Daelyn.
Estaba muy entusiasmada por el plan que tuve con Orión que olvidé lo más importante.
—Iremos cuando termines tu entrenamiento.
La felicidad que sentía en ese momento desapareció.
—¿Entrenamiento? —pregunte. Me acaricio mi cabeza suavemente.
—Te he estado observando mucho... pero no pienses mal —se apresuró a aclarar cuando vio que lo miraba sospechosamente. —Lo que intento decirte es que debes aprender a usar tus habilidades, la última vez que usaste tus poderes casi destrozas la isla de Afrodita.
—¿Y de quién es la culpa? —retiro su mano de mi cabeza.
—Fue mi culpa, lo admito, pero tenía que hacerlo —dijo seriamente.
—¿Por qué? —quiero llorar al recordar ese momento.
Se queda en un rato en silencio, por su expresión creo que está pensado en decirme o no. No lo quiero presionar debe tener sus razones, así que decido cambiar de tema.
—¿Creo que las diosas Perséfone o Deméter me iban a ayudar? Algo así me dijo Afrodita — ahora me siento nerviosa.
Él se siente aliviado por cambiar el tema.
—Si, siente curiosidad por ti.
—¿Por mí? —asiente.
—Tus habilidades tienen en común con los de ellas.
—Ah, es verdad.
De pronto nos quedamos en silencio. No me gusta el silencio, pienso que hablar, ¿Puede ser sobre...el reino Esmeralda? ¿O quizás...?
—De verdad, querías casarte con él a pesar de que te gusta otro hombre.
—hablas de mi compromiso— aseguro.
Ese día me parece muy lejano. Había olvidado al príncipe por completo, pero ahora que recuerdo él dijo algo como << Sabía que eras tú>> ¿Qué es lo que sabe sobre mí? Él me vio usando mi don. Muchas preguntas vienen a mi mente y creo que de nuevo estoy sintiendo que me ahogo. Respiro hondo.
—Si es cierto, creo que voy a necesitar tu ayuda.
—En que te puedo ayudar.
—Tú me dijiste que puedes hacer que los recuerdo olvidados de las personas... regresen o algo así.
—De todo ser vivo, en realidad. —asiento.
—Solo eso puedes hacer con la mente.
—Se directa.
—¿Puedes hacer lo contrario? Quiero que le hagas olvidar un recuerdo a alguien.
***
La llegada de ellas me pone muy nerviosa, muerdo mis uñas.
Estoy con afrodita y Orión en sus aposentos ellos tranquilos y yo caminando de un lado a otro. ¿Cómo será el entrenamiento? ¿Difícil o fácil?
—Ya están aquí —dice afrodita.
—¿Cómo lo sabe?
—Por esto —me muestra su pulsera que tiene una luz parpadeando.
La puerta se abre y mi corazón comienza a latir fuerte.
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Editado: 09.02.2025