortinas, sembrar flores; en todo el castillo.

Ya habían pasado más de dos meses desde la renovación. Era magnifico todo el trabajo que se logró. Aunque aún había muchas habitaciones vacías, no les tomaron mucha importancia ya que con el tiempo se podrían llenar con muebles… Pero aun había dudas con respecto al porque hacia esto eso le preguntaba su familia en repetidas ocasiones; la razón era simple

La familia Gales era muy popular y todos querían entablar uno que otro negocio con ellos, su presencia en eventos privados o públicos, pero lo que mas les llamaba la atención por sobre todo lo anterior era esperar un compromiso, entre si después de todo sus hijos contaban con una desmesurada herencia. Pero había corrido el rumor que, aunque ellos son muy amables y agradables les estaba fastidiando el comportamiento y pensamiento de las personas. Ya no les era agradable estar en compañía de las familias que habían conocido en su llegada a Pradales. Obviamente querían irse.

Aunque eran muy populares Charles no había considerado entablar ningún tipo de negocio o presencia en eventos, menos un compromiso, de hecho, no se había tomado el tiempo de conocerlos personalmente…

Crisóstomo quería cambiar eso, ya que había oído que el Sr. Gales había oído sobre los “Reynolds” estaba muy interesado en conocerlos, esta era una oportunidad de oro. Solo esperaba que no fuera tarde antes de que ellos decidieran irse…

 

 

Paso más medio año desde que empezó la remodelación del castillo, una carta fue enviada a los Gales para que fueran los primeros en visitar la magnifica estructura restaurada y a un almuerzo. Con mucho gusto se acepto la oferta. El Sr. Gales, cancelando el viaje que tenia planeado con su familia a su ciudad natal por un par de días

Charles, Mary, George y Amelia los recibieron muy cálidamente.

-Muy Buenas tardes a todos- saludo el Sr. Gales con una reverencia seguido de su familia e hijos

-Buenas tardes, le agradezco mucho que haya aceptado nuestra invitación, y perdone si provocamos que cancelara su viaje- hablo Charles

-No se disculpe, por favor, esta era una de las razones por las que nos mudamos a Pradales, anhelábamos mucho conocer este impresionante lugar- respondió la Sra. Gales muy animada

-Perdone si antes no les habíamos invitado, espero no haya rencores- expreso Mary, tímida.

-No claro que no, si nos hubieran invitado antes estaríamos parados en medio de ruinas- manifestó Cedric uno de los hijos con diversión

-¡Cedric!- reprendió su madre

- No tenga pena, esta bien que opine, y tiene razón sabe Sra. Gales- opino George

-Disculpen las molestias- Expreso el Sr. Gales

-En serio no se preocupe, Sr. Gales- afirmo Charles

-Esta bien, dejemos las formalidades díganme Mathew- sugirió

-Me parece perfecto, llámeme Charles- se presento asimismo con una sonrisa- ella es mi esposa Mary, el mi hijo George y mi hija Amelia- explico muy animado.

- Mucho gusto a cada uno- saludo nuevamente- ella es mi esposa Kelly, y mis hijos Cedric y Hadley-

Después de una bienvenida empezaron a conversar mientras se dirigían al comedor, la mesa estaba muy animada, los caballeros hablaban mucho de la política, la sociedad y sobre el proceso de restauración del castillo. Las damas discutían sobre la moda de ahora, educación, la señora Kelly halagaba constantemente la tapicería, las pinturas y amueblado del lugar. Y los jóvenes estaban en un punto intermedio entrando en las discusiones de las damas y los caballeros.

Al terminar un delicioso almuerzo, se dispusieron a recorrer todo el castillo, parecía que nunca dejarían de hablar, rápidamente se notó la buena compañía que entre ellos se daba. Terminando la tarde todos estaban exhaustos, puesto que recorrer toda la enorme estructura y hablar como si no hubiera fin les había dejado sin energías.

Charle les invito a compartir un poco de te antes de su partida, ellos aceptaron con mucho gusto. Los Gales habían encontrado mucha comodidad con los Reynolds así que acordaron visitarse muy seguido esperando cultivar una gran amistad entre sí.




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