Crystal.
Debería estar en banquete de compromiso de Daelyn, pero no asistí debido a que tengo que ir al reino de Lira, el rey me dio la aprobación para ir, me acompaña cuatro caballeros liderados por Hadrianus. El príncipe ya debe saber que estoy en camino a su reino.
Hoy en la mañana emprendimos el viaje, que durará solo dos días. Mi estadía en el reino solo será por una semana, tiempo suficiente para conocernos, necesito saber qué tipo de persona será mi futuro esposo. Leela está conmigo dentro del carruaje, se ve muy feliz. Es la primera vez que ambas salimos del reino Bellatore.
Ella me ve y su sonrisa se borra.
—Princesa Daelyn ¿Por qué esta triste? —pregunta Leela, su rostro muestra preocupación.
—¿De verdad?
—Princesa llevo años trabajando para usted y conozco sus expresiones mejor que nadie por más que intenta poner su rostro neutral —responde muy dulcemente. Su voz me da tranquilidad.
—Estaba pensando en lo que haré cuando llegué al reino.
—Princesa, le haré esta pregunta ¿De verdad usted se quiere casar con el príncipe?
—Es la primera vez que alguien me hace esta pregunta —comento —La respuesta es sí.
—Princesa, usted no lo ama —afirma.
—A partir de los diez años he aprendido a separar mis sentimientos con lo que es mejor para mí. Además, mis padres se casaron solo por su deber con el reino y no por que se amaron, de hecho, nunca vi mostrar ningún afecto de amor entre ellos mismo.
Desde ahí no volvimos a hablar.
Pasa el tiempo y estoy empezando a extrañar a Atlas, tuve que dejarlo en el reino. Sin embargo, me siento tranquila porque el doctor Claudius lo está cuidando.
***
En la noche, Hadrianus me aviso que habíamos llegado al palacio, este es nuestro primer destino. Estando dentro del palacio sentí muchas emociones encontradas. Antes de que nuestros padres ascenderían al trono, una vez al mes, madre, padre, Honey y yo veníamos a este palacio a pasar tiempo en familia, era muy divertido. Padre y madre a veces nos contaba cuentos sobre los dioses, y el último día, íbamos a la playa a hacer fogata.
La playa. Tengo que ir allá.
Me encontraba en mis aposentos, me puse un vestido cómodo acompañado de un abrigo porque hace un poco de frío. Cuando estuvo a punto de salir del palacio, pero una voz me detuvo.
—¿A dónde va, princesa?
—No tengo porque decirte, Hadrianus.
Cierra sus ojos, suspira cansado, luego los abre y me da una mirada seria.
—No puede ir sola a estas horas, es muy tarde y necesita descansar.
—Entiendo, pero quiero ir. El palacio me trae muchos recuerdos en especial la playa, quiero aprovechar esta oportunidad de estar aquí, siento que está será la última vez que esté aquí. Además, sabes que me puedo cuidar sola.
—La última vez, ese joven cazarrecompensas le puso un cuchillo en el cuello.
Por instinto me toco el cuello, pero tiene razón.
—Entonces acompáñame —extiendo mi mano, invitándolo.
Hadrianus lo piensa. Él sabe que no cambiare opinión, me da una sonrisa y toma mi mano.
—Siempre estaré a su lado, mi Lady
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Editado: 09.02.2025