El Deseo de Tenerte✓

05: Harper.

Daba vueltas en mi cama pensando una y otra vez en lo que pasó cuando Henry me dejó sola,  

En como se sintieron los labios de Elliot contra los míos, 
Y en como me rompió el corazón de una forma muy sutil. 

Había accedido a quedar en casa de Henry y por lo tanto ahora me encuentro acostada con él en su cama sin poder conciliar el sueño mientras que mi novio duerme plácidamente. Cierro los ojos y aparece Elliot, despierto y pienso en Elliot. ¿Qué demonios ha hecho ese castaño conmigo para que no pueda soltarlo? 

Quizás sea lo sensible que es lo que hace que quiera quedarme ahí a su lado, tiene un lado comunicativo y sentimental que me gusta y atrae de cierta manera. Con Henry es lo contrario y no me agrada, tener una relación con un témpano de hielo frio no es de mi gusto pero estaba el dato que me sigue gustando Pero no tanto como antes. 

Doy una vuelta quedando con el rostro de Henry frente a mi dormido, sin nada que perturbe su sueño. 

Es de admirar, a mi me está pasando factura lo que hice en la tarde. 

«¿Pero por qué algo que me gustó debe ser malo?» 

—Valeria, duerme algo o de lo contrario vas amanecer con grandes ojeras negras. —. Suelta un adormilado Henry antes de abrazarme a él. 

—No tengo sueño. 

—Pues búscalo. —. Y se gira luego de soltarme y darme la espalda. 

Uhg, Elliot no fuera hecho eso… 

¡¿Qué estoy diciendo?! 

Ruedo mis ojos y golpeó mi frente tratando de hacerle entender a mi cerebro que debemos olvidarlo. 

Y es difícil porque yo lo busco cuando lo necesito y él me busca cuando me necesita, y normalmente es casi siempre. 

No sé cómo pero como puedo me quedo dormida para en la mañana despertar sola en la cama con una nota encima de la almohada de Henry. 

He salido a trotar y para llevar a Bruce al jardín, vuelvo más tarde. 

Te quiere, 

Henry. 

Ya sin nada de ánimos bajo al comedor para comenzar a preparar mi desayuno. 

Seguía en mis pijamas y sin nada de ganas de cambiarlas porque eran cómodas para cocinar. 

Enciendo la radio y momento para no sentir tan fuerte la soledad que hay en la casa. 

♪Cuando tu empiezas, ojalá nunca termine… porque siempre que me besas florecen todos los jardines. 

Pero se fue el sol y nunca volvió, me sentí como un niño sin luz y con miedo. 

Este cuento de hadas al final cambió, me llenó de promesas que nunca cumplió. 

Me dijiste que te vas… que estás en busca de algo más…♪ 

—Elliot. —. Pensé en él al escuchar esa parte de la canción. 

Meneo mi cabeza alejando a cierto castaño de mis pensamientos para continuar con la preparación de mi sencillo pero apetecible desayuno a lo que Henry vuelve de sus actividades. 

A la media hora cuando ya me encuentro con ropa nueva y un poco más presentable él aparece con su teléfono en la oreja atendiendo una llamada, solo me saluda con un asentamiento de cabezas para pasar rápido a la cocina por un vaso de agua y volver a la sala donde yo me encuentro con un libro entre mis manos. 

—Lo hablaré con Valeria, no te preocupes Elliot. 

Mis alarmas suenan a la mención de cierto castaño. 

Henry continúa un rato más en la llamada empeorando mis nervios ya que no se lo que le diría Elliot o de lo que están hablando. 

—¿Estarás ocupada Valeria? —. Es la pregunta de Henry al cortar la llamada. 

—Eh no. ¿Por qué? 

—Elliot nos invitó a una cita doble en su yate, ¿Te animas? 

¡¿CITA DOBLE?! 

Literalmente parpadeé repetidas veces tratando de asimilar las palabras que utilizó Henry. 

Elliot no sale con nadie…

—¿Cita doble? —. Mis náuseas se aglomeran en mi garganta y me aparece un intenso dolor de cabeza. 

—Si se ha reencontrado con una vieja compañera de universidad y han decidido salir en citas para ver en qué quedan. ¡Estoy realmente orgulloso de Elliot! Ya era hora de que saliera con alguien. 

Si Henry, tu estás feliz pero yo por dentro siento que muero. 

¿Y será por ella que ayer no quiso verme cuando le llamé? 

Chillé de la frustración cuando me encontré sola en la sala, Henry había subido a su habitación para darse un baño e ir a la dichosa cita doble. 

—Citi dibli cin elliit y si cimpiñiri. —¡Uh! Es que no la conozco y ya siento que me cae mal. 

Busco en mi teléfono mientras espero con Henry a ver qué Elliot ha publicado alguna foto con aquella chica en su estado Pero no hay nada por lo que ocupo ver en el de Henry a no ser que me haya silenciado para que no lo vea y sale lo mismo por lo que me voy haciendo la idea de que la chica no es importante para él. 

Henry aparece listo quince minutos después yo lo único que hice fue cambiar mis jeans y sudadera por un vestido corto rosado muy lindo y veraniego, ya había estado antes en el yate de Elliot por lo que se como es todo. 

Henry se le veía muy emocionado contándome que ya era hora de que Elliot saliera con alguna chica y que se diera una segunda oportunidad para volver a amar y muchas más cosas que no quise seguir escuchando porque, honestamente, será una tortura. 

—Estás muy callada. 

¿Qué quieres? ¿Qué cuente chistes sobre tu amigo y su jodida amiguita? 

¡Uh! Debo controlarme. 

—Solo estoy nerviosa. 

Henry descansa su mano en mi pierna para luego apartarla. 

—Todo saldrá bien, Elliot te quiere como a una amiga y su posible pareja también lo hará. 

La sola idea de Elliot con otra chica que no sea yo me causa un fuerte conflicto interno. 

Y tal y como recuerdo llegamos a dónde Elliot tiene su yate, un emocionado Henry me ayuda a bajar de su coche para sostenerme de la mano y comenzar a caminar por el puerto en dirección a la orilla del puente donde Elliot le dijo a Henry que nos esperaría. 

Y fue cuando lo veo a él. 




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