El despertar del mago I

Prólogo

Se escuchaban tumultuosos ruidos al alrededor, el sonido del acero de espadas y rugidos potentes.

En un campo de batalla desolado reposaban varios cuerpos destrozados en el suelo. Todos presentaban heridas, algunas tan graves que sugerían su posible fallecimiento.

Sin embargo, uno de los combatientes se alzaba con sutileza y valentía en medio del caos. A pesar de los arañazos y la sangre brotando de su boca, no cejaba en su determinación de sobrevivir en aquella encarnizada contienda.

Se trataba de un joven de unos dieciocho años. Semidesnudo, sus músculos se contorneaban bajo la piel, vistiendo un pantalón negro desgastado. Su cabello azabache y sus ojos oscuros contrastaban con una bufanda que rodeaba su cuello. A pesar de todo, mantenía la calma.

— No me rendiré en esta lucha —murmuraba con firmeza y coraje.

Pasos resonaron en el suelo. El joven fijó su mirada en su enemigo, un monstruo feroz de dos metros de estatura. La bestia, con su cuerpo escamoso y robusto, parecía una amalgama extraña de reptiles, algo salido de las profundidades del averno.

Sin embargo, el joven no mostraba temor. Con postura imperturbable, enfrentaba al recién llegado con determinación.

— Has decidido aparecer, estúpida bestia —espetó con desprecio, clavando una mirada firme.

La bestia gruñó y dirigió unas duras palabras al joven.

— Eres intrigante, humano insolente —alabó—. Pero esta vez, tu suerte se ha agotado. Esta será tu última batalla —advirtió con crueldad—. Te espera un fin doloroso.

Los ojos de ambos combatientes se encontraron en un desafío mortal, llenos de cólera y sed de venganza. El joven empuñó su espada, sucia pero lista para otra batalla.

Como único superviviente, se lanzó en un ataque fulminante y certero. Su enemigo aceptó el desafío y contraatacó con sus mortales garras. Ninguno retrocedió, saltaron al unísono, sus poderes chocaron en el aire, creando destellos que surcaban el rojo cielo tétrico.

En medio de esa encarnizada lucha, al valeroso joven una simple pregunta le asaltó: "¿Cómo hemos llegado a este punto?" Rememoraba sus vivencias hasta entonces. 




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