El diario que no planeé

Sentimiento perdido

Dime, ¿alguna vez te has sentido perdido o extraño en el lugar que supuestamente es el tuyo?, ¿alguna vez has sentido que tu vida se ha detenido en un determinado lugar y tiempo?, tu vida ha sido encerrada en un bucle de tiempo que se repite una y otra vez, todos los días, sin falta, y temes que en él seas sepultado.

El lugar en donde estás es un espacio muerto para ti, aunque para las personas que lo ven como un prado muy hermoso por el que es posible vivir y caminar de forma tranquilla suene un tanto cruel el decirlo. La gente a tu alrededor se ríe, bromea y aparenta estar muy contenta, pero tú por dentro te estás muriendo, por dentro sientes que todo se te está derrumbando, todo el universo intentando gritarte que no es tu lugar, que el tiempo corre y debes moverte de donde estás; decir “corre” es tremendamente sencillo, ¿cómo hacerlo cuando sientes que no llegarás a más de la esquina?, cuando te sientes incapaz de soltar a quien te retiene, cuando crees que vas a fracasar y tendrás que volver al lugar que te hará sentir aún peor, ¿cómo hacerlo?, no hay una guía, no hay un método, hay un salto al vacío, sin previa noción del impacto, sin previa noción de lo alto, del viento que acompañará tu caída, no hay nada de eso, solo un salto, una decisión, o saltas, o no saltas, solo recuerda que al vacío ya estás cayendo con el simple hecho de no intentar correr hacia donde quieres estar, así que, ¿cuál es el problema en realidad?.

Caminas solitario, ríes, cantas, hablas en soledad y la gente te mira raro, me pregunto si para ellos es muy difícil el entender que no estás solo, que te tienes a ti mismo y que es natural que quieras saber el cómo te encuentras, cómo te sientes, el si hay algo que te está perturbando; y te llevas horas, platicando contigo mismo, analizando el cómo van, si se han desviado de la dirección que principalmente marcaron o intentaron marcar, y te das cuenta de tantas cosas, muchas veces descubres sentimientos, emociones e incluso preocupaciones que para ti eran desconocidas, ignoradas, pero al detenerte un momento y platicar contigo mismo te hizo verlas, conocerlas y pronto resolverlas. Ese es el beneficio, la magia de sentarte y hablarte a ti mismo, y que muchas personas no entienden, que no conocen, e incluso ven extraño, porque ahora resulta que, para ellos, hablar con la persona más importante para ti, es de locos.   

Te mueves, te apartas de todos y eres incapaz de no analizar todo lo que te rodea, el verde tan hermoso de la madre naturaleza ejerciendo su dominio, luego el naranja intenso y opaco amarillo prestado al otoño por una estación, esas tonalidades de azul en el cielo, esos chubascos de crema que te cambian el día, esas chispas de chocolate moviéndose rápidamente por todo él, atrapando tu atención, y llevándosela consigo. Siempre tienes la mente en otro lado, muy seguramente en el lugar en donde te gustaría estar sentado y sonriendo, en paz, contigo mismo. Avanzas, con la esperanza de que el amigable viento te sople las repuestas que a diario le gritas en silencio, con la esperanza de que una leve brisa de viento cálido se estrelle en tu mejilla y con ello te diga “por aquí”, y tú sigas la dirección sin el más mínimo titubeo.

¿Qué hacemos aquí?, ¿cuál es el objetivo de vivir?, ¿para qué o para quién intentar hacer un mundo mejor si al final de cuentas todos moriremos?, ¿por qué cuanto más hacemos el intento de buscar las respuestas al sentido del mundo solo terminamos destruyéndolo más?, ¿por qué esas y otras miles de preguntas más no te dejan en paz?; se cuelan en tus pensamientos, en tus sueños, en tu paz, ¿por qué simplemente no podemos ser como todo el mundo?, solo vivir y ya, ¿por qué el mundo o quién quiera que sea y me esté sembrando esta incertidumbre no entiende que no soy un genio?, y no tengo las respuestas que demanda en cada amanecer, atardecer y anochecer en la puerta de mi subconsciente, ¿por qué no entiende que solo soy yo, y nada más?.

Intento ser yo y la gente me mira extraño, intenso ponerme un disfraz, darle vida y se ofenden. Ahora entiendo que no importa cuán raro me vea, cuán ridículo aparente verme ante la vista de ellos, solo debo ser yo, solo debo actuar como me gusta hacerlo, perdiéndome en mis pensamientos, intentando encontrar mi camino, el camino que me conducirá a una taza de café en mis manos por la mañana, en una cabaña en el bosque, no escuchando más que el tarareo relajante de las aves y tu amigo el viento soplando en tu alrededor. Solo debo disfrutar de la grata compañía que es mi mí mismo, reír con sus ocurrencias, llorar por sus tristezas, abrazar su incertidumbre, y abrazarnos a ambos. Solo debo entender que hay cosas más allá del propio entendimiento permitido en el ser humano, solo debo estar atento a las señales, seguirlas y ver a dónde me llevan, pues siempre he creído que todos venimos aquí con un objetivo, con una misión que debe ejecutarse, y creo que las más importantes, son las más difíciles de descifrar. Entiendo que solo debo caminar hacia lo que me hace sonreír, que sin importar lo que me digan, yo pueda decir que estoy y me siento en casa, tal vez aún perdido, sí, pero en casa.  



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En el texto hay: reflexion, motivacion

Editado: 25.08.2022

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