El Diario Asesino

35. Un Nombre en el Tiempo

En el presente…

El cursor parpadeaba en la pantalla.

Alex deslizó los dedos sobre el teclado, pero no escribió nada.

"La historia no comienza cuando crees. Busca el Diario."

El mensaje seguía allí. Frío. Impersonal. Como si quien lo hubiera enviado supiera exactamente qué decir para instalarse en su mente.

Pero había algo más.

Un nombre.

"Diana."

No sabía por qué, pero sentía que lo conocía. Como un eco enterrado en su memoria, un recuerdo que se resistía a salir a la superficie.

Cerró los ojos.

Buscó en lo más profundo de su mente.

Y entonces…

Un parpadeo.

Un instante fugaz.

Una mujer bajo la luz de una farola.

Su respiración se agitó.

Recordaba haberla visto cuando era niño. Pero no podía ser.

Abrió los ojos, intentando calmarse. Necesitaba respuestas.

Se inclinó sobre el escritorio y empezó a buscar.

En otro lugar

La noche era espesa, silenciosa.

Diana pasó las páginas del Diario con dedos temblorosos.

Las letras parecían moverse bajo la luz tenue, como si el papel respirara.

"Quedan nueve días."

Nueve días.

El tiempo la empujaba hacia un destino que no quería aceptar. Como un hilo invisible tirando de ella, como una puerta que se cerraba y solo podía abrirse desde el otro lado.

Pero ella no iba a quedarse aquí.

No iba a desaparecer.

No esta vez.

No ahora que había encontrado una grieta.

Exhaló despacio y cerró los ojos.

Tenía que hacer lo impensable.

Tenía que forzar al tiempo a soltarla.

Y para eso, Alex debía encontrarla.

En el presente…

Alex seguía buscando.

Archivos. Noticias antiguas. Registros civiles.

Nada.

Era como si Diana nunca hubiera existido.

No tenía apellido. No había forma de rastrear quién era.

Pero entonces encontró algo.

Un hilo en un viejo foro de internet.

Un usuario anónimo.

Un post olvidado.

"Hay nombres que no deberían existir. Hay historias que se reescriben solas. Yo la vi. Sé lo que intentó hacer."

Alex tragó saliva y siguió leyendo.

"La historia no comienza cuando crees. Hay nombres que se repiten en los rincones del tiempo."

Y entonces lo vio.

Un nombre enterrado entre las palabras.

Gabriel.

Su corazón se aceleró.

No decía más. Solo eso.

Un nombre perdido en la oscuridad.

¿Quién era? ¿Por qué estaba en ese mensaje?

Su teléfono vibró.

Un nuevo mensaje.

Sin remitente.

"No busques más."

Alex sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

Pero ya era tarde.

Porque, sin saberlo, ya estaba dentro de la historia.

Y la historia lo estaba esperando.




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