La lluvia había cesado, pero el aire seguía cargado de tensión. Diana no había dormido. El diario permanecía sobre la mesa, cerrado, pero su presencia era abrumadora, como si pudiera sentirlo mirándola. Cada vez que se acercaba, sentía un peso en el pecho, como si el simple acto de abrirlo pudiera cambiar su vida para siempre.
Sin embargo, el miedo no era suficiente para detenerla. Sabía que las respuestas estaban allí.
El mensaje oculto
Decidió comenzar desde el principio, repasando cada página con un cuaderno al lado para tomar notas. Mientras revisaba las primeras anotaciones, algo llamó su atención: un patrón en las palabras. Algunas letras estaban subrayadas de manera casi imperceptible. Al unirlas, formaban una frase que parecía una advertencia:
"Busca las anomalías. Todo comienza en el reflejo."
La palabra reflejo la dejó inquieta. No tenía sentido... hasta que recordó algo. En su baño, el espejo había comenzado a empañarse inexplicablemente durante la noche, incluso cuando no había agua caliente corriendo. Pensó que era una simple falla en la ventilación, pero ahora parecía algo más.
El espejo
Con el diario en la mano, se dirigió al baño. Encendió la luz y se paró frente al espejo, observándolo con atención. Durante un momento, todo parecía normal, hasta que vio algo que la hizo retroceder: su reflejo no seguía sus movimientos al instante.
Levantó la mano derecha, y el reflejo hizo lo mismo, pero con un pequeño retraso, como si estuviera reaccionando a algo más que a ella. Diana sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.
El diario, que estaba abierto en sus manos, comenzó a llenarse con una nueva anotación:
"El reflejo es solo el principio. Sigue el patrón, pero ten cuidado: no estás sola."
Antes de que pudiera procesar lo que estaba leyendo, un ruido proveniente de su sala la hizo girar.
La figura en las sombras
Diana salió del baño con el corazón latiendo con fuerza. La luz parpadeaba levemente, y la sensación de ser observada era insoportable. Al entrar en la sala, notó algo que la detuvo en seco: una figura oscura estaba de pie junto a la ventana
Por un instante, pensó que era una sombra proyectada por la lámpara, pero la figura se movió. Lentamente, giró su cabeza hacia ella. No tenía rostro, solo una forma borrosa que parecía distorsionar el espacio a su alrededor.
Antes de que pudiera reaccionar, la figura desapareció, dejando atrás un rastro de estática en el aire. El diario cayó al suelo, y cuando Diana lo recogió, las palabras habían cambiado de nuevo:
"Ellos ya saben que lo tienes. Ahora todo depende de ti."
El enigma del diario
Diana sabía que no podía ignorar más lo que estaba ocurriendo. Decidió investigar más sobre el diario. Buscó pistas en su edificio, preguntando a los vecinos más antiguos si sabían algo sobre el desván o los objetos que había allí, pero nadie parecía recordar su existencia.
Fue entonces cuando habló con la señora Clara, una mujer mayor que vivía en el piso de abajo. Clara le dijo algo que la dejó paralizada:
-Hace muchos años, hubo alguien en este edificio que mencionó algo sobre un diario. Era un hombre extraño, siempre murmurando sobre "líneas temporales" y "anomalías." Decía que el tiempo era como un río, y que el diario era la llave para entender su corriente.
Diana intentó sonsacarle más información, pero Clara se negó a hablar. Solo le advirtió:
-Si encuentras algo que no entiendes, no sigas. Algunos secretos no deberían ser descubiertos.
Un lugar olvidado
De vuelta en su apartamento, Diana continuó revisando el diario. Las anotaciones parecían volverse más personales, como si estuvieran dirigidas exclusivamente a ella. Una frase la detuvo:
"Busca el lugar donde el tiempo se dobla. Las respuestas están allí."
Había una dirección escrita en el margen: Calle Ocaso, número 17.
Esa noche, Diana decidió ir al lugar. Era una calle abandonada en las afueras de la ciudad, llena de edificios en ruinas. Cuando llegó al número 17, se encontró con un edificio en desuso, sus ventanas tapiadas y la puerta cerrada con cadenas oxidadas.
Pero lo más extraño era que en una de las ventanas superiores había una luz encendida, parpadeando débilmente. Diana se quedó mirando, sintiendo que algo dentro la llamaba.
El diario comenzó a calentarse en sus manos, y al abrirlo, las palabras en la página parecían brillar:
"El siguiente paso depende de ti. Pero recuerda, cada acción tiene un costo."
Antes de que pudiera decidir si entrar o no, la puerta del edificio se abrió sola con un chirrido ensordecedor.
Diana miró al interior, una oscuridad densa y opresiva la invitaba. Respiró hondo, dio un paso adelante y cruzó el umbral.
Al instante, sintió que algo la rodeaba, un zumbido profundo que hacía que todo vibrara. Y entonces, lo vio: un objeto extraño en el centro del lugar, una máquina oxidada con engranajes que parecían girar en dirección contraria al tiempo mismo.
Pero antes de que pudiera acercarse, una voz resonó detrás de ella:
-Has llegado demasiado lejos, Diana.
Ella giró rápidamente, pero la oscuridad era demasiado densa para ver a quién pertenecía esa voz. Lo único que sabía era que sonaba extrañamente familiar.
Editado: 06.01.2025