El destino nunca fue para nosotros...

Capítulo 4 parte 1./2.

Abrir la puerta de la pequeña cafetería del barrio dejando que el arma café recién molido me envolviera de inmediato Matías caminaba a mi lado sosteniendo la puerta con una sonrisa ligera. Era un lugar acogedor con luces cálidas paredes decoradas con libros y cuadros y el suave murmullo de conversaciones llenando el aire.

-Es mi lugar favorito para desconectar - dije guiándola hacia una mesa cercana a la ventana-. Tiene algo especial, ¿no crees?

Matías observó a su alrededor y asintió mientras se quitaba la chaqueta.

-Sí, tiene esa vibra... tranquila, como si aquí el tiempo fuera más lento.

Nos sentamos frente a frente yo jugaba con el borde de la carta del menú nervioso pero curiosa por conocerlo mejor. Matías me observó con una mezcla de interés y calma como si estuviera descifrando los pequeños detalles de mi personalidad.

-¿Qué te gusta pedir aquí? -preguntó él, rompiendo el silencio

-Siempre un capuchino. Y, si estoy de humor, un croissant de almendras. ¿Y tú? ¿Eres de los que toma café negro o eres más complicado con tus órdenes? -pregunte en un tono ligeramente bromista.

-Negro, siempre. Simple pero efectivo. Aunque tal ves hoy me anime con algo diferente -respondió, dejando entrever una sonrisa que me desarmo por un momento.

Cuando llegó a La mesera pedimos nuestra bebida y una vez solo de nuevo la conversación fluyó como si ambos estuviera en una burbuja aislada del resto del mundo.

-Entonces, cuéntame algo que nadie suele saber de ti -dije, inclinándose un poco hacia él con curiosidad.

Matías me miró un instante, Pensativo.

-Está bien, pero solo si tú haces lo mismo después.

Yo solo asenti ante su propuesta.

-Me gusta escribir. Cuentos cortos, nada muy elaborado. Es como mi forma de ordenar los pensamientos cuando el mundo se vuelve un caos.

Arqueo una ceja, sorprendida.

-¿Escribes? No te imaginaba así, pero tiene sentido. Tiene algo... introspectivo.

Él se río suavemente, rascándose la nuca

-Y ahora es tu turno.

Yo dude un momento antes de confesar:

-Siempre he querido viajar sola. Pero nunca lo he hecho. No sé si es miedo o simplemente falta de tiempo.

Matías asintió lentamente, como si procesará lo que decía.

-Talves solo necesitas un buen motivo para hacerlo. O alguien que te empuje un poco.

El silencio que siguió no fue incómodo punto fue uno de esos momentos en los que las palabras no eran necesarias. La mesera regresó con las bebidas interrumpiendo ese instante de conexión.

-¿Y su brindamos? -propuso Matías, levantando su taza.

-¿Por qué? -pregunte, divertida.

-Por este momento. Porque a veces es bueno dejar que las cosas fluyan.

Yo solo reí y levante mi capuchino.

-Por este momento, entonces.

El tintineo suave de las tazas chocando marcó el inicio de algo que ambos aún no podían definir pero que los envolvía como el cálido aroma café en aquella pequeña cafetería.



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En el texto hay: abandono, romance, destino cruel

Editado: 08.02.2025

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