En la ciudad natal de nuestro protagonista, Marco venía de una gran academia de la cual sus prodigios tienen vía directa al Dorado, la gran biblioteca del mundo donde todos los conocimientos de la humanidad se resguardan con celo, por eso todos lo piensan, incluyendo a Marco, el genio de nuestra historia que ahora se despide de sus amigos y familiares en una estación de tren, era una mañana hermosa y florida. Marco, un joven arrogante y con cazador y jean, estaba con unas botas negras y mirada tierna.
- Ya mamá calmate, te prometo que volveré cuando pueda- Dijo Marco abrazando a una señora mayor.
- Mi niño ya creció demasiado... el dorado queda muy lejos, recuerda por favor llamarme.- Dice la señora con vestida de flores y cabellera plateada.
- Está bien yo lo intentaré - justifica para luego caminar un paso tenue hacia el vagón, busca con su tiquete el haciento indicado.
Se vería cruzar los diferentes vagones del tren que flotaba por magnetismo después de todo era el año 2050 , el muchacho miraría su Uroboros, un aparato que se añade en la piel del brazo que se usa para poder usar internet y todas las aplicaciones conectadas a una red neuronal, Marcos ya llegando al asiento ve a un muchacho de pelo naranja y uniformado de militar azul celeste, Marcos se sienta al lado algo incómodo pero pretende ignorarlo usando su Uroboros.
- Vienes de astarl city, genial, genial, yo vengo de Duality de la academia militar - dice el chico enérgicamente mirando a Marcos.
- Si estás en lo correcto yo viví en Duality bonita ciudad - Dice Marco esto mientras desactiva su uroboros y lo mira con una sonrisa confiada.
- Me llamo Séneca un gusto en concierto, tengo 16 años. - Este estiende la mano cortésmente.
- Soy Marco, misma edad y el placer es mío - corresponde la mano de Séneca.
Este sería el inicio de una gran amistad, ambos hablarían sobre el dorado de una ciudadela enorme donde estos irían a ser los mejores en su respectiva academia. Ellos veían a través de la ventana las grandes montañas verdosas y agua cristalina, se veía en las puntas grandes molinos de viento, desde hace diez años el planeta dio un salto energético. Usando energías limpias y mejores que los recursos fósiles, el cielo se oscurece y una pregunta sale.
- Dime Marco en que eres especialista - Decía Séneca curioso mientras colocaba su cabeza en la ventana.
- Matemáticas en específico en geometría ¿y tú? - Dijo Marco
- Soy como un pez en el agua- Dijo Séneca burlón.
- Asi que eres atleta, espero que nuestras oficinas queden cerca - Dijo Marco.
- ¿ Oficina ? ¿Planeas ser directamente un intelectual ?- Dijo Séneca asombrado y curioso.}
- Claramente, de hecho, planeo ser Bibliotecario. - Dijo Marco mirándolo fijamente.
- ¿¡Que!? Ese rango es increíblemente alto, ¿no pecas de arrogante?- Dijo Séneca exaltado.
- No tengas la mente tan corta amigo mío, lo principal que puede hacer el humano es soñar y sé que puedo- Dijo Marco
- Yo quiero verte como avanzas en el Dorado.- Dijo Séneca para luego cerrar sus ojos y reposar
- Claro que lo haré no tengas duda de ello - Dijo este para luego enfrascarse en su Uroboros, viendo los horarios de entrada y el gran discurso que se dará,
El mundo del futuro asi era el Dorado, una biblioteca enorme fundada después de la crisis de los treinta. El padre fundador, Aristocles, era un lugar inmenso donde artistas, científicos, filósofos y genios se reunían. Era un lugar digno de admirar, al parecer el nombre proviene de un mito de una ciudad de oro, todo esto era investigado por Marco en el tren que ya las horas transcurrían y el cansancio le ganaba por mucho pero ya pronto cuando el sol nazca llegarán a lo que para muchos es un sueño llegar y para los aceptados su tierra prometida.
EL DORADO: OFICINA DEL BIBLIOTECARIO, NOCHE
Se veía en la gran oficina una mesa de madera enorme de frente y muchos libros en los alrededores, unos puestos en su sitio y otros regados al suelo. En la silla se veía a Quásar agitado y estresado acariciando la sien de su cabeza mientras giraba en la silla y choca con una enciclopedia cayendo de espaldas y lanzando un quejido al aire y luego sobándose la espalda al levantarse.
- Tsk Este no es un buen día para esto... - Dice Quásar quejándose entre dientes, sacude su toalla de cuerpo compleja de color rosado.
La gran puerta de madera adornada de oro que conectaría con la oficina del Bibliotecario se abría y se vería a Star ingresando al lugar, caminaba con cautela de no pisar los libros, este andaría con un traje de gala amarillo y una mirada de sorpresa por el desastre, se acercaría de modo pacífico a Quásar y se sentaría enfrente del escritorio.