El diario que no planeé

Grandes expectativas

La mayoría de las personas a mi alrededor me dicen y me repiten una y otra vez que tienen gran confianza en mí, confianza en lo que puedo hacer, confianza en lo que puedo lograr; debo decir que se siente muy bien, porque eso te dice que alguien tiene fe en ti, alguien cree en lo que haces y en lo que eres o serás, más sin embargo, tengo que dejar explicito en este espacio que después de un tiempo, después de que el número de personas que te idolatran aumenta, todo esto se vuelve una carga, un peso enorme que sobrellevar, un peso enorme que temes dejar caer.  

Mi mente dice y repite a gritos que no nos gusta llamar la atención, pero mi forma de caminar y el cómo me comporto al hacerlo contradice tales argumentos, arribo y recorro las calles como si fueran una pasarela de modelaje, y los hechos cuentan más que las palabras, tal vez una parte de mí no le gusta, pero a otra sí, y puede ser que al momento de andar me incline más hacia esa parte.

Yo siempre he luchado por lo que he querido, tal vez no con vasta fuerza, pero si con la necesaria para avanzar a mis objetivos, hace un par de años los definí mentalmente, los volví más sólidos, menos propensos a romperse, y como era de esperarse eso llamó la atención, las personas que ya me miraban ahora me observan, observan mis movimientos, observan cada paso que doy, cada logro que alcanzo, sé muy bien que la mayoría de ellos lo hacen con las mejores intenciones, de corazón esperan que consiga todo lo que estoy buscando, más sin embargo, al escuchar sus palabras, cada expresión que salta en el momento en que lo hacen, traen a mí un enorme miedo, miedo a fracasar, miedo a decepcionarlos, miedo a que al cometer un error, la gente deje de confiar en mí, miedo a todo aquello que eche abajo las expectativas que tienen de mí.  

Las personas que se encuentran en un caso como el mío me van a entender perfectamente, es hermoso escuchar que alguien cree mucho en ti, te sonrojas, se te van las palabras, sonríes del nerviosismo, pero cuando tu mente se queda sin material de investigación, sin pensamientos, le parece muy divertido analizar todas esas opiniones, haciendo una tabla mental de pros y contras, llevándola ante una corte suprema mental en donde se determinará si es más benéfico o dañino contar con dichos reconocimientos, habrá una parte demandante y una parte defensora, y tú serás el juez, ellas te mostrarán su postura y con argumentos sustentarán a la anterior dicha, luego de ello, luego de analizar ambas posturas, dictarás el laudo correspondiente a tal caso, debes ser totalmente parcial, para de esta forma ser justo con la decisión que vas a tomar. A estas alturas ya deben de pensar que soy un completo loco sin remedio, pues sí, puede que sí, pero soy un loco consciente, consciente de lo que digo y hago, mi vida es así, tengo reuniones mentales a media noche, en la madrugada, al medio día, no hay un horario fijo, mi mente me llama para analizar un determinado caso y no me queda de otra más que acudir al llamado, aunque la otra vez de lo apresurado que andaba abordé en la neurona equivocada, llegué a la zona de creación, procesamiento e investigación de ideas alocadas y así me fue, me persuadieron del veredicto que ya había dictado y todo valió madres, desde ahora tengo más cuidado.  Pero bueno ya me desvié del tema otra vez, a la conclusión a la que llegué es que está bien que las personas te reconozcan tus méritos, porque eso te hace sentir muy bien, incluso en algunos puntos de tu vida necesitas escucharlos para saber que estás haciendo las cosas bien, que todo tu esfuerzo tiene un fruto, de vez en cuando sentiré miedo a decepcionarlos, pero siempre he de recordar que los errores son parte del camino, parte del aprendizaje, porque a partir de ellos vas a crecer profesionalmente y como persona, porque han de mostrarte que estás siguiendo la línea perfectamente o te has desviado un poco, y si al caer las personas retiran su atención de ti, pues que les vaya bien, no necesitas a ese tipo de personas en tu vida, no necesitas a alguien que crea que el cometer un error es sinónimo de perdición, necesitas a alguien que te grite “levántate” cada vez que caigas, a alguien que te de el brazo, a alguien que use su cuerpo para ayudarte a seguir avanzando, hasta que te recuperes y puedas continuar solo de nuevo, eso necesitas, así que de mi parte te mando un “buen trabajo, que nada te pare”.    



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En el texto hay: reflexion, motivacion

Editado: 25.08.2022

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