Capítulo 1: Un Encuentro Predestinado
Matteo Pellegrini llegó a Los Ángeles con una maleta llena de libros y un corazón cargado de esperanzas y sueños. Su primer día en la universidad fue un torbellino de emociones, una mezcla de nerviosismo y emoción por el nuevo camino que se abría ante él. A pesar de sentirse un extraño en una tierra desconocida, la calidez de la gente y el vibrante pulso de la ciudad le daban la bienvenida.
Una tarde, mientras se perdía entre los pasillos del Hospital Central General, buscando la biblioteca de medicina, Matteo escuchó una melodía que le resultaba familiar. Siguiendo el sonido, encontró a un hombre sentado al piano en una pequeña sala de descanso, tocando una pieza que su madre solía cantarle cuando era niño. Era Choi Seojun, cuyos dedos danzaban sobre las teclas con una pasión que Matteo nunca había visto en nadie más.
Matteo se quedó allí, cautivado, hasta que la música cesó. Seojun, notando su presencia, le dedicó una sonrisa y le invitó a sentarse. Compartieron historias sobre sus vidas, descubriendo que ambos habían encontrado en la música un refugio de las tormentas de la vida. Matteo se sintió inmediatamente conectado con Seojun, como si el destino los hubiera reunido en ese preciso momento.
Los días siguientes, Matteo y Seojun se encontraron varias veces, ya fuera por casualidad o porque el destino seguía entrelazando sus caminos. Cada encuentro fortalecía el vínculo que se había formado entre ellos, un vínculo que pronto se convertiría en algo más profundo y significativo.
A medida que Matteo se adentraba en el mundo de la medicina, Seojun se convirtió en su mentor, su amigo y, eventualmente, en algo más. Pero lo que comenzó como una amistad basada en la música y la medicina, pronto se transformaría en un amor que desafiaría las convenciones y pondría a prueba su valentía.
La amistad entre Matteo y Seojun no pasó desapercibida en el hospital. Al principio, sus colegas y estudiantes simplemente notaron que pasaban mucho tiempo juntos, compartiendo risas y conversaciones profundas en los pasillos y la cafetería. Muchos en el hospital admiraban la forma en que Seojun, con su experiencia y sabiduría, parecía tomar a Matteo bajo su ala, guiándolo a través de los desafíos de la medicina.
Sin embargo, a medida que su relación se profundizaba, algunos comenzaron a murmurar. En un ambiente donde los rumores y las habladurías eran moneda corriente, la naturaleza de su vínculo se convirtió en objeto de especulación. Algunos colegas los miraban con curiosidad, otros con envidia, y unos pocos con desaprobación, especialmente aquellos con ideas más conservadoras sobre la amistad y el amor.
Pero Matteo y Seojun se mantuvieron firmes, encontrando en su creciente amistad un refugio contra las tormentas de la vida hospitalaria. Aunque conscientes de las miradas y los cuchicheos, eligieron concentrarse en la fuerza que les daba el uno al otro, decididos a no dejar que los prejuicios ajenos dictaran los términos de su relación.
Con el tiempo, la mayoría de sus compañeros aceptaron su amistad como algo natural y positivo, especialmente al ver el impacto positivo que tenía en su trabajo y en el ambiente del hospital. La dedicación y el respeto mutuo entre ellos se hizo ver
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Editado: 03.05.2024