El Dragon en la Roca

II

La segunda etapa fue suspendida, ambas partes hicieron caso omiso de nuestras advertencias, y cada uno presentó sus pruebas a su modo y parecer, desde un inicio manifestaron que estas se expondrían en una imagen tridimensional (Hubiera preferido ver un concierto de Hatsune Miku, personalmente), en un enorme lago de cristal al centro de un foro que recuerda mucho el aspecto del circo Romano en la época del Emperador Claudio, esto pasando por alto nuestra condición de hacerlo por escrito y con un control de testigos muy alto. Nuestra intención de tener algo de control en el espectáculo que ellos creen es un juicio, me sorprende. Es casi como si creyeran que un juicio es… como se ve en la televisión. Un show.

 

Este nuevo descalabro para los teatrales fines de los litigantes, es decir, nuestra negativa a considerar su espectáculo como un elemento convincente que calificar como una etapa procesal, causo gran descontento e incluso agresiones contra nosotros. Jamás creí escuchar tantas leperadas, incluso algunas nuevas… de labios de un “ángel”, y amenazas imposibles de un demonio… bueno, los pudimos distinguir cuando se enojaron, no pueden mantener una forma “humana” si pierden el control o se distraen. Esto seguido de una gran pelea a puñetazos entre estos dos… sus acompañantes… y momentos después, por todos los participantes en esa reunión. Era como ver una pelea de lucha libre en relevos australianos, pero con todos metidos en el ring… una Battle Royale pero sin el toque genial de Koushun Takami y el arte visual de Masayuki Taguchi, pero deficiente, sin armas y con mal gusto. Un verdadero manicomio.

 

Nos pusimos de pie ante este indignante espectáculo, y alzando la voz con fuerza y autoridad, el Jefe de Jueces, un Chamán con tatuajes del tipo aborígenes, de edad y sabiduría notables, cuya nacionalidad desconocemos, dijo con seriedad: “Resulta imperdonable ver tales conductas en seres que creen poder decidir el destino de una especie entera. No será tolerada semejante muestra de infantil berrinche bajo ninguna circunstancia. Y por supuesto, no vamos a volver a ver nada como esto. A partir de este momento, cada actuación se entregará por escrito, los testigos, si los pedimos, serán interrogados únicamente por el cuerpo de jueces en el orden y sentido que nosotros mismos decidamos, sin su intervención y consejo. No habrá más participación de los litigantes, y su papel se resume, en esperar nuestra sentencia… O bien, pueden simplemente reconocer su incompetencia y plena incapacidad para seguir un juicio y devolver todo al estado que guardaba previamente. ¿Cuál es su decisión?

 

Se preguntarán cómo es que elegimos al Chamán como Juez en Jefe, bueno… era necesario escoger un líder, alguien debía desempeñar esa función, dirigirnos, dar órdenes, coordinar, tomar decisiones en caso de empates, ser la voz de mando sobre gente acostumbrada a mandar y tener gente a sus órdenes … ok, no importa el argumento, simplemente era inevitable. Este hombre, cuyo nombre desconocemos, pues al preguntárselo nos dijo enigmáticamente “Sólo la Justicia importa, el que la dicta es sólo portador de aquella”… Este hombre reunía sabiduría, carácter, respeto y la mayor experiencia, pues si bien no tiene estudios formales, y sólo sabe leer y escribir… fue entrenado para impartir justicia en su tribu desde su más temprana infancia. Sus conocimientos de la naturaleza humana, psicología si se desea verlo así, sus avanzadísimos conceptos sobre lo justo (derecho en sí), sobre el respeto y valor respecto a las diferentes ideas y su tremenda experiencia… ya había dicho eso. Honestamente, nada de eso cuenta. Su presencia es aterradora, su mirada es la más madura y fuerte. Por instinto, sabemos que él es el líder indiscutible.

 

Los representantes de ambas partes se retiraron a deliberar, por lo que nos pareció un lapso de seis horas. Sus respuestas fueron que el juicio seguiría y que nuestra decisión sería absoluta e inapelable. A continuación, nos entregaron un documento firmado y sellado… Por Dios, y por el Dragón. E igualmente una hoja en blanco con sus firmas y sellos, un papel simple y sin efectos especiales o aspecto diferente… donde se debe asentar la sentencia. Con este acto, vimos la realidad, que sea lo que sea que se decida, sin importar la sentencia, ambos bandos acatarían esta, aún en contra de su voluntad.

 

Por primera vez sentí el peso de la posible sentencia.

 

La hora de comer (¡¿ya era hora!?), hasta donde tengo conocimiento la verdad es que mientras estemos aquí, no lo necesitamos, pero una cortesía es una cortesía, aún en el limbo… El menú es atractivo y elegante, vistosamente elaborado y con un toque ligeramente exótico, caviar beluga, pasta de aroma y vista exquisita, vinos de cosecha selecta, fresas con crema, postres y toda clase de platillos.

 

Todos comemos con apetito, pero la verdad lo hacemos más por gula y curiosidad que por el hambre, muchas de estas viandas son desconocidas para nosotros. El único que no reacciona de esa infantil forma, el chamán toma un plato con nueces diferentes, un plato con uvas sin semilla, y un poco de pescado ahumado bañado en salsa de manzana… los pone en una charola y se retira junto a una chimenea que llena el ambiente con aromas de resina y maderas finas, y se sienta en una alfombra hecha… posiblemente de pelo de tigre blanco.

 

Los demás terminamos la opípara comida con mil muestras de infantil satisfacción y hacemos lo único lógico, profesional, maduro, y políticamente correcto ante las abundantes sobras… ¡Guerra de comida!, una bola de puré de papas por allá, un pastel volando como en una película de Chaplin, directo al rostro de otro juez, una pasta de mermelada y cereal  volando justo frente a mi rostro (que esquivo por poco), un plato con mole contra la sien del Ruso, un improvisado sándwich de salmón en la cabeza del Irakí, un plato de crema de queso y espárragos sobre el cabello de Dorothy, un montón de comida sobre mi persona. ¡Ridículo!, pensarán todos, pero realmente muy necesario, estamos literalmente con el mundo sobre los hombros, esta racha de espléndida estupidez resulta muy, muy necesaria y…. ¿A quién quiero engañar?, no es cierto, nos divertíamos, sólo niños asustados y eso es todo.




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