El diario que no planeé

Equivocarse

¿Es prudente seguir dándolo todo cuando todo cuanto bueno haces es cubierto de tierra por el puño de las personas que supuestamente quieren lo mejor para ti? Esa es la pregunta que no me ha dejado en paz en todo el día. Me ha robado la concentración y no sé si pude realizar mi trabajo de la manera correcta. En momentos la sentí como un nudo en el estómago, y como un vacío en el pecho que estaba haciendo cambios incómodos en las facciones de mi rostro. ¿Cómo puedo levantarme, ponerme la armadura y tomar mi espada de nuevo? ¿Cómo? ¿Cómo cuando son precisamente sus armas las que me lastiman? ¿Cómo lucho contra el recuerdo que se niega a soltar? ¿Cómo lidio con la idea y el hecho de ser siempre la segunda opción? ¿Cómo lidio con el hecho de que para ella soy el torpe y siempre seré el torpe? ¿Cómo aprendo a no cometer errores en algo que desconozco? ¿Cómo acepto que las metidas de pata no están permitidas?, así sea la primera vez que trabajas en ello. ¿Cómo elijo quedarme en un lugar en el que a diario paso desapercibido de una manera negativa? ¿Cómo pensar que estoy sobreestimando los hechos? ¿Cómo pensar que todo estará bien?

Los trabajos importantes y el ser atrabancado no es una buena combinación. El ser un poco distraído es alerta de despido.  

Creo que puedo asumir que todos hemos cometido al menos algún error crítico en nuestra vida. En verdad espero estar asumiendo correctamente. Hace unos días desgraciadamente fue mi turno. El tiempo estaba sobre mí, además de una carga inmensa de trabajo, ambas cosas influyeron para que acelerara mi labor y con ello diera paso a un error que haya sido catastrófico de no haber sido detectado a los dos minutos, porque sí, se percibió en alrededor de dos minutos, pero ese par de minutos, fue suficiente para que una reprimenda inmensa cayera sobre mí. Y hasta la fecha, esos dos minutos me siguen persiguiendo.  

Acepto que cometí ese error, y que el término importancia relativa no aplica en este caso. Acepto que me equivoqué. Pero hasta donde sé, también soy humano y estoy susceptible a errores, y creo que con una vez que se castigue verbalmente por ese error es suficiente. Considero que no es necesario que lo expongan en cada oportunidad que se tiene, porque creo que cuando es reciente, a cualquiera le haría daño escuchar lo mismo una y otra vez, algo de lo que fuiste responsable, y que te hace sentir mal.

Soy un chico que no necesita que le reprendan cuando comete un error, porque mi enorme autocastigo es más que suficiente. Apenas y puedo lidiar con él, como para encima tener que sostener el peso de los regaños de otros. Yo sé que lo merezco, pero como ya lo dije, con una sola vez basta.  

Soy un chico muy perfeccionista, trato de no cometer errores, pero eso no significa que esté cerrado a ellos. Porque yo veo los errores como una alerta de que algo no estoy haciendo bien, me marcan el rumbo correcto a seguir. Algo que es muy certero en mí es que no vuelvo a tropezar con la misma piedra. No cometo el mismo error dos veces. Me equivoco, tomo nota mental del error, recojo lo que queda, corrijo el traspié y sigo adelante.

Me siento mal porque hoy todavía me recalcaron la falta de hace casi una semana y que ni siquiera alcanzó entrar en territorio crítico. Y mi consejo es que no les dé miedo cometer errores. Se siente uno mal, pero siempre los harán crecer, aunque no todas las personas lo vean y crean así.

Cuanto más duela el error, menos serán las posibilidades de volver a cometerlo.

No se cierren a pasar por esa experiencia. Porque entonces jamás sabrán lo que es equivocarse.     



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En el texto hay: reflexion, motivacion

Editado: 25.08.2022

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