Alana.
La idea de perder al hombre que considero mi padre me hizo ver las cosas desde otra perspectiva completamente diferente. Pensando en que tal vez a veces aquellos quienes creemos que están bien realmente no lo están y que detrás de esa sonrisa se esconde una tristeza profunda y es lo que sucede con Elliot. Todo para él se resumen en tragedia y aunque no se toda la historia deduzco por los reclamos de mi madre Madeleine que fue algo fuerte.
—¿Y él está bien? —. Me pregunta aquella a mi lado.
La escena de Elliot en una camilla me afectó mal emocionalmente y como último recurso recurrí a Crista, después de todo es una de las dos personas que más me comprende.
—Fuera de peligro, solo fue un ataque de ansiedad.
—Que mal, Alana. Lo lamento mucho. —. Ella me ve comprensiva y toma mi mano aún viendo al frente.
Habíamos escapado a una especie de colina donde se podía observar un bello atardecer, es un paisaje de postal. Y al lado de Crista todo es perfecto, nada parece estar yendo mal.
—Tu hermana está involucrada con mi tío. ¿Lo sabías?
Ella rodó sus ojos y me ve momentáneamente esbozando una pequeña sonrisa.
—Hasta ayer Valeria me confesó que ama a un tal Elliot Rickman.
—¿Y si ama a mi tío por qué se casa con Henry?
—Es difícil su relación, Alana. —. Inicia ella algo decaída.— Val ha estado toda su juventud con Henry y aunque lo quiera y aprecia después de conocer a tu tío algo cambió y sumando a ellos el distanciamiento de Henry para con ella. Tampoco quiere arruinar la amistad de Henry con tu tío.
—La arruinaron desde el primer acercamiento.
—Eso me recuerda a algo…
Yo me sonrojo sin saber cómo actuar ante esta situación, la verdad siempre me pass cuando hablamos de ello.
A diferencia de Crista mi madre y padre no me aceptan como soy y menos lo que me gusta, ella cuenta con unos padres amorosos que comprenden bien lo que es amar. A diferencia de Madeleine que a las fuerzas insistió que conociera a Balios, y lo que me terminó de decepcionar fue que papá accedió a ello. El único que me quiso desde que se lo dije fue mi tío Elliot, me quiere como soy, sabe aceptarme y lo habla con tal naturalidad conmigo, es por ello que Elliot Rickman para mí es un padre.
—¿Y Balios que tal anda? —. Su pregunta fue forzada e incómoda, yo me aclaré la garganta.
—Bien, ha de estar trabajando.
—¿Y tú con él? Supe que fue idea de tu mamá.
—Ella está loca…—. Resoplé agotada de ella, en ocasiones quisiera irme a casa de mi tío pero se que no me dejarán no hasta que cumpla mi mayoría de edad.
—Mi madre lo aceptó y me aceptó, mi papá igual y mi hermanastra también. Quizás tu familia aún vive en la edad antigua.
—Mi tío Elliot lo sabe todo, sabe todo sin nada que ocultar y me aceptó.
Crista me sonríe bajito y yo debo pasar saliva pesadamente, deslizando mi mirada a otro punto.
—Ya tu madre lo hará y si no pasa pues no la escuches y sigue lo que dicta tu corazón, después de todo es tu vida Alana, no puedes permitir que ella viva a través de ti.
—No es tan fácil, Crista. —. Jadeé preocupada por mi vida y mi futuro, al paso que iba terminaría casada con alguien que no amo.
—El tiempo pasará y ya no seremos jóvenes, Alana. Y ya no vamos a esperar.
Suspiré añorando que mi vida cambie y pueda ser quien de verdad era, sin que nadie trate de ocultar mi verdadera yo y sin que nadie sienta vergüenza.
—Ya mi tiempo se pasó, debo marcharme. —. Le notifiqué poniéndome de pie y estirando mi cuerpo.
Ella se puso a mi altura aunque no mucho, Crista es más alta que yo y eso que ambas tenemos la misma edad.
—Me llamas si necesitas escapar de tu mundo donde pretendes que eres perfecta… un mundo donde pretendes que no existe un nosotras.
Ella me da una última ojeada y se marcha en dirección a la salida del parque hasta desaparecer de mi vista.
Inhalé profundamente calmando mi corazón y segundos más tarde sigo su mismo camino hasta salir, me sentía desorientada y tan confundida, con muchas dudas abordando mi cabeza.
¿En qué momento mi tío pasó a esconderme cosas?
¿En qué momento decidió traicionar a Henry por una mujer?
¿En qué momento mi familia pasó a ser una más del montón?
Inhalé profundamente y continué con mi camino a casa de la tal Valeria, debía de hablar con ella sobre lo que está pasando con mi tío y sus sentimientos todos confusos. Estuve caminando por al menos unos minutos más hasta llegar a una casa realmente linda, voy al balcón y luego de arreglar mi despeinado cabello toco el timbre.
Segundos más tarde abren la puerta.
—¿Alana Rickman?
Era ella y andaba en pijamas, tenía su maquillaje corrido y desde atrás pude encontrar a Henry enojado.
—¿¡Quien coño es Valeria!? —. Gritan desde el interior y la apartan bruscamente enseñando un Henry fuera de si, enloquecido.— Ah, la niña linda de Elliot.
Su tono me asustó y pude ver miedo también en Valeria.
—¿Henry, que pasa?
—¡Pasa de todo, Alana! Ejemplo de ello es que me vengo enterando que mi mejor amigo se comía a mi novia en mis narices, en mi casa y yo sin darme cuenta.
Oh maldición.
¡Diantres, mala palabra!
—¡Te he dicho que las cosas no ocurrieron de ese modo! —. Bramó Valeria defendiéndose.
Henry la fulminó con la mirada y regresó al interior de la casa gritando cosas que a mí edad ni tío no me permite decir, y ella antes de cerrar la puerta me detiene.
—Dile a Elliot que Troya está ardiendo. —. Y procede a estamparme la puerta en mis narices.
No comprendo bien pero hago lo que me pide yendo lo más rápido que pueda a la clínica donde mi tío está internado. Me encuentro a los mismos orangutanes que lo trajeron en la mañana, los ignoro pasando rápido a la habitación donde está mi tío y mi abuelo hablando, al verme se emocionan.
—¡Alana! —. Dicen al unísono.
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Editado: 09.11.2024