El diario de Elena

Capítulo I: Promesas

Promesas

Viernes 23 de enero del año 2015

Dieciséis días antes

¡Viernes de Series! —Es lo primero que grita Addie en cuanto ingresa por la puerta principal con un par de bolsas en sus manos y un bolso colgando de su hombro derecho, camina a través del pasillo tarareando una canción que no logró identificar hasta llegar a la cocina en donde mi hermana y yo esperábamos la comida chatarra que ella había decidido traer para nuestro fin de semana juntas—Buenas noches cuñada —Se acerca a ella antes de darle un abrazo que mi hermana acepto gustosa —, Hola señorita lista para un fin de semana que jamás olvidará prácticamente te hare ver las estrellas  —Dice con voz seductora antes de reír por mi sonrojo, mi hermana Alexa simplemente ríe antes de chocar puños con ella —Literalmente hablando porque traje mi telescopio para que miremos las estrellas pequeña pervertida —Añade y esta vez quiero meter mi cabeza en la tierra a causa del sonrojo.

La risa de mi hermana es estrepitosa al igual que la de Addie y yo simplemente niego con la cabeza ante aquellos comentarios, Addie tiene veinte años y es dos años mayor que yo, es mi novia desde hace un año y medio pero antes de todo ha sido mi mejor amiga, Addie es la primera persona con la que tuve una relación de amistad en este pueblo y ha sido mi compañera de travesuras desde que vine a este pueblo hace once años, para nadie era una sorpresa que Addie y yo termináramos saliendo juntas de hecho para mi hermana esto era más que obvio sin embargo al parecer todo el pueblo lo sabía menos nosotras. Addie y Alexa son las únicas personas que me acompañan de manera incondicional en mi vida de hecho se llevan tan bien que hacen rituales como estos para compartir tiempo con la persona que aman, es decir yo.

Alexa es mi hermana mayor, pasó a ser mi tutora legal después de la muerte de mamá y sí, ambas nos mudamos a este pueblo con la esperanza de sanar y empezar de nuevo una vida. Por último, pero no menos importante me encuentro yo, Emma Brown una adolescente que está buscando su lugar en este mundo y ama las series, mi vida es normal y constante pero como dicen la normalidad es solo una percepción.

El comedor de la cocina empieza a llenarse de toda la comida chatarra que Addie había comprado en la tienda de conveniencia que fuimos trabajadoras el verano que pasó lista para empezar nuestra noche familiar. Una nostalgia invade mi cuerpo ya que las clases empiezan este lunes al menos los cursos de iniciación de grado lo hacían y eso implicaba que tendríamos menos tiempo para vernos a causa de todas las cosas extracurriculares que practicamos, Addie era experta en arquería mientras que yo practicaba artes escénicas —¿En qué piensas tanto? —Cuestiona Addie antes de tomar mi mano y llevarme a través del pasillo que conecta con la sala de estar.

—El verano se ha pasado demasiado rápido —Digo y ella asiente ante mi afirmación —Quisiera quedarme aquí contigo para siempre —Añado antes de dejarme caer en el sofá enfrente del TV plasma lista para ver una temporada más de Pretty Little Liars.

—Por más que me guste estar aquí contigo en este sofá, debo admitir que quiero vivir mi último año de esa prisión de la mejor manera —Señala Addie antes de entregar el bol de palomitas a mi hermana quien escoge el sofá de enfrente para enrollarse entre mantas en busca de calor, Alexa toma el control remoto para oprimir PLAY y la serie empieza. La mano de Addie busca la mía entre bajo de las mantas y la enlaza, a través del rabillo de mi ojo me percató de una sonrisa, sin pensarlo dos veces me acomodo en su hombro en un extraño y reconfortante abrazo de un momento a otro el característico aroma de Addie invade mis fosas nasales sonrió ante la extraña mezcla (Fresas y cigarrillos) —Mal vicio —Susurró y ella frunce el ceño —Las fresas y los cigarrillos siempre me recuerdan a ti —Admito y ella ríe.

—Par de tórtolas para eso tienen una habitación —Interrumpe mi hermana antes de lanzarnos un par de palomitas —Dejen disfrutar la serie y de restregar su relación a las almas solteras —Afirma y tanto Addie como yo nos reímos a carcajadas, la guerra de palomitas empieza y es así como la noche de series pasa a segundo plano entre risas, chismes y algún que otro comentario de Alexa vergonzoso acerca de mi infancia, mi vida es perfecta de hecho es como la de cualquier adolescente promedio, tengo una casa, una novia, mi hermana y un futuro por delante simplemente no podría pedir algo mejor.

El reloj de la sala de estar marca las nueve de la noche, Addie se encuentra en el tejado preparando el telescopio para nuestra noche mientras que mi hermana se encuentra leyendo algo en su teléfono, ella frunce el ceño y niega ante la pantalla; últimamente no es la misma —Pienso —; Alexa apaga el teléfono y nota mi presencia.

—Necesito algo de aire fresco —comenta antes de levantarse y marcharse por el pasillo que conecta con la puerta principal. Me acercó a la ventana de la sala de estar y veo que Alexa está concentrada en su proceso de respiración para calmar sus ansias, pero de un momento a otro observó una silueta acercarse y eso logra alarmarme de inmediato, pero me contengo de inmediato al percatarme que es Elena, mi vecina y ex amiga de nosotras.

Elena y Alexa empiezan una conversación ninguna sonríe, pero al menos era un avance, la nostalgia se apodera de mí al recordar las noches de juego en mi casa o los viajes improvisados a las montañas con Elena, ella al igual que Addie fue una de las primeras personas en hablarnos en este pueblo sin embargo desde la elección de su padre (que en paz descansa) como ministro de estado, Elena cambió. Elena empezó a asistir a eventos de la alta sociedad, era constantemente fotografiada en algún café en París, Milán o en una recaudación de fondos para los niños con cáncer del mundo, la familia de Elena se convirtió en el emblema y rostro del pueblo de Sacramento así que no la culpábamos por cambiar sus intereses y círculo social a algo más apropiado.




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