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¿Quién hace sonar tristemente ese violín?

Un prisionero de sus sueños, un honesto traidor...

¿Cómo sus sueños vinieron a parar aquí?

Altivamente miró al Cielo, quiso ser, sin lugar a dudas el primero, Y terminó siendo el último en su heredad. Canta su triste canción, prisionero de otro prisionero, Él, que alguna vez fué el Señor Oscuro... No es más que un patético juego absurdo de doble sentido...

¿Cómo llegué aquí?. ¿Donde estoy?...

Estas justo donde me conviene que estés, sin saber ni recordar, Sin conocer ni entender, tan prisionera como yo... Pero envidiablemente ignorante.

¡Te amo!

Yo también mi amor, yo también.

¿Quien eres?

Soy la espada de Isaías.

En aquel día Jehová castigará con su espada dura, grande y fuerte al leviatán serpiente veloz, y al leviatán serpiente tortuosa; y matará al dragón que está en el mar. (Isaías 27:1)

Buena memoria pequeña niña, buena memoria...