El Deseo de Tenerte✓

10: ¿Crees que puedas amarme?

ELLIOT. 
 

(Maratón 3/5)


Alan había llevado a los chicos a pasar una noche divertida en la sala cine de mi casa y todo mientras que soluciono mi extraña situación con Harper. Ha estado llamándome a mi móvil desesperada y yo no soy de soportar la intensidad de una persona cuando no es de mi gusto, así que he decidido citarla a mi casa cuando se que no estarán los chismosos aquellos. 

—Gracias por venir.  

Ella ingresa a mi casa con cara de pocos amigos sin corresponder a mi saludo; clara señal de mal augurio.

 —¡¿Qué te sucede conmigo, Elliot Rickman?! —. La rubia tenía sus mejillas rojas pero de la rabia que siente contra mi. 

Inhalé hondo tratando de recordar que es una mujer y que hay que respetarla y no decir nada que pueda ofenderla. 

—¿Eh, nada? Harper, tengo vida aparte de mi teléfono, ¿lo sabes no? 

Y a la única a la que puedo atenderle aunque esté con mi padre y sobrinos es a mi Valeria, no a otras que no tienen ni un poco de mi atención. Oh va, eso sonó realmente mal y muy antipático pero es como me siento y veo está situación. Harper no me gusta para nada, su vibra es totalmente diferente a la que ando buscando en una chica y casualmente hay una que tiene todo lo que busco y su apellido es Campos y no Montenegro. 

—Se supone que le has dicho a Henry que sales conmigo y ni un solo mensaje desde la salida en el yate  —. Me alejé y lo reconozco. La voz de Harper es irritante por lo chillona que suena y mierda, me duele la cabeza siempre que hablamos. 

—Me ocupe en trabajo y no tuve tiempo para salidas sociales o mantener una conversación seria con alguien. —. “A excepción de Valeria, por supuesto”

—¿Entonces que es lo que quieres conmigo? Elliot, sabes que me gustas mucho. 

Ella me ve manteniendo una esperanza a algo que no puede salir o nacer. No la amo ni la quiero lo suficiente como para una relación. 

—Harper, fue de impulso que dije todo eso pero lo cierto es que no estoy listo para una relación seria. —. Entre tanta mierda que me consume no tengo tiempo para estar con las monadas románticas. 

Si a caso y Valeria” Oh mierda debería dejar de pensar en ella, no me escribe y mucho menos me llama. ¿He hecho mal en querer demostrarle lo mucho que la deseo? Oh joder me duele la cabeza de darle tantas vueltas a lo que ocurrió entre nosotros aquella noche. 

Y vaya que fue gloriosa. 

La tenía bajo de mi totalmente dispuesta a todo con tal de entregarse en cuerpo y alma a la pasión que nos invade cada que tocamos nuestros cuerpos o cuando estamos juntos. Es la misma pasión que corre por mis venas cuando estoy sobre el ring y quisiera que lo comprenda un poco. Quisiera que sepa la satisfacción que me causa estar en el ring y demostrarle a todos que no soy del débil escuálido aquel del instituto, que soy más que ellos y que todos los que me golpean. 

—¡Elliot! —. Ella chilla indignada y mis oídos me piden auxilio. 

—Harper no insistas. —. E intenté esquivarla pero la chavala fue más hábil al agarrarme del brazo y girarme para que no pueda ignorarla. 

—¡¿Es por esa niña?! —. La indignación y rabia era evidentes, ¿Qué esperaba? Valeria no tiene reemplazo ni puede ser considerada una opción. Es mi sueño y es mi prioridad. 

—Harper… 

—¡Es la novia de Henry, Elliot! —. Y la realidad pega fuerte cuando alguien más descubre la mierda que has cometido a espaldas del ser que te brindó su más sincera amistad cuando lo necesitaste.— ¿Dejaras que años de amistad se vayan a la mierda por una mujer que no vale la pena? 

Y fue el jaque que necesitaba para enojarme con ella. 
La sujeté del brazo sin mucha fuerza y le devolví una mirada que nunca le di y que solamente le daba a aquellos que colman mi paciencia. 

—Te permito que mi faltes al respeto a mi pero no a Valeria. ¿Lo entiendes Harper? Valeria es intocable. 

Ella se suelta de mi agarre para devolverme una mirada venenosa que demuestra lo enfada que está conmigo luego de esto. 

—Espero que Henry los descubra. 

Y con aquella amenaza final sale de mi casa echa una furia. 

Alan me prometió que cuidaría de los chicos está noche y Alana sabe que si el abuelo se siente mal debe llamarme cuánto antes. Enciendo mi coche y parto de nuevo a la ciudad para la lucha que tengo pendiente en el mismo callejón al que iba a practicar cuando era un adolescente. 

Fue tiempo después de ingresar al instituto y recibir los primeros maltratos debido a mi físico cuando decidí ingresar a este mundo de las peleas ilegales y fue Randy quien me recibió y ayudó cuando más lo necesité. Y aunque ahora mantengamos una relación bastante tensa le tengo un poco de respeto porque de no haber sido por él habría terminado muerto a golpes. 

Es exagerado pero una vez saliendo del instituto me interceptaron en un callejón para golpearme solamente por existir y gracias a lo que Randy me enseñó pude defenderme y hacer que me tuvieran miedo. Sonreí recordando la cara de terror que me tenían luego de haber dejado a varios con el ojo morado. 

Junto con Randy nos reímos de mi triunfo por una semana entera. 

Esto de las peleas me encanta y me ayuda, solo es aquí donde puedo ser realmente yo. Esto me causa una satisfacción que nadie nunca podrá entender ni siquiera Valeria pudo comprenderlo y no lo harán. Solo es cuando estoy en el Ring donde me siento enteramente yo. 

Las luces rojas me reciben al cruzar el gran umbral y ver qué todos ya se encuentran preparados para la siguiente pelea y encima de unos baldes oxidados encontré a Randy sentado con sus nudillos ya vendados. René mi amiga afroamericana de hermoso cabello trenzado me recibe mi camiseta y procede a atarme la cinta a mis nudillos. 

Inhalé hondo y simplemente me dejé llevar por todo el rato que duró esto.

 Le esquivaba un golpe y le proporcionaba uno que no se esperó. 




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