35. Confesiones

Daelyn

Siento nostalgia estar en mi aposento después de mucho tiempo, miro cada rincón de mi habitación, especialmente en mi balcón. Este era mi lugar seguro, pero ahora ya no lo siento así.

Crystal y yo estamos solas después de tanto tiempo, noto sus ojeras muy marcadas. Todo en ella se ve el cansancio.

—¿De qué quieres hablar? —toma asiento.

—Antes de empezar ¿puedo pedirte algo? —parece pensarlo.

—Depende.

—Seamos sinceras a partir de este momento.

Sonríe como si estuviera esperando este momento.

—Desde el momento que mi madre te trajo me sentí furiosa. No podía creer que una niña como tú se mezclara con nosotros, por eso mandaba a poner insectos en tu cama.

Ahora es mi turno.

—Yo...

—Aún no he terminado de hablar. Sabes lo que más rabia me da es de haberme quitado el amor de mi madre y de mi hermana. Ellas te querían más que a mí. Incluso por un momento creí que mi madre quería darte el trono a ti —se ríe — Eso nunca lo sabré porque está muerta, pero al menos me dejó a una hermosa hermana. Una que si comparte mi sangre.

—¿Qué?

—La reina murió después de dar a luz y mi padre murió antes.

Esto es mucho para mí, de nuevo, o quizás desde siempre mi presencia ha causado problemas. Sin embargo, no es que yo lo haya hecho apropósito. Mi madre murió y no estuve para ella.

—Perdón por haberte empujado en el barco y perdón por supuestamente haberte quitado el amor de mi madre y de Oni. Yo no quise empujarte del barco, pero una parte de mi quería hacerlo por todas las feas bromas y humillaciones que me hiciste pasar. Además, yo no pedí que me adoptaran.

Esto se siente genial, todo lo que he callado ahora lo puedo decir y se siente un alivio. Quiero sonreír, pero no es el momento.

—Siento ser la villana de tu vida. A partir de ahora ya no somos hermanas, solo espero que te vaya bien. Ah, antes que me vaya quiero irme con Orión, es el joven que se llevó tus caballeros.

—Espera aquí.

Se levanta y antes de salir dice lo siguiente:

—Que te vaya bien, Flora

—Muchas gracias, reina Crystal