El diario de Damiana

Mayo 02. Harry

 

A la mañana siguiente me levanté indispuesta.

No pude asistir a clases ya que me encontraba sumida en una profunda tristeza y sentía que todo mi pequeño mundo se me había venido abajo, desmoronándose por completo. Acababa de enterarme que mi padre, a quien adoraba desmedidamente, a quien creía perfecto, a quien idolatraba, admiraba, respetaba infinitamente, había sido capaz de herir vilmente a Jonathan, su hijo, a quién yo pensé que quería por sobre todas las cosas. Lo había traicionado y burlado indignamente, todo por una mujer, una desagradable mujer que dentro de poco se convertiría en su "esposa", en nada menos que su esposa.

En esos momentos mientras comprendía que el alejamiento y quebranto de mi familia era por culpa de esa mujer llamada Beatriz, por primera vez en 17 años de vida, sentía crecer el odio y el resentimiento en mi corazón. Sentía que la odiaba, que una mujer así, solo era digna de desprecio y repudio. Por ella, papá se había comportado de una manera tan ruin y cobarde; para mí ella era la única responsable de que la hermosa e inapreciable relación entre Víctor y Jon se destruyera para siempre.

No podía quedarme con los brazos cruzados esperando a que esa infame y despreciable mujer terminara por destruir igualmente la vida de mi padre, a quien yo consideraba otra víctima más de su maldad y falsedad.

 

 

Al llegar la tarde de ese día, el malestar que invadía mi cuerpo se agudizaba; un fuerte dolor de cabeza me torturaba inclementemente, así que decidir buscar ayuda médica. Traté de ubicar al doctor Ferrero, pero no se encontraba en la ciudad. Decidí entonces, después de meditarlo mucho, acudir a Harry. Lo llamé y al poco rato ya estaba en la casa. Muy dedicado y dispuesto hizo todas las revisiones pertinentes.

Toma las medicinas que te acabo de recetar y empezarás a sentirme mejor.

Gracias sonreí entristecida—. Haré lo que me digas me miró preocupado.

Las medicinas solas, no van a aliviarte, tienes que poner de tu parte y subir ese ánimo, de lo contrario, no vas a mejorar una lágrima se escapó de mis ojos y rodó por mis mejillas. Harry, con un dedo la secó de mi rostro.

Es difícil cuando se está sobrecargado de tristezas.

Las tristezas son más tolerables cuando son compartidas anotó dulcemente.

Sería agobiar a otros con penas que les son ajenas. No quiero esa carga para nadie. Es muy doloroso tener que vivirlo yo, como para condenar a otra persona a que lo soporte también.

¿Sabes cuál es la función de los amigos? preguntó persuasivo, asentí—. Servirnos de soporte en momentos como éste.

No hay nadie para mí en estos momentos, mis amigas están sobrellevando sus propias cargas confesé desolada.

Tal vez puedes contar con alguien más que, desde que te conoció se considera tu amigo y solo está esperando que le brindes la oportunidad de serlo sonreí distante.

Me encanta la idea de que seamos amigos afirmé melancólica—. Pero me parece patético iniciarla contándote mis desgracias. Sería mejor con un par de cervezas y escuchando buena música sonreímos divertidos.

Pues qué tal si te propongo algo entonces lo miré interesada—. Paso más tarde por ti, vamos algún lugar, nos tomamos ese par de cervezas y miramos cómo es que le damos comienzo a esta amistad.

De acuerdo concedí emocionada—. Me gusta mucho esa idea

Y así fue.

Llegada la noche Harry pasó por mí. Fuimos a un pequeño bar que tenía una suave y hermosa música y un ambiente agradable y acogedor.

Me encanta este lugar manifesté complacida.

Sabía que sería de tu agrado, ¿ves? Eso lo sé porque ya somos amigos anotó divertido.

Durante un buen rato hablamos de trivialidades, cosas simples y sencillas que le dieron a la velada un toque ameno y divertido. Harry, tal cual lo imaginé, resultó ser una compañía enormemente gratificante. Siempre divertido e interesante. Su conversación estaba impregnada de un toque de buen humor que me permitió por ese maravilloso instante, olvidarme completamente de absolutamente todo. Hasta de Daniel.

Rato después me trajo a casa. Sentados a la orilla de la piscina conversábamos de lo bien que había resultado todo. Aun no sé cómo ni porqué, pero entre los dos todo fluía tan natural y espontáneo, que, sin prácticamente darme cuenta, se estaba convirtiendo en lo que actualmente es, mi mejor amigo.

Gracias le declaré desde el fondo de mi corazón—. Por todo esto. Por sacarme del pantano de tristezas en el que estaba sumergida y aún no te he dicho ni una sola palabra relacionada con ese tema.

Eso hacemos los amigos, ¿recuerdas? explicó adornando su rostro con su hermosa sonrisa.

Ahora lo sé.

Minutos después se marchó, dejándome sobrecargada de energía y entusiasmo, tan saturada de emociones positivas que la sonrisa no se borró en toda la noche de mis labios.

 

 

Dos días después, Jonathan regresó de su viaje a la hacienda. Esa mañana cuando me levanté, lo encontré en el jardín desayunando. Me le acerqué. Lo esperaba desde el mismo día que se fue. Lo saludé dándole un beso y un fuerte abrazo. Desde esa horrible noche que me contó lo sucedido entre Víctor y él, no nos veíamos. Lo amaba y necesitaba más que nunca de su compañía.



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En el texto hay: romance, drama, amor

Editado: 13.04.2024

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