Todo en el palacio real era hermoso, bueno..., excepto la presencia de la princesa adoptada Elgida, que se aparecía siempre sin avisar, como si los estuviera vigilando. Sobre todo cuando se reunían con Esthela, quien estaba enfrascada en organizar una de las muchas exposiciones humanitarias que tanto le gustaban para ayudar a los más necesitados.
—Esa princesa sí que es extraña —dijo Mayra mientras caminaba por un gran pasillo rumbo hacia el palacio esmeralda.
Había quedado con Esthela para ayudarla a organizar las piezas de la exposición. Sonrió al ver a lo lejos a Maurin venir a su encuentro. En los días que llevaba allí, y debido a que sus hermanos habían sido acaparados por el rey y el príncipe, apenas tenía con quien hablar. A ella le habían puesto unos excelentes profesores de ballet que no la dejaban descansar, aunque le gustaba mucho.
—Hola —la había saludado la princesa adoptada—. ¿Vas a salir con Esthela?
—Buenos días, princesa Elgida. Sí, la estoy ayudando a organizar su nueva exposición —contestó haciendo una pequeña reverencia.
—¿Es verdad que el príncipe heredero Erick va a participar? —preguntó con un tono de voz muy frío.
—No sabría decirle, su majestad. Es Ranys quien se encarga de los invitados, yo tengo demasiado trabajo —contestó bajando la cabeza para que aquella no viera su mueca de disgusto.
—Mayra —la llamó Maurin llegando a su lado—. Princesa Elgida, me parece que el rey la estaba buscando.
—¿A mí? ¿Para qué? —preguntó Elgida enseguida.
—Cómo podría saberlo, princesa, pero escuché que le preguntaba a la reina esmeralda —respondió Maurin colocándose al lado de Mayra.
—Gracias, iré a ver qué quiere —dijo Elgida, pero se detuvo y miró a Mayra—. Si te enteras de lo que te pregunté, me dices. ¿De acuerdo?
Y se había retirado bajo la mirada de ambos jóvenes, que se rieron al verla correr. Maurin confesó que no era cierto, pero sabía que a Mayra no le agradaba ella. Enseguida se alejaron rumbo al auto que los llevaría a la galería de Esthela. Aunque las cosas parecían haberse normalizado, ella seguía sintiéndose observada.
—Oye Maurin, gracias por eso, no la soporto —le agradeció caminando a su lado, mientras giraba la cabeza a su alrededor sin resultados—. ¿Por casualidad, me has estado observando de lejos estos días?
—Siempre lo hago, sobre todo ahora que vives en palacio —respondió Maurin con una sonrisa.
Mayra le sonrió al tiempo que se introducía en el auto. Pero si era él, ¿por qué ahora mismo sentía que la observaban? ¿Sería Adam? Pensó que al vivir en el palacio lo vería más, pero no había sucedido así. ¿Dónde estaría? No tuvo que esperar mucho para saber la respuesta: al llegar al lugar de la exposición lo vio junto a otros, le pareció que organizando la seguridad.
Mayra miró a Adam, quien de inmediato giró su cabeza como si la sintiera, y se quedó observándola fijamente. Maurin la tomó por el brazo y se introdujo con ella en el lugar. Enseguida vieron a Esthela rodeada de otras chicas organizando todo. Al verla, vino a su encuentro.
—Pensé que tus profesores no te darían la tarde —la saludó con dos besos—. Te ves radiante, hice bien en dejar a Maurin a cargo de que te trajera.
—No, ellos tenían órdenes de dejarme venir. Oye, ¿es cierto que el príncipe Erick participará? Me lo preguntó Elgida —le informó Mayra.
—Ranys dice que sí, pero yo lo creeré cuando lo vea —dijo ella mientras dirigía a unos trabajadores con una caja—. Tú sígueme, tenemos un mundo de cosas por hacer. Gracias a Dios las chicas vinieron no solo a tu espectáculo sino como todos los años a ayudar. En cuanto al príncipe, llevo días sin verlo, no sé dónde se ha metido, quizás es porque Ranys lo quiere obligar a vestirse de príncipe medieval.
Caminaban seguidas por Maurin, que miraba a todos lados, por un largo pasillo hasta llegar a la galería principal. Todo estaba muy bien ubicado y solo quedaban los retoques finales.
—¿Y dónde me quieres? —preguntó Mayra observando todo el movimiento a su alrededor.
—Por ahora, necesito que supervises las ropas artesanales. Está en aquella habitación —señaló Esthela hacia una puerta lateral—. Las chicas están organizándolo todo por escenas. Asegúrate de que esté completo y en orden.
Mayra asintió y se dirigió hacia allá, pero se detuvo al escuchar la voz de Esthela nuevamente.
—¡Ah! Y Mayra, si ves a la princesa Elgida. No le vayas a decir que Erick viene, si es que lo hace, dice Ranys que fue lo primero que preguntó.
Mientras caminaba hacia la habitación, Mayra no pudo evitar notar que la sensación de ser observada persistía. Giró su cabeza discretamente, pero solo vio a Maurin hablando con uno de los guardias y a Adam, que ahora parecía muy concentrado en una conversación por su móvil.
Al abrir la puerta de la habitación, se encontró con un mundo de telas, manteles y accesorios artesanales. Tres chicas de su grupo de amigas estaban organizando todo por colores y escenas.
—¡Mayra! Qué bueno que llegaste —la saludó Elizabeth—. Tenemos un pequeño problema con el posible vestuario del príncipe... bueno, si es que aparece.
—¿Qué problema puede existir? De seguro a él lo que le sobra es ropa de esa época, en mi habitación en palacio existen muchos vestidos de todas las épocas, así que no se preocupen. Dudo mucho que si el príncipe acepta venga a ponerse una de estas ropas, pero me aseguraré de traer una de palacio, por si acaso —dijo con una sonrisa—. ¿Dónde está el baño? Salí corriendo de mis clases y necesito ir.
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Editado: 19.11.2024