El Deseo de Tenerte✓

08: Las peleas ilegales.

ELLIOT. 

(Maratón 1/5)

 


Había querido que toda mi situación con Valeria se diera de otra manera y no como está, de estar escondiendo lo que queremos ante todos solo por Henry y por Harper. Estaba en la soledad de mi casa mientras que mi padre Alan estaba en casa de mi hermana con sus nietos, estaba pensando que aquello con Valeria no debió pasar y que solo compliqué lo que sea que haya entre nosotros. 

Daba vueltas en mi habitación como un León enjaulado sin encontrar la llave de la libertad que tanto añora desde que fue enjaulado. Metafóricamente he dicho algo sabio e inteligente pero mi cabeza es un desastre total dónde él único nombre que puedo pensar es: 

Valeria

Está en mi cabeza, está en mis venas, está en mi corazón. Está por todas partes haciéndose la dueña de todo lo que poseo y tengo. Valeria Campos me ha atrapado de una manera sutil pero inteligente, sedujo mi mente y corazón y me atrapó, ella me atrapó entre sus manos y dulces labios y de ser honesto, quiero seguir ahí escondido. 

Besando sus labios hasta que pueda morir en paz… 

Entrelazarme entre sus brazos hasta que mi cuerpo diga basta… 

Emborracharme de su risa hasta ser un adicto total… 

La simpleza y sencillez que esa castaña trae me conquistó, lo hizo como una vez mi difunta esposa hizo. 

Y el remordimiento invade mi cabeza como una marea alta. Desde que conocí a Valeria no he podido visitar a mi esposa por sentir culpa al querer a la señorita Campos, eso no me permite ver a mi amada.

 El móvil se enciende en medio de la oscuridad anunciando una notificación. 

¿Está noche en el ring? ¿Te animas, Rickman. O temes de que te patee tu trasero delante de todos? 

Era el tío con el que siempre mantuve problemas y quién me introdujo en el mundo de las peleas ilegales. Él sabe de mis problemas con la ansiedad y la depresión, de alguna forma me ayudó a buscar una forma de canalizar mi ansiedad y fue mediante las peleas. Se que no es la mejor manera pero me ayuda. Me relajo, mis músculos dejan de estar tensos y rígidos. Me vuelvo mucho más calmado y siento mucha paz. 

No veo por los demás pero en mi esto me ha ayudado mucho. 

Cuenta con ello. 

Fue mi respuesta antes de salir de mi casa en dirección a un lugar que no viajaba en meses. 
Estaba solitario a diferencia de su cuidador. Ignorando al resto me acerque en especial a aquella que se encontraba bajo la sombra de un árbol de cerezos y las cuales siempre fueron su amor eterno. 

—Mi hermosa Macarena… 

Me agaché hasta rozar las letras talladas en su lápida donde resaltaba su nombre y su apellido el cual llevaba con mucho orgullo: Macarena Rickman. 
De entre tantas personas que habían en el mundo ella era quien me daba las mejores sonrisas y los momentos más inolvidables que se no volverán a repetirse. Sin duda amarla fue una de las mejores decisiones que pude tomar en toda mi vida, convertirla en mi esposa fue un sueño que agradezco todos los días haber hecho realidad. 

—Quizás ahora me estés odiando por haber besado a otra chica pero quiero que sepas que mi amor y cariño por ti es infinito y que sin importar cuantas personas pasen por mi vida nunca nadie ocupará el lugar que tú tuviste en mi vida. Te amé durante todo nuestro noviazgo y durante todo nuestro matrimonio y eso jamás va a cambiar mi amada, eres irremplazable en mi vida. —. La brisa sopla y hace que varios cerezos caigan sobre la tumba.— ¿Quién lo diría, Macarena? Amé luego de que tantas veces había jurado que eso no era para mí y mira, tu apareciste en mi camino como una muestra de la esperanza y de la felicidad y aunque fue muy corto nuestro momento te amé muchísimo, te sigo amando y ese mismo amor hace que todo duela el doble. 

En ocasiones creo que amar a Valeria está mal ya que en el fondo Macarena seguía siendo la dueña de todo lo que yo era. Amar a Valeria implica darle todo mi corazón a ella y aunque quiera, gran parte de el sigue siendo propiedad de mi amada Macarena Rickman.  

—Te amo ahora. Te amo mañana. Y te amaré por siempre. —. Susurré como si ella pudiera escucharme. 

Lo que sentía ya no tenía vuelta atrás, ya estaba dominando cada parte de mi sistema y me hace mal. Valeria Campos me hace tanto mal pero no puedo detenerme, la quiero a mi lado aunque eso implique el odio infinito de Henry. 

Estuve de regreso a mi casa una hora más tarde con la no grata presencia de mi hermana junto con mis sobrinos. 

—¡Tío Elliot! —. Alana corre a mis brazos como solía hacer cuando estaba más pequeña. 

Dominick también viene a darme un brazo y juntos vamos con los demás a la sala de estar principal.

—¿Te pasó algo? Es raro verte. —. Alan sonrió divertido ante mis palabras y mi hermana lo único que hizo fue rodar sus ojos amargada. 

—Quiero pedirte un favor. 

Interesante… 

—Depende. 

—¿Puedes cuidar de Alana y Dominick en lo que regreso? A mí esposo lo han invitado a una cena muy importante en Washington para cerrar tratos y quiere que vaya. 

—¿Y cuánto te tardarás? 

—Una semana. 

Oh joder. 

—¿Tanto? Es solo una cena, Madeleine. 

—Y además tendremos unas minis vacaciones de pareja, cosas que tú nunca entenderías. 

Momento sumamente incómodo. 

Y Alan lo notó porque fue rápido al pedirle a mis sobrinos que suban a la habitación cine que él los alcanza en un rato. 

—¡Te he dicho que a tu hermano no lo tratas de ese modo, Madeleine! —. Le riñe Alan totalmente enojado. 

—¡Lo tienes tan mal acostumbrado que por eso es un inútil, Alan! —. Le ataca ella sonrojada de la rabia. 

Y es por esta razón que no me agradan las visitas de Madeleine. Siempre termino con un bajón emocional que tiende a durarme tres días. 

—Es mi hijo y lo defiendo. Tu también deberías hacerlo, ¡Es tu hermano, carajo! 




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