29. Entrenamiento de Daelyn- parte 3

Daelyn

—Lo primero que harás es arreglar este desastre— señala todo lo que destruí en ese lugar. — La naturaleza no esa usa para destrozar o herir a alguien, a menos que ellos sean los primeros en comenzar.

Me siento un poco avergonzada por su regaño.

—Tienes que aprender a controlar tus emociones. —apunta con su dedo mi corazón. — sino lo haces esto... —vuelve señalar el lugar —siempre volverá a suceder.

Continuamos caminando hasta llegar a un árbol partido a mitad. Deméter apoya su palma en el tronco, cierra sus ojos un buen rato y de pronto el árbol le comienza crecer la otra parte que le faltaba. ¡Estoy sorprendida! ¡Es la primera vez que veo algo como esto! Ella arregló el árbol... ¿Podré hacer lo mismo?

—¡¿Cómo lo hiciste?!—preguntó muy entusiasmada.

—Solo le pase mi energía y se cumplió, pero solo se puede hacer eso cuando el árbol aún conserva su raíz en la tierra.

—Entiendo... Entonces solo le paso mi energía y... ¿listo?

—Si, eso es todo. Para pasarle tu energía debes sentir un calor dentro de tu cuerpo hasta que llegue a tus manos. No te olvides, solo puedes hacer eso cuando la raíz del ser vivo aún este en contacto con la tierra.

Deméter se va dejándome sola con los árboles y algunas doncellas huyendo de mi cuando me ven. Bueno solo debo ´pasarle mi energía y los árboles volverán como eran, sí, suena fácil, creo.

—Tú puedes, Dae... digo Flora— me animo a misma.

***

—No, no puedo hacerlo.

Ya es muy tarde y estoy muy cansada. No puedo sentir ese calor dentro de mí y no pude hacer que los árboles vuelvan como antes. Quiero llorar ¡¿Por qué no puedo hacer algo muy sencillo?

—Se debe a tus emociones.

Perséfone está sentada en las ramas de un árbol. ¿Por qué siento una extraña, pero calidad sensación cuando estoy cerca de ella?

—¿Mis emociones? No estoy molesta... bueno, ahora sí, pero antes no —digo a la defensiva.

Extiende su mano como estuviera pidiendo algo y una rama le entrega una manaza ¡En su propia mano!

—Si, como digas, niña. —Abro la boca, ofendida —Creo que tendré que ayudarte, pero a mi manera.

De pronto, siento un escalofrió, esa aura que siento no me gusta para nada menos cuando sonrió de forma malévola.

A partir de esta semana subiré capitulos casi diarios.