El don de Flora (borrador)

Miedo profundo

Crystal

 

Al día siguiente en la mañana nos encontramos en Terlas, un pueblo pesquero que cruza frontera con el reino Lira. Debería sentirme contenta por estar muy cerca en llegar a mi destino, sin embargo, no sabia que para cruzar al otro lado teníamos que atravesar el mar. 

Le tengo miedo al mar. 

Un solo pasó es lo que me falta para entrar al barco pero no puedo hacerlo.

-No iré, ¡Volvamos al castillo!- ordenó. Doy media vueta y huyo lo más rapido que puedo. Nadie, excepto una persona sabe que le tengo miedo al mar; es la princesa Daelyn, la culpable de este miedo.

Mi miedo es tan profundo como lo es el mar. Me niego a cruzar. No volveré a pasar esta humillacíon, no de nuevo. Recuerdos dolorosos vienen a mi como si fueran flechas atravesándome en mi mente. No puedo respirar bien. Necesito ayuda...

-¡Princesa Daelyn! -escuchó a Leela gritar asustada al momento que me tropiezo y caigo de rodillas.

La sangre y el dolor en las palmas de mis manos es un problema menor al momento que me doy cuenta que estoy perdiendo el control de mis emociones. Hadrianus viene a mi y me revisa mis manos a su lado está Leela con un botella y unas vendas.

-Le llevaré al carruaje, mi lady- sin mi permiso me lleva cargando en sus brazos.

Nuestros rostros estan cercan que puedo ver sus pecas en sus mejillas, sus ojos negros y su cabello de color negro es lo que resalta de su palida piel. No me gusta mostrar debilidad pero supongo que Hadrianus tiene algo que hace que me sienta en confianza, solo entonces, me atrevo a confesarle mi medo.

-Tengo miedo al mar -susurro en su oido. 

 Se sorprende un poco, me observa pero rápidamente vuelve a mirar al frente. Llegamos al carruaje, con delicadeza de me deja en el suelo para subir al carruaje. Leela también ingresa  y se encarga de curar las heridas de mis manos.

-Princesa, volveremos al palacio en unos momentos -dijo Hadrianus.

-¿Porqué quiere volver, princesa Crystal?- pregunta mirándome con preocupación.

Estoy dudando si debo contarle o no. Leela es más que una dama de compañia, pero creo que por el momento no se lo contaré.

-¿Con que derecho te atreves a cuestionar a la princesa, Leela?- Hadrianus observa a Leela enojado.

-Estoy preocupada, caballero Hadrianus. Si la princesa no asiste al Reino Lira quedará como una princesa que no cumple con su palabra. ¿Recuerdas que él principe Pedro mandó una carta diciendo que sería mejor que él viniera al reino Bellatore y no la princesa? 

Leela y Hadrianus hablan como si yo no estuviese aqui. 

-No, recíen me enteró lo de la carta- Hadrianus me observa, esperando una respuesta.

De repente, me siento como una niña que acaba de hacer una travezura, esperando su castigo. Sin embargo, me recuerdo que soy la princesa y futura reina que no merece que la hablen esa manera. Además, me doy cuenta que ahora me siento tranquila. Estar con ellos me hacen sentir bien.

-Leela, diles a los demás que ordeno que iremos al reino Lira. Si sacaron nuestras cosas que las vuelva a llevar al barco.

-Como ordene, princesa Crystal- sale del carruaje.

-Mi lady ¿Cómo subirá al barco si le tiene miedo al mar?

-No lo sé, pero Leela tiene razón; debo cumplir con mi palabra.

Despúes de un rato, Hadrianus, de la nada, da un aplauso haciéndome sobresaltar del susto.

-Tengo una idea - la sonrisa me transmite confianza.

-Dime ¿Cuál es tu idea?




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