Capítulo 15: Eternamente tuya.
Elliot.
Dos malditos días y siento que ya no puedo con la ansiedad de saber sobre ella, sobre lo que está haciendo o si es verdad que se ha casado con Henry. Se que la dejé a la deriva pero no puedo con la idea de saber que se ha casado con otro hombre que no sea yo. Fui débil al encender mi celular y comenzar a ver la cantidad de mensajes que me han llegado pero el más importante fue el último que Valeria mandó.
Me mentiste, fuiste un mentiroso durante todo este tiempo Elliot y no puedo perdonarte.
¿Sabes que hice? Ante la presión que ejercieron los padres de Henry sobre mi tuve que acceder a la boda aún cuando ya no lo amo y siendo consciente de que te pertenezco en cuerpo y alma. Tu dime… ¿Hice bien? Te hice caso en seguir con mi vida y amar a otra persona, aunque siendo honesta habría preferido amarte a ti y no a otro. ¿La estás pasando genial, no? Un pajarito fulano me ha dicho que estás mejor ahora que no hablamos, que has estado mejorando en cuánto a tu salud mental. Dime algo ¿Yo te hacia mal? ¿Era un incentivo a qué recaigas? Si fue así pues te pido que me perdones.
Te amo, Elliot Rickman.
Eternamente tuya. Valeria Campos.
Tomé mis audífonos y cambié mi ropa por una deportiva, sin que nadie se de cuenta salgo corriendo. Hiperventilo fuerte, recuerdos vuelan por mi mente haciendo que me sienta mal. Eliminé el mensaje al encender otra vez el teléfono, conecté mi música y me fui a dónde sea que pueda despejar mi mente. Di tantas vueltas hasta caer en un barrio clandestino donde se que ve se entran a golpes.
Mi terapia…
Cedo ante mis impulsos entrando presenciando una pelea entre un chico delgado y otro más grande y musculoso. Había mucha gente gritando, lanzando billetes y con alcohol por dónde tú veas. Me fui hasta el frente para saber con quién hablar, quiero pelear.
—¿El encargado? —. Le pregunté a una mujer alta de cabello ondulado negro y piel canela.
—¿Eres boxeador? —. Me miró de arriba hacia abajo viendo que mis fachas gritan de todo menos que boxeo.
—Lo hago. —. Ella bebe de su tequila y ve a dónde está otro moreno con mostacho.
—¡Luis!
Entre ellos se dicen unas cuantas cosas para a los minutos la chica volver con la cinta para vendar mis nudillos.
—A la de cinco entras con Bastián. —. Me informa para alejarse.
¿Quién es Bastián? Ya lo veremos.
La chica me hace una seña y es cuando me saco mi sudadera para entrar al ring.
Resulta que Bastián es un grandote de un metro noventa, súper dotado y que se ve me dará la paliza de mi vida.
Le di varias vueltas evadiendo sus golpes, es listo al estudiar como me movía y por donde iba. Y cuando menos se lo esperó le terminé proporcionando un golpe en su vientre, haciendo que se encorve del dolor. Tomé ese momento para subirme sobre él y hacer que caiga al suelo.
En menos de unos minutos ya Bastián estaba tendido en el ring derrotado y conmigo de pie con únicamente un raspón en mi mano y fue por descuido mío.
—¿Tu nombre?
—Elliot Rickman.
Me aplauden mientras que mi mirada permanecía pérdida a la nada.
🌺
Valeria.
Estaba en el techo viendo como el sol lentamente se esconde detrás de las nubes mientras que cada vez se concentra un ensordecedor silencio. Henry se ha marchado al trabajo desde esta mañana y no ha llegado, mientras que Bruce está en casa de sus padres, no me cree capaz de cuidar debidamente a su hijo. Sollocé fingiendo que no me duele esta vida, que ya no quiero escapar de aquí corriendo.
Él ya visto mi mensaje y le ha importado poco.
—¿Te quieres morir? —. Por el rabillo de mi ojo observé como Matilde se aproxima hacía mi.
—Ya conoces mi respuesta. —. Seque mis lágrimas, no quiero ver a nadie ni hablar con alguien de sobre este tema.
—Se que me pediste no venir a verte pero no pude, supuse que estarías mal.
Él me dejó a merced de todos acá y no le importó, solo me usó para satisfacer ese vacío y ese trauma que lo persigue y no lo deja vivir en paz. Era una tonta por pensar en él, por dedicarle segundos sabiendo que ahora me habrá olvidado.
—Te equivocas, quiero estar sola. —. Llorar sola, morir sola, pudrirme sola…
—He terminado con mi novio. —. Ella estaba igual o peor que yo pero al menos Matilde fue más inteligente al terminar su relación antes de involucrarse con Aldair.
—¿Y que tal va todo?
—Solo somos amigos con ciertos beneficios. Aldair no es hombre de compromiso, anda de país en país enamorando a jovencitas y teniendo aventuras. No quiero sufrir pero tampoco me quedaré con las ganas.
—Yo debí ser más inteligente pero me enamoré.
Fui una pobre tonta que puso su corazón antes que su cerebro y es por eso que ahora me toca pagar las consecuencias.
—Elliot tiene ciertos problemas que tratar antes de amar y… tu, bueno, debes de madurar un poco, Valeria.
Se de sus problemas pero quería ayudarlo, pude ayudarlo a superar la ansiedad con la que vive día tras día desde la muerte de su ex esposa. Sin embargo no me pidió ayuda, no me buscó, no me dio señales de que me necesitaba.
—Supongo.
Mat resopla y ve hacia atrás antes de continuar.
—¿Y como es tu matrimonio?
—Henry es insípido, me aparta y no dormimos juntos. Él duerme en su recámara y yo en la mía.
—Que mierda de matrimonio, Valeria.
—Es lo que me toca ahora que Elliot se ha ido.
Ya no quedaba nada de aquel romance tan pasajero y ahora mi penitencia a mi falla es permanecer al lado de un hombre que ya no amo y que me odia por el simple hecho de haber sido infiel.
La noche cae y Matilde se va justo a tiempo para preparar algo sencillo de cena. Bruce realmente con una papilla bien preparada se abastece mientras que Henry es más exigente en cuanto a comida hablamos. Sin embargo quisiera tratar de llevar la fiesta en paz entre los dos por lo que me esmero en preparar su platillo favorito.
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Editado: 01.01.2025