El Diamante Más Brillante

Capítulo V: Almuerzo Familiar

Una aclaración para este capítulo. Habrá partes en donde los personajes hablarán en ingles un tiempo prolongado. El objetivo de este libro no es que aprendan inglés, por lo que, para un mejor entendimiento, estos dialogo prolongados en Ingles estarán en español, y para poder distinguir cuales serán, van a estar subrayados.

Texto de ejemplo

 

13 de marzo del año 2021

Para estas alturas del año, Diana estaba sumamente feliz, pues había aprendido mucho sobre la historia de aquel pueblo olvidado llamado “Lastenia”; no era muy interesante, pero descubrió que hay una gran historia detrás del ex ingenio Lastenia, puesto que se estaba pensando en hacer del lugar, un destino cultural y de suma importancia para la localidad. Pero era muy obvio que no le iba a hablar de eso a su padre en los informes, en lugar de su investigación, descargaba apuntes y monografías de la Facultad de Psicología, Filosofía, Artes y Literatura; y se las daba a su padre. Está demás mencionar que, al buscar esta información, también leía e iba aprendiendo sobre las carreras, obteniendo así, un horizonte más amplio de ideas y de conocimiento.

En cuanto al asunto sobre contactar a su madre, ya se había cansado, puesto que había intentado de todo, y nada funcionaba. Había probado en los sueños, el péndulo, las cartas, las velas… nada. Así que se dio por vencida.

Ahora sí, en lo que respecta a este capítulo. Diana estaba leyendo un artículo sobre Psicoanálisis, cuando de repente, su padre entró a su habitación cómo un loco desaforado.

—¡There´s no time! Diana —exclamó David, agitado —Necesito que te maquilles y te cambies ¡Ya! Y ponte tus lentes de sol.

—¿Qué pasa, papá? —preguntó Diana, asustada por el comportamiento tan errático de su padre.

—¡Ya vienen! ¡Llegan en quince minutos! —respondió David, muy agitado.

—¿Quiénes? —preguntó Diana, preocupada.

David miró fijamente a su hija, y le dijo —Our family, “The Adams” …

Y es que un de las tradiciones de los de David, era viajar desde los Estados Unidos, a Argentina para pasar un fin de semana. Esta tradición se repetía cada cuatro años, a veces menos, a veces más; y siempre eran participes las mismas personas; las dos hermanas menores de David, dos de sus primas hermanas, y sus padres, es decir, Damian y Sarah Adams. No es que David no los quería, pero siempre buscaba su aprobación, claro, no conscientemente, cosa por la cual siempre estaba en un muy alto estrés cada vez que estas personas venían. Además, cabe mencionar, que David tenía una relación algo rara con sus padres, después de todo, Damian era el causante de sus dos cicatrices; y su madre también había hecho de las suyas en su momento.

Diana no compartía mucho con estás personas, ni siquiera se mandaba mensajes. Pero, aun así, era consiente de quienes eran, y de cómo su padre se pone cómo un loco nervioso al hablar de ellos.

Exactamente quince minutos después de que David llamara a su hija, llegaron los Adams. Dos autos BMW negros de último modelo, pararon en la vereda de la casa Adams. De un auto bajaron los padres de David y sus hermanas; y del otro, bajaron sus dos primas hermanas.

—Solo necesito que te comportes —dijo David, enojado, a Diana —No quiero que menciones algo sobre tu madre, sobre tu tía, o sobre cómo te estoy dejando escoger una carrera. No tuve tiempo de retirar tu nuevo lente de contacto que usas cuando ellos vienen, por lo que no quiero que te quites las gafas de sol en ningún momento, y más vale que hayas usado ese costoso maquillaje a prueba de agua que te compré.

—Si papá. No te preocupes. —dijo Diana, harta. —No es la primera vez que los veo.

—La última vez fue hace cuatro años —dijo David —Prepárate, ya van a entrar. Mantén la calma.

—Estoy calmada —respondió Diana.

—No te lo decía a ti —añadió David, el cual parecía un niño esperando a sus padres de una reunió escolar, preparado para el regaño.

La puerta de la casa Adams se abrió, y comenzaron a pasar los parientes. El primero en entrar fue el Licenciado, perdón, Doctor en derecho, Damian Alexander Adams, importante y reconocido abogado de New York, y del mundo; el cual estaba vestido con un esmoquin a la medida color negro, unos caros y oscuros zapatos de cuero, y sostenía un maletín. A la par del Doctor, estaba Sarah Beatriz Miller de Adams, la cual estaba vestida con un muy elegante traje de dama, con una falda que llegaba hasta debajo de las rodillas, y un tapado de piel; además que se caracterizaba con su cabello rubio y muy bien recogido. Luego, cómo si fueran las gatas siamesas de la “dama y el vagabundo”, llegaron las hermanas gemelas Adams; Eliza Emily Adams tenía puesto un vestido que le llegaba por arriba de las rodillas, el cual era color negro, y tenía una boa de piel color blanca; mientras que la otra hermana, María Melanie Adams, tenía el mismo vestido de Eliza, solo de color blanco, y una piel igual a la de su hermana, pero color negro; ambas hacían relucir su largo y brillante cabello rubio. Atrás de las hermanas, llegaron las primas de David, las cual eran mayor que este; Casandra Adams estaba usando un vestido con brillos color azul oscuro; y Ana Adams, con un vestido opaco color Bordó. Cabe decir, que todos eran de tez blanca casi pálida, ojos celestes o verdes, sin lunares o pecas, y cabello color rubio, excepto las primas de David, las cuales tenía el cabello color castaño claro.




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