Afrodita

La luz de sol y el cacareo de una gallina, me despiertan. Me encuentro acostada en una cama muy dura. ¿Dónde estoy?

-Despertaste, Flora- la voz es de una mujer que esta apoyada al lado de la puerta. ¿Cómo sabe mi verdadero nombre?

-¿Quien eres?

-Afrodita, diosa del amor y de la belleza esta frente a ti.

Mi madre no mentía cuando me contaba sobre la belleza de la diosa Afrodita, lo primero que me llama la atención es el largo de su cabello que termina en sus caderas. El color de su cabello es un rubio muy claro, a comparacíon de mi madre, el color de su cabello es un rubio oscuro, sin embargo lo que comparte en común es de que ambas tienen el cabello ondualdo.

Dejando de lado el tema del cabello, hablemos de los hermosos ojos azules que tiene son como dos diamantes azules. El muy delgada y el color de su piel muy clara y su vestido es...

Es en ese momento me doy cuenta que lo que lleva puesto es un vestido blanco muy largo que toca el suelo, pero lo que más resalta es su escote, muestra mucho... sus senos.

-Estoy acostumbrada a que me miren, no te culpo, yo aveces no me canso de mirarme de lo hermosa que soy- la diosa Afrodita me da una sonrisa amable. 

Eso me recuerda que no fue nada amable en como me trato en mis aposentos. Observo el lugar en dónde estoy, es una cabaña. 

-¿De verdad eres la diosa Afrodita?- me cuesta creer que es ella.

-La pregunta me ofende, pero si soy yo -hace una reverencia alzando un poco su vestido y miro sus pies descalzos. 

-Disculpe, si la hice sentir así, pero hace un rato usted parecía una niña identica a mi hermana. 

-Te refieres a la hechicera Honey- dice muy sonriente.

-Espera, usted conoce a mi hermana, eso ¿significa que no esta desaparecidda? Pero ¡¿por qué no volvio al castillo?! ¿Dónde estuvo viviendo? ¿Cómo que se volvio una hechicera?

-Son muchas preguntas que me dan flojera responder- bosteza- además no soy la persona indicada para contestarlas, solo ella puede hacerlo. 

-Entonces llevame con ella, necesito verla, por favor. me retiro de la cama.

La puerta se abre y un hombre que se me hace conocido ingresa.