El Destino De La Princesa Dragón Rosa

54.  UN PEQUEÑO EMPUJÓN

Mayra es levantada casi por todas sus amigas que ríen divertidas, y la empujan al encuentro de Maurin. Con el impulso que ellas le han dado a Mayra, casi se cae y él la recibe feliz en sus brazos, para sorpresa de todos, la hace girar, la tira para atrás y sin más, la besa.

—¡Uyyyy, de película, ja, ja, ja...! —grita Thalía—. Quiero un novio así. Mayra, si no quieres a Maurin, ¡cédemelo!

—¿Estás loca? —se gira Mayra—. Thalia, quita los ojos de mi novio. No soporto que nadie me lo esté mirando. ¡Lo mío es mío y de nadie más!

Sin embargo, mientras el grupo de chicos se divierte entre ellos, dos pares de ojos se ponen rojos al ver cómo Maurin y Mayra se besan y ríen mientras hablan. En la mesa del fondo, el príncipe de los Kraken Ness Nereus, está a punto de convertir sus brazos en tentáculos para arrebatar a Mayra de los brazos de su ahora feliz novio Maurin. Mientras, desde una ventana fuera de la cafetería, el príncipe de los dragones del agua, Adam, permanece en su forma invisible mirando con rabia y dolor cómo su adorable esposa es besada por un humano.

—Cálmate, hermano —escucha la voz del príncipe heredero Erick, que permanece también invisible a su lado.

Después de haber tenido una larga conversación con el príncipe de los dragones rosa Ariam y de hacerlo convertir en su verdadero ser, trayendo al mismo tiempo todas las memorias de su vida de dragón, vino en forma invisible a donde sentía a su humana Esthela muy asustada y agitada, encontrándose con todo el espectáculo de parejas. Por lo que decidieron permanecer de forma invisible vigilando al príncipe de los Kraken Ness Nereus, sentado con su sirviente en una mesa muy alejada a la orilla del mar.

—No podemos atraparlo ahora —susurra Erick sin dejar de mirar a su hermosa humana reír con las cosas de sus hermanos—. Está al lado del mar, escapará en el océano antes de que podamos llegar.

—No puedo permitir que mi esposa esté haciendo eso en mis narices —dice Adam bufando a punto de convertirse en dragón—. ¡No puedo, Erick, no puedo!

El príncipe heredero Erick lo comprende muy bien. Ahora que conoce el amor verdadero, y ha estado a punto de perder el control cada vez que algo sucede con su humana, sabe exactamente lo que su gran amigo está sintiendo. Aunque todavía no ha terminado el lazo con su amada Esthela, siente todo lo que ella, y no sabría qué haría si estuviera en el lugar de Adam ahora.

—Además, no olvides que no sabes en verdad si dentro de esa humana está la esencia de la princesa dragón rosa —le recuerda Erick con preocupación viendo como Adam lucha por mantener la apariencia humana y se apresura a advertirle—. Si te transformas ahora, pondrás en peligro no solo nuestra misión sino también a Mayra.

—¡Pero ella es mi esposa! —gruñe Adam, sus escamas comenzando a manifestarse bajo su piel—. Cada segundo que pasa ese humano la está...

—Ella no lo recuerda, hermano —lo interrumpe Erick—. Al igual que los demás, sus memorias están selladas. Debemos ser pacientes.

En ese momento, dentro de la cafetería, Mayra se detiene abruptamente en medio de una risa, llevándose una mano al pecho.

—¿Estás bien? —pregunta Maurin preocupado.

—Sí, es solo que... —Mayra mira hacia la ventana, confundida—. Por un momento sentí como si alguien me llamara.

Adam contiene el aliento, su corazón latiendo con fuerza al ver cómo su amada parece sentir su presencia y está mirando directo hacia donde él se encuentra. Deja que su esencia de dragón la envuelva de nuevo para ver si ella lo siente. Pero como otras veces, la esencia de Mayra permanece dormida, sin responder al reclamo de su verdadero amor.

—Mayra, aquí Thalia pretende que le regales a Maurin, ¿qué opinas? —sigue el juego Yenny.

—Ya le respondí —dice Mayra, olvidando lo demás y poniendo atención a sus amigas—. Thalia, búscate otro, porque como te dije, lo mío es mío y de nadie más.

—¡Ja, ja, ja! —ríen todas al escucharla, felices de ver la hermosa pareja que hacen ellos dos.

—Ya se le salió lo posesiva —dice Saray con una sonrisa—. ¡Maurin es tuyo, al fin lo reconoces! ¡Ja, ja, ja…!

—No te preocupes Mayra, yo tengo el mío, solo estaba bromeando con mi cuñado —se pone de pie Thalía ante la mirada curiosa de todos—. Dustin, ven acá, bésame. No quiero que me den envidia, yo sí no perdí el tiempo como tú.

Y sin más, le lanza los brazos al cuello al hermano menor de Esthela, que la toma por la cintura y la gira como hiciera Maurin con Mayra, la inclina hacia atrás y la besa en los labios, ante la mirada de sorpresa de todos. Al terminar de besarse se quedan abrazados, sonriendo felices, dando a entender que llevan mucho tiempo siendo pareja. Los demás responden con aplausos.

—¿Cuándo pasó eso? —preguntan todas girando para mirar a Esthela.

—Estudian juntos y se hicieron novios —contesta ella con una sonrisa feliz de que al fin sus hermanos sean correspondidos por sus amigas.

El ambiente en la cafetería se llena de risas y aplausos, mientras el aroma dulce del amor juvenil flota en el aire. Sin embargo, fuera de la ventana, la tensión sigue creciendo. Adam, con sus ojos de dragón brillando en un intenso azul marino, observa la escena con una mezcla de dolor y rabia contenida. Sus manos, ahora cubiertas por escamas iridiscentes apenas visibles, tiemblan mientras lucha por mantener su forma humana.




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