Diana, impulsada por el enigma que la rodea, decide seguir la nueva pista del diario. La dirección marcada en sus páginas la lleva a una vieja mansión abandonada en la Calle del Silencio. Desde el momento en que pone un pie en el terreno, algo en el aire se siente extraño, como si el tiempo mismo fluyera de manera diferente en ese lugar.
La casa está cubierta de enredaderas y su fachada, aunque desgastada, parece sostener secretos antiguos. Al entrar, se encuentra con un interior lleno de relojes detenidos, todos marcando horas que le resultan inquietantemente familiares. Diana los examina, notando patrones: las horas coinciden con eventos importantes de su vida, e incluso con las predicciones del diario negro.
En el centro de la sala principal hay un reloj de péndulo con un espejo en su interior. Diana ve su reflejo, pero algo no está bien: su imagen parece más joven, más vulnerable, y su expresión muestra miedo. Cuando intenta alejarse, el reflejo mueve los labios, pero no emite sonido. Aunque no puede entender lo que dice, sabe que es una advertencia.
Mientras sube al segundo piso, escucha susurros provenientes de las paredes. Su nombre se repite en diferentes tonos, como si muchas voces estuvieran llamándola a la vez. En una habitación encuentra un mural con símbolos extraños. El diseño parece una rueda del tiempo, con una figura encapuchada en el centro, idéntica a la que la ha estado siguiendo desde que todo comenzó.
El diario vibra en su bolso, y al abrirlo, aparece un nuevo mensaje: "El tiempo no solo conecta vidas, también controla destinos. Sigue los relojes, pero no confíes en los espejos."
En la habitación principal, encuentra un escritorio lleno de papeles viejos. Algunos están firmados con su propio nombre, aunque ella no recuerda haberlos escrito. Entre los documentos descubre una nota que parece una advertencia urgente: "El diario es un artefacto. Si no lo devuelvo al ciclo, todo colapsará."
Antes de que pueda procesar lo que ha encontrado, escucha pasos acercándose. Se esconde tras una puerta apenas abierta y observa a una figura alta, envuelta en un abrigo oscuro y con una máscara que cubre su rostro. En sus manos sostiene un reloj de bolsillo que brilla con una luz extraña. La figura murmura algo, y al girar las manecillas del reloj, la atmósfera de la casa cambia.
Las paredes parecen ondular, y Diana ve sombras atravesando las habitaciones, como ecos de momentos pasados. La figura desaparece, y Diana la sigue hasta una sala llena de espejos. Cuando finalmente se atreve a confrontarla, la figura se gira lentamente y la observa en silencio.
Diana exige respuestas, pero la figura habla con una voz distorsionada:
-Eres más persistente de lo que imaginé, pero tu tiempo se acaba.
Antes de que pueda reaccionar, el reloj de la figura comienza a emitir un zumbido intenso, y el espacio a su alrededor se desmorona como si estuviera siendo absorbido por un vacío. Diana siente que su cuerpo se tambalea, pero el diario negro se ilumina en sus manos. Las palabras aparecen rápidamente: "No confíes en lo que ves. Todo es un juego."
La figura desaparece en un parpadeo, dejando a Diana sola en la sala de espejos. Pero algo ha cambiado. Los reflejos ahora muestran diferentes versiones de ella misma: más joven, más vieja, más cansada, más determinada. Cada versión parece atrapada detrás del cristal, observándola con desesperación.
Diana intenta salir de la casa, pero el reloj de péndulo en la entrada comienza a girar frenéticamente. El zumbido vuelve, más fuerte que antes, y la casa parece viva, cerrándose alrededor de ella.
Al cruzar la puerta principal, el diario vibra con fuerza una última vez y aparece una frase aterradora: "La próxima vez, no habrá salida."
Diana se desploma en la acera, jadeando, mientras la casa se sumerge en un silencio absoluto. Desde la distancia, una figura encapuchada la observa desaparecer en la niebla.
Editado: 06.01.2025