El Diario Asesino

E19: El núcleo del tiempo

La cueva temblaba mientras las manecillas del inmenso reloj en el cielo fragmentado comenzaban a girar con más velocidad. Diana, todavía débil, observaba a Gabriel con una mezcla de temor y determinación. Habían enfrentado mucho para llegar hasta aquí, pero el aire mismo parecía cargado de un peligro que ni siquiera el diario podría haber predicho.

Lucien emergió de entre las sombras, sosteniendo el dispositivo con ambas manos. Su rostro estaba pálido, como si el peso del tiempo y los sacrificios lo hubieran alcanzado al fin.

-No queda tiempo -dijo, su voz apenas un susurro. Sus ojos estaban fijos en la figura que lentamente emergía del centro del reloj-. Esa cosa... no es de este mundo. Es el verdadero autor del diario.

Gabriel lo miró incrédulo. -¿El autor? ¿Estás diciendo que esto fue planeado desde el principio?

Lucien asintió, su mirada oscura. -El diario no es solo un objeto. Es una extensión de algo más grande. Algo que lleva siglos manipulando el tiempo para sus propios fines. Cada palabra escrita en él, cada tragedia que predijo, fue parte de su plan para liberarse.

La figura oscura avanzaba lentamente, su forma cambiando constantemente como si fuera un reflejo de todos los que alguna vez sostuvieron el diario. Diana sintió un frío profundo atravesarla cuando los ojos de la criatura se fijaron en ella.

-Ella es la clave -dijo la figura con una voz que resonaba como un eco infinito-. Diana, tú eres la última pieza. El diario y tú siempre estuvieron destinados a unirse. Solo así el equilibrio del tiempo podrá ser restaurado.

-¡No! -gritó Gabriel, posicionándose frente a Diana-. No dejaré que la toques.

La criatura rió, un sonido gutural que parecía doblar el espacio a su alrededor. -Tú no tienes elección. El tiempo no obedece a deseos humanos.

Antes de que alguien pudiera reaccionar, un remolino de energía oscura se formó alrededor de la criatura. Diana fue arrastrada hacia el centro del lugar, sus gritos llenando la caverna mientras intentaba aferrarse a cualquier cosa. Gabriel corrió hacia ella, pero Lucien lo detuvo.

-¡Si entras, no saldrás! -advirtió Lucien, agarrándolo del brazo-. El núcleo del tiempo no perdona. Solo Diana puede enfrentarlo.

Diana, atrapada en el remolino, sintió como si miles de recuerdos pasados y futuros la atravesaran a la vez. Podía ver a la niña que alguna vez fue, descubriendo el diario por primera vez, y a una versión de sí misma que parecía más vieja, derrotada pero aún luchando. Podía ver a Gabriel gritando su nombre, una y otra vez, en futuros que nunca llegaron a ocurrir.

Finalmente, la voz de la criatura llenó su mente. -Escribe las últimas palabras, Diana. Completa el ciclo. Solo así podrás liberar a los que amas.

-¿Qué pasa si me niego? -susurró Diana, su voz apenas audible.

-El tiempo colapsará. Todo lo que conoces se desvanecerá en el vacío.

Mientras tanto, Gabriel y Lucien trataban de contener la energía creciente del núcleo. Lucien manipulaba el dispositivo frenéticamente, tratando de estabilizar el espacio a su alrededor, mientras Gabriel luchaba contra las fuerzas que intentaban separarlo de Diana.

De repente, una explosión de luz llenó la cueva. Diana estaba de pie en el centro del remolino, sosteniendo el diario, cuya última página estaba en blanco. Su rostro estaba cubierto de lágrimas, pero sus ojos mostraban una resolución inquebrantable.

-No escribiré nada -declaró, su voz firme-. No completaré tu ciclo. El tiempo no puede ser controlado. Ni por ti, ni por mí.

La criatura rugió, el sonido desgarrando el espacio. Pero antes de que pudiera reaccionar, Diana alzó el diario y lo presionó contra el núcleo del reloj. Un destello cegador llenó el lugar, y todo se detuvo.

Cuando la luz se disipó, Diana yacía en el suelo, inconsciente. Gabriel corrió hacia ella, levantándola en sus brazos mientras Lucien observaba en silencio. El reloj en el cielo había desaparecido, pero algo había cambiado. Las grietas del tiempo seguían allí, aunque ahora eran menos intensas, como si la decisión de Diana hubiera estabilizado algo.

Gabriel miró a Lucien, esperando respuestas. -¿Está muerta? -preguntó con voz temblorosa.

Lucien negó con la cabeza. -No. Pero pagó un precio. Ella cortó el ciclo, pero no lo destruyó. Y ahora el tiempo... la necesita.

Diana abrió los ojos lentamente, susurrando palabras que apenas eran audibles. -El final... aún no ha llegado.

El episodio termina con la cámara alejándose del grupo mientras el paisaje comienza a cambiar. En el horizonte, se puede ver una figura observándolos desde lejos, una silueta que recuerda al Vigilante, pero diferente. Más oscura. Más poderosa. Y mientras el eco de una nueva amenaza comienza a formarse, una única palabra resuena en el aire:

-Continuará.




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